Si bien su etapa más notoria fue en los años 60, cuando formó parte del ya mencionado Miles Davie’s Quintet, junto con Hancock, el baterista Tony Williams y el saxofonista Wayne Shorter, Carter participó en la grabación de más de 2.500 discos y desarrolló una carrera solista en la que transitó por las más diversas formaciones y subgéneros del jazz. Educado en la Manhattan School Music, Carter comenzó su carrera tocando con el extraordinario multiinstrumentista Eric Dolphy y llamó la atención de Davis, quien lo convocó para lo que sería un auténtico supergrupo de talentos jóvenes. Luego de un período de experimentación con el bajo eléctrico, Carter abandonó en forma definitiva ese instrumento para dedicarse con exclusividad al contrabajo y convertirse en uno de los músicos más solicitados y respetados de la escena jazzera. Desbordando el rol en ocasiones subordinado que se le da al contrabajo, Carter fue arreglador, director de orquesta e incluso uno de los musicalizadores de Round Midnight (Bertrand Tavernier), una de las mejores películas sobre jazz que se hayan hecho nunca, y que le mereció un Gram- my por el tema “Call Sheet Blues”.
Su elegancia y su gusto por la música clásica (grabó discos de versiones jazzeras de Bach) han hecho que se lo considere parte de la Tercera Corriente postulada por el crítico y músico Gunther Schuller, caracterizada por su intención de abolir las fronteras entre la música clásica y el jazz contemporáneo. Sin embargo, el trabajo de Carter es tan amplio que difícilmente se lo pueda suscribir a una escuela musical en particular. Colaboró incluso con músicos ajenos al jazz como la cantante Grace Slick, el poeta Gil Scott-Heron y la banda de hip-hop A Tribe Called West.
Su gigantesca discografía (sólo como solista editó cerca de 40 discos) lo llevó a tocar con músicos del calibre de Stan Getz, Chet Baker, Antônio Carlos Jobim, Gato Barbieri, Billy Cobham, Chick Corea, Don Ellis, Bill Frisell, Red Garland, Coleman Hawkins, Wes Montgomery, Bill Evans, Cannonball Adderley, Hermeto Pascoal, Sam Rivers, McCoy Tyner... es decir, prácticamente la totalidad de los músicos de jazz o fusión importantes de las últimas décadas del siglo XX. A los 76 años sigue grabando y tocando en forma infatigable, y ahora se presenta con una formación de trío que completan el guitarrista Russell Malone -un conocido seguidor del estilo de Wes Montgomery, joven para los estándares del jazz, con apenas 49 años- y el pianista de origen nicaragüense Donald Vega. Es con esta formación que se presentará el 30 de setiembre en el Auditorio nacional Adela Reta del SODRE, ofreciendo una oportunidad única de disfrutar a un auténtico maestro del contrabajo. Parco, obsesionado con el sonido de su instrumento y el rol del éste en una formación, Carter accedió a conversar en exclusiva con la diaria acerca de su próximo concierto y su extraordinaria experiencia musical.
-¿Es un lector regular de entrevistas a músicos o a artistas de su interés?
-Si dispongo del tiempo necesario, me manejo como para monitorear cómo los escritores construyen las preguntas y cómo los artistas las responden. Al mismo tiempo, me interesa ver qué criterio de edición utilizan los periodistas para mis respuestas. Así que la respuesta a tu pregunta sería que sí, estoy bastante al tanto de las entrevistas.
-Usted ha tocado en dúos, tríos, cuartetos, quintetos y orquestas de gran porte. ¿Qué formación prefiere, y qué características destacaría de cada una a la hora de hacer jazz?
-En cada una de esas formaciones es importante que los miembros respeten al bajista, le permitan llevar adelante su tarea y cumplir con sus responsabilidades, y para esto, no importa el tamaño de la orquesta.
-¿Cuáles serían las responsabilidades de un bajista?
-Tocar bien los cambios, tocar las notas correctas y tocar en tempo para que genere la atmósfera de profesionalismo general sobre la que va a tocar el resto del grupo. Yo tengo que hacer todas esas cosas.
-Su estilo se destaca por ser melódico, algo que no es común en los contrabajistas de jazz. ¿Qué opina al respecto?
-Eso es algo que los críticos deben decidir, yo no hago esas cosas. Yo no me pongo a describir ni mi estilo ni mis composiciones, ése es tu trabajo. Yo sólo toco el bajo, tu trabajo es describírselo a los lectores.
-¿Hubo un momento en su carrera en el que sintiera que encontró su estilo, su propia voz?
-Toqué con Randy Weston [pianista de jazz neoyorquino discípulo de Thelonious Monk] durante un año y con Bobby Timmons [pianista y compositor de jazz conocido especialmente como miembro de los Jazz Messengers de Art Blakey] durante nueve meses y creo que fue con esos dos músicos que encontré una forma de tocar el bajo que luego decidí profundizar.
-También tocó con Tony Williams, un baterista muy particular que revolucionó la forma de tocar ese instrumento. ¿Cómo fue experiencia?
-No entiendo bien a qué te referís con “experiencia”, pero lo que te puedo decir es que disfruté cada momento cuando tocamos juntos y que lamento mucho que ya no esté entre nosotros.
-¿En qué cualidades se fija a la hora de elegir un baterista para que toque sus composiciones?
-Cómo afina los tambores, qué platos usa y qué tan consciente es de mi forma de tocar las notas en el bajo; ver qué es lo que hace para llevar la canción al tempo que le pertenece.
-¿Ya tiene decidido qué va a tocar cuando venga a Montevideo?
-No lo tengo pensado, todavía tengo tiempo para decidirlo. Pero quedate tranquilo que tengo programado hacer un concierto realmente bueno.
-¿Qué músicos lo acompañan en esta gira?
-Russell Malone, con quien toco desde hace 15 años, en guitarra y Donald Vega en piano. Con Vega estamos tocando desde hace dos años.
-¿Hace mucho que toca sin baterista? En muchos estilos es común que la base de la música se sostenga en la conjunción de la batería y el bajo.
-Toqué sin baterista muchas veces desde 1975. En la formación en la que toco, a veces la base la hago yo, a veces el piano y a veces la guitarra. Me siento cómodo tocando de esta forma, sin la batería. En mi mente no hago esos juicios.
-¿En qué ha cambiado su forma de tocar con respecto a los años 60?
-Estoy empezando a extrañar el sonido que tenía cuando acompañaba a un gran solista, pienso que sería lindo estar haciendo eso.
-¿Piensa que los avances tecnológicos en los micrófonos y amplificadores cambiaron la forma de tocar el bajo?
-Los avances en la amplificación hacen que los arreglos sean más escuchables y que la gente pueda escuchar lo que está tocando el bajista, y darle a eso un lugar de jerarquía. Pero el problema es que no hay “sonido” en el amplificador, solamente te va a hacer sonar más alto. El tema es el sonido que ejecutás en el instrumento.