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Malena Muyala.

Foto: Javier Calvelo

De todas partes viene

11 minutos de lectura
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Malena Muyala presenta el libro/disco “Pebeta de mi barrio”, que rastrea vínculos de vida con el tango en Montevideo.

Cuando Malena Muyala suba mañana al escenario del Auditorio Nacional Adela Reta va a ser la primera mujer en encabezar un concierto musical en esta sala. No es solamente eso, el concierto también es el cierre de un proyecto extraordinario -“Pebeta de mi barrio”- que la llevó a todos los escenarios de las cuatro esquinas de Montevideo y que fructificó con la edición de un libro/disco que reúne por un lado historias personales de narradores ignotos en relación a su contacto con el tango y, por el otro, un disco con versiones de las canciones que inspiraron esas historias. Estas canciones nutridas en el pasado, junto a un material nuevo orientado hacia el futuro, compondrán el repertorio de este concierto de características realmente especiales. Luego de haber sido pionera en una forma de interpretación femenina del tango -moderna, contenida y algo minimalista- que hizo escuela entre las cantantes locales, Muyala se consolidó como compositora con el disco “Viajera” (2007), en el que tanteaba los márgenes mismos del género tango, para luego pasar a este proyecto radicalmente experimental en su forma, pero de reconexión simultánea con la tradición tanguera. Un momento de inflexión y desarrollo de dos tendencias simultáneas en la obra de una artista que hace tiempo dejó de ser simplemente una cantante para volverse una autora personal e inclasificable en categorías rígidas. Sobre todos estos procesos de idas, vueltas y giros, y sobre qué significa la palabra “tango” a finales de 2012, conversamos con Malena Muyala.

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-¿Cómo surgió el proyecto de "Pebeta de mi barrio"?

-En realidad surgió en una charla informal con mi productora, donde empezamos a fantasear con la idea de poder ir a los barrios. Pero ir a los barrios de manera un poco diferente a lo habitual; no tanto tratando de buscar las salas y los teatros de los barrios, sino tratando de buscar algún espacio como para hacerlo. Ahí tuvimos la primera cuestión a resolver, que era conseguir esos lugares. Porque donde no hay una infraestructura para hacerlo hay que llevarla, y ahí empezó a crecer el proceso. Después vimos que eso era viable porque en un primer acercamiento a los CCZ y la intendencia hubo buena receptibilidad...

-¿Aprovecharon la infraestructura del Carnaval? Porque se me ocurre que es lo único en común en algunos barrios...

-Mirá, por un lado buscamos lugares como el Sacude o el Museo Blanes, pero también algunos más establecidos como el Museo del Carnaval o el Planetario... la Experimental de Malvín, variadito... Y así se fue armando todo, con la participación de muchos actores; como la idea era que fuera gratuito, obviamente fue importante la participación de los sponsors que nos acompañaron. Y después la complicidad de los músicos, porque de pronto les decíamos “¿qué les parece meter la cuerda de tambores del barrio, y los músicos encantados, les pasábamos las canciones a las cuerdas, metíamos un ensayito... Fue muy lindo y muy distendido; yo nunca sentí tensión desde lo artístico, nunca sentí que algo no fuera a salir. Todo fluyó naturalmente.

-En relación a lo que es un concierto en el Solís, o ahora en la Adela Reta, ¿qué tipo de experiencia fueron los conciertos? ¿Fue como cuando arrancaste o fue otra cosa?

-Fue algo atípico; era la primera vez que nos descentralizábamos de las salas. El último año me había presentado dos veces en el Solís, nada más. Yo estaba muy centrada en tocar en una sala, que es un lugar al que no sé si todo el mundo va. Porque si bien hay una especie de apertura, hay gente que no lo hace. Entonces el llevar tu espectáculo hasta el Sacude y hasta los barrios es muy interesante, porque vos sentís que la gente está como “aprontándose pa’ la visita”, como se dice en el interior. Veías a la gente mandándote mensajes por internet: “Mirá, Malena, que estamos esperando que llegues al barrio. Te quiero ir a ver pero hasta que llegues al barrio no voy”. Eso es muy lindo, eso de “yo me mantengo en mi lugar, en mi campo y el espectáculo viene a mí”.

-¿Cómo sentiste la experiencia como intérprete de pasar de esos espectáculos tan focalizados a agarrar ese tipo de dinámica?

-Me encantó; me encantó porque me permitió tener una cosa mucho más libre, de improvisación, porque los marcos de las salas grandes te llevan a tener un espectáculo mucho más guionado, más estructurado. Y esto de estar en el barrio hablando con la gente hacía surgir cosas espontáneamente. De pronto un vecino se apareció en el Planetario con la bandera del Club Atlético Universal de San José y me gritaba: “¡Malena! ¿Sos de Universal?”. Sí, claro que soy... viví toda la vida a la vuelta de la sede.

Entonces surgían cosas que eran de ese espectáculo y no de otro. En el Florencio Sánchez de El Cerro entró la cuerda entera de candombe al teatro, con mama vieja, con banderas... Cada cual en su barrio lo manejó como le pareció y nosotros nos fuimos adaptando a cada lugar. Eso fue un ejercicio de flexibilidad y de amoldarnos en cada circunstancia que fue muy enriquecedor.

-¿El repertorio que manejaste fue el del disco?

-No, lo curioso es que fuimos con una propuesta muy determinada, en la que había canciones de mi disco "Viajera", de mis discos anteriores, alguna composición nueva, pero básicamente era un repertorio conocido. Pero cuando culmina todo este proyecto, cuando la gente empieza a mandar sus historias y recuerdos, nos damos cuenta de que había más de 40 tangos, valses y milongas que la gente nombraba en sus relatos, y ahí es que surge la idea del disco "Pebeta de mi barrio", que no tiene canciones que hicimos en los conciertos, sino que tiene canciones que la gente nombraba. El disco vino atrás, fue fruto de "Pebeta de mi barrio".

-Ahora entiendo más la selección de canciones. Porque vos en "Viajera" te habías alejado un poco del tango y sobre todo de los estándares de tango. Y este disco es todo de clásicos...

-Sí, es superestándar, y eso fue todo un desafío para nosotros. Yo lo hablaba con Fredy [Pérez], que canta y toca la guitarra conmigo, porque estuvimos en Argentina y allá salió el disco, y las críticas coincidían en que era un repertorio superclásico, pero que al escucharlo parecía que se estaban escuchando esas canciones por primera vez. Y con Fredy decíamos que era bárbaro, que era un elogio maravilloso, porque si esas canciones habían salido desde la gente era que estaban totalmente arraigadas. Estamos hablando de “Desde el alma”, “Garufa”, “Adiós, mi barrio”, “Naranjo en flor”, “El día que me quieras”... Son canciones que te dan miedo. La gente ya tiene metido en sus oídos una versión del tema. Que en Argentina pusieran eso fue un alivio, porque nos podrían haber dado un palazo en la nuca terrible...

-Pero acá no hay tanto celo sobre el tango como en Argentina, donde parece que fuera un museo que no podés tocar...

-Ahora hay más apertura a la fusión... Pero como te decía, lo curioso de este concierto "Pebeta de mi barrio" es que si bien es un cierre a todo este proceso, a la vez trae un repertorio nuevo que eligió la gente.

-¿Cómo llegó a ser un libro?

-Lo primero fue la premisa de tirarle esa idea a la gente, que se arrimara trayendo un recuerdo, una anécdota y todo lo demás. No sabíamos cuál iba a ser la respuesta, por esa idea que tenemos de que los uruguayos somos un poco más recatados y reservados. Cuando uno empieza a leer el libro te das cuenta de que son cosas muy personales, que de pronto uno no piensa que se van a volcar así nomás. Pero cuando empezaron a llegar las historias nos sorprendió, porque en el libro hay 60 autores, pero llegaron 300 historias o más. Fue divino eso de poder hurgar cuánto tango hay en el sentir popular. Tantas veces hemos tirado la pelota de que el tango es más bien argentino y sin embargo hay una raíz fuertísima de tango en nuestro país, en Montevideo esencialmente. Si bien leí todo, yo no estuve en el proceso de selección, pero creo que quedó precioso y, como decía, de ahí elegí el repertorio.

-En el libro las anécdotas narradas rara vez tienen que ver con el período de génesis o auge de los tangos que se nombran... Es como un proceso de actualización.

-Es bien interesante esa apreciación. Porque nosotros no salimos a buscar una “historia del tango”, salimos a buscar qué tiene la gente de tango en su vida. En la tele salieron unos cortitos en los que la gente viene y me cuenta algo en tres o cuatro minutos. Algo que los relacionó con el tango. No nos costó mucho hacer las versiones de esas canciones, porque lo único que hicimos fue dejarlas fluir, ver cómo nos salía esa canción. El equipo de músicos con los que tengo la fortuna de estar trabajando, y yo misma, nos sentimos muy comprometidos con esta época en la que vivimos. No podemos expresarnos de otra forma que la actual, como personas que viven el 2012. Más complicado es cuando tratás de racionalizarlo, de decir “uy, hay como mil versiones” y empezar a buscarle la vuelta. Cuando te acordás ya te complicaste.

-Fue un proyecto muy original y novedoso, pero al mismo tiempo fue como un volver atrás al tango puro, cuando en "Viajera" parecía que buscabas separarte un poco de eso...

-Sí... yo lo pienso mucho cuando me dicen de afuera si estoy más cerca o lejos del “tango”, porque lo primero que me autopregunto es cómo definimos tango. Porque la historia del tango ha sido tan variada, ha tenido tantos exponentes. En algún momento la gente dijo “bueno, el tango se terminó de consolidar en tal década”. Cuando surge Troilo, surge Pugliese y las grandes orquestas, el apogeo. Y cuando uno habla de tango trata de referirse a eso. Por afortunadamente el tango también siguió viaje, salpicándonos con el período de su esplendor. Pero es muy difícil ceñirse a eso, a que hoy suene como eso. Yo creo que en "Viajera" lo que hice fue mantener una pata fuerte dentro del tango pero jugar también con esas músicas fraternas que tiene el tango, con la milonga, el candombe, el milongón. Me gusta mucho bucear por ese territorio.

-En el libro se menciona a una “Compañía Malena Muyala”. ¿Vos sentís que formaste una compañía de gente que va por el mismo lado?

-Yo siento que en este momento tengo un grupo de gente que está energéticamente en la misma onda en la que estoy yo, que me potencia mucho. En este espectáculo, que tiene mucho de teatral, todo un guionado, que tiene muchas partes en las pasa esto o esto otro, me siguen la cabeza con una atención y una concentración... Yo estaba viendo el otro día una filmación que me están haciendo en todo momento con una camarita y veía que todos estaban hablando y yo levantaba una mano y todos se callaban. Veías que todo el mundo escuchaba y asentía: “ahí cuando entra esa nota, suena el clarinete...”. Es un compromiso con toda la cosa, y además todo el mundo hace que crezca, todos están aportando cosas e ideas...

-Pero vos sos muy meticulosa en los detalles, nada de eso de “ustedes toquen y yo canto”...

-Nooo... De hecho a veces termina un ensayo y se ponen a reír porque yo estoy “¿y qué pasó con tal notita?”. Ellos saben que estoy pendiente de todo. Pero son unos tipos maravillosos. Yo siempre les transmití -porque así lo siento- cosas tipo “mirá que en este grupo no está Fredy Pérez porque yo preciso un guitarrista. Está Fredy Pérez porque yo quiero que esté él”. Y así se vive en el escenario y así lo percibe la gente. Un engranaje en el que hay un montón de piecitas que conforman un todo pero que cada una tiene su rol fundamental en el funcionamiento. Por eso me encanta lo de “compañía”, porque suena como una compañía teatral, como un circo...

-Que se llama “Malena Muyala”...

-Sí, pero yo les digo en broma, “¿vos tocás con Malena Muyala? Mirá que si a Malena Muyala le va mal, ustedes quedan horrible, remal parados...”

-En relación a lo de la “compañía teatral”, este show en la Adela Reta va a tener bastante de teatral, ¿no?

-Sí, está Marisa Bentancur en la puesta. Me parece que la sala misma tiene una majestuosidad que permite un montaje de obra. Yo me reía porque les decía a los músicos que les iba a mandar el guión y ellos “¿qué? ¡Mandanos el repertorio!” Pero ya saben que hay muchos otros elementos.

-¿Significa esto de "Pebeta de mi barrio" un paréntesis en tu faceta como compositora? ¿Seguiste trabajando por ese lado?

-Seguí trabajando por ese lado; en este espectáculo hay varias composiciones nuevas e inéditas. Puntualmente hay un milongón; precisaba un milongón para cerrar y tenía una frase en la cabeza. Y el otro día me preparé un mate y me salió el milongón entero, conectándome mucho con una vivencia que tuve de niña, de cuando Rosa Luna desfiló en San José. Y pensé, “qué curioso que me pude conectar con algo, con un recuerdo, y pudo salir esa canción”, y después me di cuenta de que no era casualidad, que después de toda esta vivencia de "Pebeta...”, de proponerle a la gente el ejercicio de conectarse con su infancia, yo hice el mismo ejercicio, y digo “gracias a la gente”, porque me mostró un camino. Pero estoy componiendo mucho para un disco que vamos a hacer en marzo; esto fue, como vos decías, como un paréntesis, porque no había espacio para la composición sino para salir a buscar qué tenía que decir la gente.

-Tengo la sensación de que "Viajera", que era un disco con muchos temas tuyos, te posicionó como compositora. ¿Sentís que eso cambió tu relación con tus colegas?

-Me pasó que algunos colegas me dijeran “qué buena que está ‘Ausente’ o ‘Viajera’”, y creo que me descubrieron en esa faceta. Algunos como Estela Magnone siempre me están incentivando con que tengo que componer más. Pero yo les digo que no es apretar un botoncito y que salgan canciones. Uno precisa sus tiempos, y además uno empieza en el camino de la composición, y también empieza a hacer muchas cosas que son parecidas. Por eso está bueno esto del milongón, porque encontré otro camino para conectarme con la composición. Sigo muy enchufada con lo que fue "Pebeta...”, porque siento que fue muy rico y todavía lo estoy procesando, pero creo que me mostró distintas alternativas, distintas temáticas para componer. Porque uno puede caer siempre en el mismo tema, más cuando estoy tratando de desprenderme de la composición de situaciones puntuales, de un vínculo con alguien... Me interesa más la composición más genérica, y eso lleva un trabajo de búsqueda.

-Me parece que "Viajera" en el aspecto compositivo de alguna forma se desprendía bastante de ese rótulo ocasional de “canción de mujer” que tienen otras compositoras actuales, y que era más bien un disco de un compositor/a, sin género en particular... Digo, obviamente escribís desde el punto de vista de una mujer, pero no me parece que te afiances de eso como distintivo.

-Exactamente; creo que los seres humanos somos almas en cuerpos. Hay un montón de cosas que te marca la sociedad, los parámetros de la sociedad y de roles que establece la sociedad para hombres y para mujeres... A mí me gusta mucho leer revistas científicas o de neurología, y hace poco leí un artículo que demostraba que el cerebro de un niño y de una niña son prácticamente iguales hasta los cinco años, y que ahí lo que se empezaba a diferenciar tenía que ver mucho con lo educacional. El varón reprimiendo sus emociones mientras que a la mujer se las fomenta. Vivimos en una sociedad en la que hay roles y formas, pero hay una cuestión esencial del ser humano que va más allá de lo que sea yo como mujer y vos como hombre. Y a mí no me interesa mucho ese mensaje de mi punto de vista como mujer. ¿Yo qué sé cuál es mi punto de vista como mujer? Yo soy Malena; vivo en este cuerpo, me tocó ser mujer en esta vida y trato de expresarme de una forma que siento que muchas veces se puede parecer al punto de vista de un hombre y que de pronto no se parece en nada al punto de vista de otras mujeres. Me interesa mucho más lo general en todo sentido humano

-Una visión general pero no de género...

-No, no de género. Yo soy muy defensora... me prendo de cuanta campaña exista de la defensa de la igualdad de género. Pero por el simple hecho de que creo que cualquier ser humano que pisa este planeta tiene que tener las mismas oportunidades y derechos. Sabemos que generalmente en relación a la mujer hay una cuestión de menos reconocimiento, de menos acceso a puestos de trabajo y de menor poder -porque todo pasa por una cuestión de poder-, y si yo que tengo un micrófono en la mano puedo hacer algo, bueno. Pero si fuera al revés estaría haciendo la campaña para el otro lado. La vida me dio la oportunidad y la fortuna de tener un hijo y que fuera un varón, de convivir con un varón y criar a un varón en esta sociedad. Y hoy en día al ver la concepción muy igualitaria que tiene él con respecto a la vida, con sus pares varones y mujeres, siento que el trabajo está bien hecho. Y eso empezó por casa, como tiene que empezar todo.

-¿Y salió artista también?

-Es un artista... para convencerme de todo lo que él quiere.

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