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Eli-u Pena, Rossana Taddei y Samantha Navarro.

Foto: Gisselle Noroña, difusión

El nuestro no es encuentro casual

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Trovalina y la unión de las fuerzas solistas.

Mientras el olor a choripán se adueña de febrero y el humo empaña las bombitas amarillas de los templos de Momo, tres mujeres desafían todos los pronósticos para repetir una fórmula irresistible. Son Rossana Taddei, Samantha Navarro y Eli-u Pena, tres artistas conocidas de la escena local, que congregan hoy con sus canciones sin discriminación de géneros. Con la certeza de las entradas agotadas las tablas ya no crujen, amortiguadas por la alfombra de bullicio que rodea el escenario, secundadas por Gustavo Cheché Etchenique, Antonino Restuccia y Dany López, las Trovalina están listas para encantar. Ya ha pasado el primer miércoles de los tres que llenarán de canciones; restan el 13 (hoy) y el 27, a las 22.00 en Espacio Guambia, pero antes aprovechamos la oportunidad para descifrar la fórmula.

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-¿Cómo surge la idea de esta reunión musical?

Eli-u Pena: -La idea surge de la cabeza de Gustavo Cheché Etchenique, que en un momento de iluminación visualizó este trío encabezando un proyecto musical, en el que estuviera en juego lo que cada una de nosotras hace en sus shows solistas. Rossana y Samantha ya habían participado en algún proyecto juntas y habían quedado con ganas de retomar el encuentro en el escenario y en base a la idea de Cheché me convocaron y empezamos a juntarnos para este objetivo psicofísico cántico que denominamos Trovalina.

Rossana Taddei: -Con Samantha hicimos una cena porque cada vez que nos veíamos decíamos “tenemos que hacer algo juntas”, tratando de convocar a la entidad “Rosanta” (Rossana y Samantha), un ser creado en un ciclo que habíamos hecho juntas por 2000 o 2003.

Samantha Navarro: -En esa ocasión, éramos cuatro: Daniel Tatita Márquez, Nico Mora, Rossana y yo.

RT: -Ahí va, y “Rosanta” era el quinto elemento que se formaba en esa conjunción.

SN: -A partir de la idea de Cheché llegamos a la nueva fórmula que funciona como una droga que eleva el bienestar, enteramente legal, que es lo que pasa cuando vas a un espectáculo en general, y en éste más particularmente; de ahí proviene lo de “estimulante psicofísico cántico”.

RT: “Cantarolato al 33%” surge de un prospecto de medicamento que encontré en el baño. De allí este espectáculo que primero se hizo en El Galpón con el apoyo del Fortalecimiento de las Artes y AUDEM (un programa nuevo que el próximo año se repetirá), que fue lo que permitió que debutáramos el 14 de noviembre en la sala grande del teatro.

-¿Al principio la idea englobaba un show puntual o el proyecto ya abarcaba estos shows en Guambia y apuntaba a composiciones conjuntas?

EP: -Se maneja paso a paso. El primer objetivo fue la reunión en la que cada una invitó a un músico para hacer la instrumentación de la banda y conformar el equipo. De ahí que Rossana naturalmente convoca a Cheché (batería), que fue el ideólogo, Samantha invitó a Danny López (teclados), con quien también comparten la música, y yo convoqué a Antonino Restuccia (bajo), con quien supe tocar en gran parte de mi asunto. A partir de ahí generamos el repertorio en el que cada una propuso siete canciones y arrancamos a ensayar y generar las voces y demás asuntos.

-¿Cada una eligió las canciones de sus propios repertorios solistas o hubo pedidos especiales de no dejar tal o cual afuera por parte de las demás?

SN: -Después sí, porque yo ya tenía “Poder sonreír” elegida, una canción de Rossana que me encanta para cantar hace tiempo. De hecho ya lo había hecho para otro espectáculo, previo permiso. Después ella me dijo lo mismo de mi canción “Analía”, entonces ya teníamos el cruce.

EP: -Claro, ellos con Minimalmambo [Taddei-Etchenique] tocan “Mandolín”, entonces las cosas estaban un poco dadas, y otras fueron surgiendo.

-Ahora ya es un éxito y se agotaron las entradas en ambas oportunidades. ¿Cuál es el futuro de Trovalina?

EP: -Está todo un poco librado a la improvisación de la vida misma. Nosotros podemos proyectar y pensar en trabajar cinco años con el proyecto pero en realidad es algo que se va dando naturalmente. Igual manejamos un margen de proyección, por ejemplo, al regreso de Europa de Rossana y Cheché pensamos retomar y existe la posibilidad de hacer otro show.

-Rossana Taddei aparece en escena en la década del 80, Samantha en los 90 y Eli-u en el 2000, todas proceden de lugares diferentes. ¿Tres artistas que nacen en décadas diferentes dónde convergen? ¿En el pop?

RT: -Yo me vengo alejando del pop... es difícil etiquetar porque va cambiando todo el tiempo.

EP: -Y... yo no sé si estoy muy dentro del pop...

A coro: -¡Somos degeneradas!

RT: -Estaría bueno resaltar que las tres estamos dentro de lo que es la canción y la abordamos desde la fusión, por eso la afinidad. A mí me gusta ir a ver a Samantha y a Eli-u porque es rico lo que va pasando y aparecen muchas cosas que las podés visualizar si hacés un análisis. Vas visualizando los diversos géneros, pero no podés encasillarlo en ninguno. Es lo lindo de esto. Trovalina genera eso también en el concierto, te pasea desde una cumbia que Samantha construye a través de un electrodoméstico, que puede ser medio surrealista, se mete en una poesía de Humberto Megget que también está en lo surrealista pero el sonido que sale de ahí es más... espiritual, tiene una base más andina, afro… es sólo voz y batería y no se mete en ningún casillero tampoco y de ahí nos vamos a un blues como “Bau del aire”, de Príncipe, cantado por Eli-u, que al rato está cantando un candombe. El rock creo que está intrínseco en las tres...

EP: -Sí, la idea de fusión engloba más lo ecléctico del repertorio de cada una, porque no podés decir: “ah, mirá, todos estos temas que son más rockeros son de...”; cada una tiene un poco y un poco dentro de su propio repertorio, obviamente que si tenés conocimiento previo sobre de quién es el tema lo vas a identificar, si no tampoco está tan claro.

RT: -Hay unidad porque existe esa degeneración... ¿Cómo se dice...? Que no tiene género. La canción, la voz, el canto, las tres tenemos bien trabajada esa parte. Los músicos con los que tocamos poseen los mismos ingredientes, son muy versátiles, pueden tocar cualquier ritmo y adaptarse a cualquier género. Por suerte, eso ocurre mucho en Uruguay y no tanto afuera, los músicos uruguayos tienen esa condición y está buenísimo.

-¿Cuál es el aporte de Trovalina para el camino individual de cada una de ustedes?

EP: -Complementario, porque a cada una le aporta esta conjunción para su propio show. Es un aprendizaje mutuo que no resta, sino que suma a lo individual.

SN: -Está buenísimo en cuanto a la riqueza de la música, porque compartís mucho más, entonces se genera algo sumamente placentero en la acción de la música, y en tus shows estás de alguna manera más sola. Aquí las canciones convergen entre sí, juegan.

RT: -Intercambiamos las canciones como juguetes.

EP: -Eso a mí me gusta mucho.

SN: -También la complicidad de la otra parte sobre tu trabajo. El tirarte para adelante.

-Hay una tradición en grupos femeninos de tres integrantes en la escena local: Travesía, Las Tres… ¿Por qué tres?

SN: -Para la conga es bárbaro el tres.

EP: -Porque el destino así lo quiso...

RT: -Como dice la canción de Príncipe que está en el repertorio: “lo nuestro no es encuentro casual”, y se dio así, espontáneo, fluye naturalmente y no hay trancas.

-Tres, o cuatro, porque está Gustavo Príncipe Pena, de alguna manera, involucrado en este asunto por medio de sus canciones que interpretan.

EP: -También.

SN: -Es un maestro y es una energía alucinante que se percibe. Es muy lindo, genera alegría y un presente. Ni que hablar de toda la filosofía. Por ejemplo, yo hace tres días que tengo ese tema, “Casual”, en la radio del cráneo, sonando todo el tiempo y me encanta.

RT: -No es que lo conversemos mucho, pero lo estamos hablando ahora: las presencias, las distintas energías que aparecen a través de la música, que no se ven pero están. Cuando uno interpreta una música de alguien que no está, a mi sutil modo de ver es como que se trae esa energía al lugar. Siento que la gente está respirando eso. Se genera una armonía hermosa.

SN: -Deberíamos convocar a la doctora Rosameli-u para que te hable del tema.

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