El Flaco Spinetta tenía apenas 17 años cuando fundó Almendra y, casi sin querer, el rock argentino y tenía 62 años cuando sus hijos hicieron saber que había dejado de existir. A pesar de los mensajes optimistas que el músico había dado luego de revelar públicamente en una emotiva carta, hace unas semanas, su condición de enfermo de cáncer de pulmón, en el ámbito periodístico cultural argentino se sabía que el estado de Luis Alberto Spinetta era crítico y que había pocas posibilidades de que se recuperara. La noticia de su muerte -conocida a últimas horas de la tarde de ayer- no fue una sorpresa, aunque no dejó de causar conmoción entre los miles de admiradores cuyas vidas fueron atravesadas por su mutante obra musical y poética.
Inmediatamente las redes sociales -al menos las de usuarios del Río de la Plata- se cubrieron casi en forma excluyente de doloridos mensajes en recuerdo del Flaco, y la celeridad de muchos obituarios subidos a las versiones digitales de los diarios dejaban en claro que estaban escritos en forma precautoria ante la evidencia de lo inevitable.
Obviamente, la noticia merece un repaso más detallado de la carrera y el legado del que posiblemente haya sido la figura crucial del rock del Río de la Plata, pero por ahora nos limitamos a dar esta noticia no menos triste por esperada.