Esta herramienta, que está estudiando el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), requiere para su diseño de información histórica sobre un parámetro climático y del monitoreo satelital del territorio analizado. En conversación con la diaria, la asesora en Gestión de Riesgos y Seguros del MGAP, María Methol, explicó que existe especial interés en el seguro tanto porque en las sequías “las pérdidas son muy grandes y el sector asegurador no tiene condiciones de asumir ese riesgo” como porque se puede “disparar rápidamente para evitar pérdidas” en el largo plazo.
El estudio, acotado al rubro ganadero en una primera instancia, requiere de 30 años de información sobre una variable climática para ser acreditado por las empresas reaseguradoras. “Se ajusta una variable que está relacionada a la pérdida; pueden ser las precipitaciones, el índice verde o el de pasturas”, enumeró la especialista.
La elección del sector ganadero radica en que “en las últimas sequías ha pasado que las pérdidas mayores se dan en el porcentaje de procreo”, según precisó. En otras palabras, “las vacas pierden terneros o no se llegan a preñar, o el ternero no se desarrolla bien”, lo que aumenta el riesgo a futuro, sostuvo Methol.
El índice verde es la variable que se seleccionó en el estudio para monitorear; de acuerdo al comportamiento pasado y presente de las pasturas se puede prever qué pasará. “Lo que pensamos es que si se llega a ese umbral en el que la pastura está frente a una sequía, este seguro dispararía cierta cantidad de dinero para que el productor pueda comprar ración o suplemento para complementar”, ejemplificó.
Flash prestado
Si bien los seguros de índice tienen diez años en el mercado, aún no son muy populares, entre otros factores por sus exigentes requerimientos de información. Para su estudio el MGAP contó con una donación del Banco Mundial que permitió contratar al Laboratorio de Teledetección de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que, en conjunto con instituciones nacionales, trabaja en la conformación de la información histórica. La UBA “tiene información de más largo plazo, desde 1980 esos satélites pasan y agarran parte de Uruguay y de Argentina”, detalló Methol.
El proyecto será difundido a fines de mayo por el MGAP y las demás instituciones involucradas. “Fue necesario el estudio de una serie continua de probabilidad de ocurrencias de anomalías del índice verde, sobre todo en los territorios de ganadería extensiva de Uruguay”, describió.
Frente o fondo
La contratación de pólizas de seguros de índice implicaría un cambio de paradigma, tanto en la distribución de las indemnizaciones en períodos de sequía como en el costo que debería, en el mejor de los casos, compartir el Estado con empresas privadas. En este sentido, la entrevistada admitió que “son seguros caros”, pero que “la producción agropecuaria es muy importante por la seguridad alimentaria, y más para los países exportadores, en los que ya se ha estudiado que es mucho más eficiente poner dinero en el desarrollo de un seguro que apoyar con un fondo de emergencia”, señaló.
Si bien no se tienen estimaciones definitivas, de los datos preliminares se evaluará el costo por unidad ganadera: “Si lo quiere comprar un productor individual es un poco caro, pero si el Estado lo subsidia puede ser más accesible”. Por otro lado, si hay una sequía se dispone de más dinero que en el caso de acudir a un fondo de emergencia, lo que se estimará según el período de sequía y por animal, es decir, “lo equivalente en kilos de ración por día durante los meses de sequía”, señaló Methol.
El Banco de Seguros del Estado (BSE) y la argentina Sarcos Seguros fueron las empresas que mostraron interés en los seguros de índice. En contacto con la diaria, el especialista en seguros agropecuarios del BSE Jorge Muzante dijo: “A nuestro entender los seguros de índice son el complemento ideal para que el país tenga un sistema integral, dado que su estructura es ideal para cubrir riesgos en los cuales el seguro tradicional no ha logrado constituir una solución”. Además, se refirió a otros sectores que se ven afectados por otros eventos climáticos, como “los excesos de lluvia en la cosecha de las plantaciones hortícolas o las heladas que afectan los rendimientos en el azúcar de la caña”, afirmó.
El riesgo de sequía en la ganadería será puesto a prueba en un proyecto piloto que se realizará en los próximos meses, pero también, señaló el entrevistado, se verificará en el sector hortícola (convenio MGAP-Banco Interamericano de Desarrollo). Además, confirmó que existen avances con Alcoholes del Uruguay para cubrir con seguros de índice el área de heladas en las plantaciones de caña de azúcar. El mercado de los seguros aumentó y superó el crecimiento económico. “Particularmente el área asegurada por el BSE en los últimos tres años viene creciendo en promedio 10% por zafra, lo que significa un crecimiento superior al del área cultivada”, resaltó el especialista. El BSE, que tiene 47% del mercado rural de seguros, ha visto también crecer la competencia: “De dos compañías que operaban en el rubro rural hoy tenemos cinco”.