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20.000 tarjetas BPS Prestaciones regirán desde octubre, pero falta lista de comercios adheridos.

En octubre serán 22.000 los hogares que cobrarán asignaciones familiares por medio de la tarjeta BPS Prestaciones, cuyos titulares descontarán 22% del Impuesto al Valor Agregado (IVA), aunque tendrán cierta “dificultad” para encontrar los comercios adheridos dado que aún no se ha publicado la lista. La iniciativa, que prevé el subsidio para la adquisición de la terminal electrónica por parte de los comerciantes así como un arancel de 1% sobre las ventas con la tarjeta, también impulsa el combate a la evasión fiscal.

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En conversación con la diaria, el presidente del Banco de Previsión Social (BPS), Ernesto Murro, explicó que las 2.000 tarjetas de BPS Prestaciones operativas desde setiembre se “multiplicarán por diez” en octubre lo que significó “una grata sorpresa”. La “aspiración” del equipo de gobierno que trabajó en la iniciativa es que los 290.000 hogares que reciben asignaciones familiares -“donde viven 530.000 niños y adolescentes”- se sumen a la “inclusión financiera”, detalló.

Las familias comprendidas seleccionaron una institución bancaria en la que se deposita el ingreso por concepto de asignación familiar. El trámite realizado por los usuarios, por medio del teléfono (dos tercios eligieron esta modalidad) o de internet (un tercio optó por esta forma), los habilita a retirar las tarjetas en la oficina del Correo que indicaran previamente. Si bien el presidente del BPS destacó la respuesta favorable del sector empresarial, reconoció que “una dificultad” que enfrenta el sistema es no contar con un listado de comercios habilitados. “Seguramente estaremos en miles de comercios. Antes de que se iniciara este proceso había 12.000 máquinas POS en Uruguay; nuestra idea es duplicar ese número pero sobre todo duplicarlo en el comercio de pueblo y de barrio”, afirmó Murro.

En Uruguay existen 160 comercios que aceptan la tarjeta Uruguay Social, los cuales deberán gestionar previamente con la empresa que les da servicio de POS para poder hacer lo propio con la BPS Prestaciones. Incorporar la tarjeta Uruguay Social, lanzada en 2006, “costó bastante más que esto”, sostuvo el subsecretario del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), Lauro Meléndez. “Había mayor informalidad, más descreimiento de los mecanismos electrónicos de compra y había que desplazar el viejo concepto de la entrega de canastas de alimentos”, enumeró. Si bien la tarjeta Uruguay Social “es un aporte”, no abarca la totalidad de lo que las familias destinan a la alimentación.

Entre ambas tarjetas hay diferencias; mientras que los usuarios de la Uruguay Social sólo pueden adquirir alimentos y vestimenta, los de BPS Prestaciones no tienen esta condición. Es una distinción que “tiene que ver con la trazabilidad de las compras”, precisó.

Por otro lado, mientras los beneficiarios del Mides cuentan con una tarjeta prepaga, los del BPS disponen de una de débito. Lo que comparten ambos sistemas es el descuento de 22% del IVA en los artículos, incluso en casos en que los productos no están gravados. “A medida que la cobertura sea más amplia, que la tecnología se vaya desarrollando y que los compromisos sean más profundos, también bajarán los costos”, proyectó Meléndez.

Debajo del colchón

La tendencia de los consumidores a utilizar medios de pago electrónicos es “mundial”, explicó el representante del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) Martín Vallicorba. La sustitución del pago en efectivo y de cheques “es creciente”, sin ir más lejos, en los países vecinos, ejemplificó. Si bien en Uruguay no existe una alta demanda de estos servicios “estamos convencidos de que tarde o temprano va a llegar la tarjeta de débito”, por lo que el Poder Ejecutivo tenía “dos opciones”: “Dejar que se diera naturalmente” el proceso o “transformarlo en un objetivo de política de gobierno pero que no excluya” a los sectores menos favorecidos, argumentó.

Las barreras que encontraban los comerciantes para implementar el pago por medio de tarjetas de débito se relacionaban con “los elevados niveles de los aranceles” en el mercado, lo que “escondía la heterogeneidad de los comercios”, sostuvo Vallicorba. La dispersión de aranceles era de 5%, entre el mínimo de 2% -que en general pagaba el comercio más grande- y el máximo de 7% para los comercios más pequeños, explicó el especialista. Las gestiones realizadas permitieron reducirlo a 2,5% y en BPS Prestaciones se ubica en 1%, comparó el representante del MEF.

En tanto, el presidente de la Asociación de Bancos Privados, Julio de Brun, mencionó las virtudes de la tarjeta relacionadas no sólo con el débito sino también con el crédito, y celebró la apuesta a combatir la informalidad en el comercio. “Hay muchos obstáculos para desplazar al dinero como medio de pago, entre otras, la economía informal. La existencia del billete, en toda economía moderna, significa la existencia del mercado informal”, afirmó.

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