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Héctor Timerman, Miguel Galuccio, Cristina Fernández, José Mujica, Roberto Kreimerman y Raúl Sendic, ayer, en el acto inaugural de la planta desulfurizadora de ANCAP.

Foto: Pablo Nogueira

Sin olor a azufre

3 minutos de lectura
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Autoridades uruguayas y argentinas inauguraron planta desulfurizadora en la que invirtieron y suscribieron acuerdos de comercio y cooperación.

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Ayer se inauguró la planta desulfurizadora en la refinería de La Teja, evento en el que además se bautizó la refinería como Eduardo Acevedo Vázquez, en honor al primer presidente del directorio de ANCAP.

La planta instalada al suroeste del puerto de Montevideo es la única del país y refina aproximadamente 40.000 barriles de petróleo crudo por día, lo que implica un procesamiento diario de seis millones de litros. La nueva planta desulfurizadora, en la que ANCAP y la recientemente estatizada petrolera argentina YPF invirtieron 360 millones de dólares, permitirá desarrollar una nueva generación de combustibles limpios que reducirán 99,5% el azufre en el gasoil y 85% en las naftas. El azufre recuperado tendrá a su vez un destino económico: será utilizado en la industria de fertilizantes.

Raúl Sendic, presidente de ANCAP, calificó a la nueva planta como “uno de los hitos más importantes de este período de gobierno”. Indicó que va a “asegurar el negocio de la refinación, que, a su vez, asegurará soberanía e independencia energética al país”. Además de “brindar un mejor desempeño y durabilidad a los vehículos”, reducirá “sensiblemente” el impacto ambiental mediante la “mejora de la calidad del aire”, agregó. Destacó que con la puesta en marcha de la nueva planta Uruguay dejará de importar gasoil, lo que tendrá como efecto, según el presidente de ANCAP, la reducción del precio de ese combustible en el mercado local.

El titular del ente destacó que la obra implicó “más de ocho millones de horas hombre” e involucró hasta 2.600 trabajadores en los momentos pico. El proceso comprendió también 600.000 horas de capacitación laboral a 1.600 trabajadores mediante un acuerdo con la Universidad de la República, lo que permitió la “reclasificación” de las categorías de 1.200 de ellos.

Invitado por el directorio de ANCAP a la oratoria, el dirigente sindical Marcelo Abdala coincidió en que el proyecto “tiene que ver con el desarrollo integral de la nación”. También mencionó la participación que tanto trabajadores como empresas tuvieron en la planificación y el desarrollo de las obras. “Todo esto nos permite confirmar que las empresas públicas no son sólo importantes por los bienes y servicios que ofrecen, sino que tienen un rol principal como motor de nuestro desarrollo industrial, productivo y social”, agregó. Por otra parte, adelantó que existe un “afán de Alas del Uruguay [cooperativa conformada por los ex trabajadores de PLUNA] de ser clientes de ANCAP en el combustible que va a precisar” la empresa.

El presidente de la República, José Mujica, sostuvo que esta planta genera la oportunidad de “seguir en el circuito”, ya que “los motores contemporáneos no bancan más el azufre”. Respecto del papel de las empresas públicas, dijo: “Necesitamos revigorizar la capacidad creadora del Estado [...] porque, para una pequeña nación, esto es fundamental; no alcanza con decir que es la propiedad del pueblo, hay que sentirlo así”. “Cualquiera sean nuestras diferencias, componemos una familia pequeña que no se puede dar el lujo de separarse”, dijo, y lamentó que la oposición no estuviera presente en el acto.

Entendidos

En esta ocasión, además, los presidentes del ente estatal y de la petrolera argentina firmaron un “acuerdo de entendimiento” que parte del “interés de analizar posibles sinergias en los mercados de gas natural en forma conjunta”, con el fin de promover la “optimización y el desarrollo energético de ambos países”. El acuerdo permitirá que Gas Sayago, empresa conformada por UTE y ANCAP, exporte el excedente de gas que se producirá cuando esté operativa la planta: “Unos cinco millones de metros cúbicos al día, la mitad de lo que se producirá”, había acotado Sendic.

Por su parte, el presidente de YPF, Miguel Galuccio, sostuvo que la inversión de la petrolera argentina para el desarrollo de esta planta “abrió la perspectiva a otras fuentes de cooperación”, y ejemplificó: el registro de sísmica por parte de YPF en aguas profundas de la cuenca bilateral; compartir conocimientos por intermedio de Sustenta, un programa de YPF para “mejorar la productividad, competitividad y calidad de sus proveedores mediante la innovación tecnológica, la diversificación productiva y la formación de nuevas competencias”; y la participación de ANCAP “en el desarrollo de recursos no convencionales” en Argentina.

Llave, foto y beso

En medio de cánticos de los seguidores de la presidenta argentina, Cristina Fernández, la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, le entregó la llave de la ciudad. Además, le regaló una foto de cuando el entonces intendente de la capital Mariano Arana le había entregado la llave al ex presidente argentino Néstor Kirchner.

Olivera consideró que el acto es “de protocolo”, pero simultáneamente destacó que “tiene que ver con la vocación vinculada al proceso de integración regional”, que “va mucho más allá de los lazos comerciales”. Mujica recalcó la importancia de la integración “no como una cuestión de izquierda, centro o derecha sino como una de ser o no ser”. Fernández, por su parte, agradeció y consideró que “los honores y los títulos nunca son para las personas, sino para la representación popular que los cargos tienen”.

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