El PTIC se encuentra en una zona vinculada históricamente al desarrollo industrial; en particular, a los frigoríficos. Hoy se orienta a favorecer la instalación de micro, pequeñas y medianas empresas, cooperativas y empresas recuperadas por los trabajadores. Los emprendimientos que allí conviven son heterogéneos: alimentarios, metalúrgicos, del plástico y la madera, medioambientales, eléctricos, textiles, de servicios, vidrio y cartón y navales. En este sentido, “hay una intencionalidad política en cuanto a los emprendimientos que se instalan en el parque”, contó a la diaria el encargado de la gestión del PTIC, Guillermo Gonsalves.
A comienzo del año, el PTIC se había planteado dos objetivos fundamentales. Por un lado, desarrollar un nuevo modelo de gestión y hacerse propietario del nombre de “parque industrial”. Gonsalves contó que se buscó desarrollar de manera complementaria tres centros: uno de capacitación, uno de investigación tecnológica y un centro cultural. Los tres, dijo, están alineados con la meta de “intentar conectar el desarrollo de capacidades y habilidades con el del conocimiento, la cultura y el mundo del trabajo”. “Se busca que los trabajadores y empresarios, pero también los vecinos y las organizaciones sociales que están trabajando en el parque se apropien de él” y así, “contribuir al desarrollo de un Uruguay productivo con justicia social”.
Parque legal
El día de su aniversario el PTIC fue declarado Parque Industrial Público de la Intendencia de Montevideo (IM), constituyéndose en el más grande del país, con más de 80 emprendimientos y más de 900 trabajadores, cifra que corresponde a 60% de los empleados de la zona.
“Como parque industrial, es un instrumento de desarrollo tecnológico del territorio”, valoró Gonsalves, quien insistió en la necesidad de “articular, aprovechar la sinergia con otros parques industriales”. En este sentido, ejemplificó con el bachillerato tecnológico que se tiene pensado coordinar en conjunto con el Parque Tecnológico de Pando, y no descarta otro tipo de alianzas para 2014.
El año que viene también se pretende ampliar la oferta de capacitación, de 12 a 22 cursos. En cuanto a la investigación, se buscará “asociar las tecnologías apropiadas a los problemas reales que hoy tienen los diferentes sectores industriales”, como el “ahorro energético en el frenado del ómnibus” y “la mulchera, que es el nailon que utilizan los productores familiares para evitar usar agrotóxicos”. Destacó que “el valor agregado de los centros de capacitación y de investigación tecnológica son para apreciar a largo plazo”.
Hoy en día, hay 3.000 metros cuadrados disponibles para futuros emprendimientos en el parque. Para poder ingresar al complejo, los proyectos deberán presentar un plan de negocios y uno de obras, ya que “su ingreso requiere una inversión inicial, que será evaluado por un comité”, explicó el economista encargado. El modelo de gestión del parque es participativo e involucra a representantes de todos los organismos participantes: la IM, la Asociación de Promoción de Parques Industriales y Tecnológicos, las empresas autogestionadas y cooperativas del PTIC, la asociación de trabajadores del parque y la de trabajadores del PIT-CNT. “Tenemos expectativas de que, con la declaración de ‘parque tecnológico’, lleguemos a colmar la capacidad para 2014”. dijo y resaltó su “localización envidiable” desde el punto de vista geoestratégico.
Ideas inclusivas
En la evaluación del PTIC como herramienta de inclusión social también estuvieron presentes autoridades de distintos ámbitos. El rector de la Universidad de la República (Udelar), Rodrigo Arocena, consideró que los servicios de extensión podrían ayudar en este sentido. Según Arocena, “hay que hacer de la extensión una actividad curricularmente integrada a todas las carreras de la Udelar” en la búsqueda de estrechar el vínculo entre ocupación y educación. “En la actualidad, la tendencia a la exclusión social es enorme”, dijo, y aseguró que para evitarla “resulta absolutamente clave democratizar el conocimiento”.
El director nacional de Industrias, Sebastián Torres, dijo que “el objetivo último de la inclusión social va más allá del número de empresas y empresarios que existan”, y en este sentido sugirió “idear las teorías desde la práctica”, ejemplificando con los consejos sectoriales propuestos por la política industrial, como una “estrategia para la generación de empleo, captación de inversión, aumento de exportaciones y capacitación específica”.
Por otro lado, el presidente del Consejo Directivo Central, Wilson Netto, aseguró que las “tensiones a resolver” se focalizan principalmente en el vínculo entre educación y trabajo, y adelantó tres puntos a tener en cuenta: las estrategias de productividad, el ejercicio efectivo de los derechos de los trabajadores y el papel de la tecnología. “El trabajo debe ser un lugar de libertad y su organización debe ser planificada para el desarrollo de las personas”, concluyó.