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El ministro de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Eduardo Brenta, y la economista del Observatorio del Mercado de Trabajo del MTSS, Virginia Cabrera, en rueda de prensa, ayer, en la sala de actos Enrique Erro del ministerio.

Foto: Pablo Nogueira

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Brenta valoró la última ronda de negociación colectiva del gobierno como “la más exitosa”

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“Quizás ésta, contra todos los pronósticos, sea la ronda donde más convenios colectivos logren acordarse de todo el quinquenio”, anunció el ministro de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Eduardo Brenta, ayer en la presentación de los resultados preliminares de la última ronda de negociación colectiva del actual gobierno.

Brenta se refería a la cifra de 96,7% de acuerdos alcanzados por consenso de las tres partes que se registraron en esta ronda, que el ministro no dudó de calificar “exitosa”. Tan sólo 2,2% fueron acuerdos de dos partes entre trabajadores y empleadores, y 1,1% entre el Poder Ejecutivo y los trabajadores. Para Brenta, estos resultados muestran niveles de acuerdo “claramente superiores a rondas anteriores”, lo que fue valorado como una muestra de “confianza importante” en la herramienta de negociación colectiva.

Por otro lado, el ministro destacó el “cambio de calidad” que se percibe en la sucesión de rondas en cuanto al contenido de los convenios y la discusión sobre su duración. En esta ronda, 79% de los convenios se acordó a tres años y tan sólo 18% a dos años; el porcentaje restante, a cuatro o cinco años. “Esto indica madurez de las partes y confianza en las expectativas de la evolución de la economía del país”, evaluó Brenta, y valoró la longitud de los convenios beneficiosa para ambas partes. “Para los empresarios, que pueden planificar su actividad económica conscientes de los costos salariales de aquí a tres años, y por otro para los trabajadores, que pueden planificar su vida en función de la certeza en cuanto a la evolución de su salario”, explicó.

Durante el proceso, además, se lograron mantener algunos de los ejes esenciales planteados desde el MTSS, como que no haya pérdida de salario real en ninguna rama de actividad. Uno de los temas que más preocupaba a la Dirección Nacional de Trabajo (Dinatra) eran los llamados “salarios sumergidos”. En este sentido, la economista Virginia Cabrera, del Observatorio del Mercado de Trabajo, contó que 70% de los subgrupos que involucró esta ronda obtuvo el laudo mínimo para la negociación en 12.000 pesos. Éstos, además, representan 60% de los trabajadores.

Tal como lo había propuesto el Poder Ejecutivo, la mayoría de los acuerdos fueron con ajustes anuales, siendo julio el mes elegido en la gran parte de los casos para efectuarlos. Para la inflación, la mayoría utilizó como factor de ajuste el centro de la franja del rango meta del Banco Central (5%), al que se le sumó el correctivo por inflación pasada (2,25%). En cuanto al crecimiento, 11% tuvo en cuenta factores macroeconómicos y sectoriales para determinar el monto del ajuste real (utilizando indicadores o definiendo el nivel de crecimiento que correspondía). Asimismo, se dieron crecimientos diferenciales en función de los salarios sumergidos.

Enriqueciendo la negociación

Los salarios se complementaron con primas (por nocturnidad, antigüedad y presentismo) y con partidas especiales en especie, monetarias y por alimentación en horario de trabajo.

Por otro lado, se pautaron cláusulas relativas a condiciones y relaciones laborales, como ser las de salvaguarda, las de paz y solución de conflictos, de salud ocupacional, formación profesional y de definición de categorías. Algunos ejemplos que refieren a estas cláusulas son el fomento de la ley de empleo juvenil, la instalación de una comisión tripartita de salud e higiene laboral, la cobertura por parte de la empresa de los costos del carné de salud para los funcionarios y seguros de vida por accidentes en el trabajo. En cuanto a la formación profesional, Cabrera destacó la definición de un plan de capacitación para los trabajadores, con especial énfasis en el uso de maquinaria y seguridad, y en el otorgamiento de becas a solicitantes de cursos vespertinos o matutinos.

También hubo cláusulas relativas a género y a cuidados, como el otorgamiento de días libres por cuidados especiales para personas que tienen a cargo a otras con discapacidad; la instalación de guarderías para los hijos de los trabajadores; licencias a víctimas de violencia doméstica y día libre adicional para exámenes de Papanicolaou.

Para concluir, el ministro recordó que la gran mayoría de situaciones conflictivas que llegan a la Dinatra son resueltas mediante acuerdo “sin medidas por parte de los trabajadores”, lo que destacó como un cambio “en la lógica de relacionamiento entre trabajadores y empresarios”.

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