Ingresá

Carlos Weiske durante la entrevista con la diaria. / Foto: Javier Calvelo

El gran desafine

12 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Sudei vive un polémico conflicto interno.

La Sociedad Uruguaya de Artistas Intérpretes (Sudei) ha sido acusada de realizar un “golpe de Estado”, luego de que el Consejo Directivo expulsara al presidente electo, Carlos Weiske. Esta medida fue ratificada en la asamblea extraordinaria del martes, en la que -según denuncian varios artistas- se produjeron reiteradas irregularidades.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Alguien envía un mail personal a un amigo, que luego se termina filtrando. Un grupo de personas se sienten agraviadas, y el autor -presidente electo de una institución por 65% de los socios- es expulsado sin que se ofrezcan argumentos que respalden la medida. Tampoco se proponen realizar nuevamente la elección. Esto es lo que ha sucedido a partir de junio en Sudei, la sociedad de gestión colectiva encargada de recaudar y distribuir los montos originados por la difusión de los artistas uruguayos en los medios de comunicación pública, como también en salas bailables, discotecas, pubs y locales comerciales.

El 3 de junio, Carlos Weiske, compositor, docente y contrabajista de la Orquesta Filarmónica de Montevideo, fue reelecto como presidente de Sudei. Según dijo a la diaria, cuando asumió la presidencia en 2010, la institución “ya contaba con muchas problemáticas en cuanto a la distribución de dinero”, además de que muchos artistas -de todos los géneros musicales- se sentían molestos “porque no se distribuía el efectivo de acuerdo a lo que realmente se estaba pasando en los medios”.

Fue junto a estos artistas que Weiske comenzó a trabajar para modificar el sistema de distribución y, sobre todo, para separar la distribución del Consejo Directivo -que hasta ese entonces era el que se encargaba de llevarla adelante-, considerando que “era extremadamente necesario que la distribución fuese un trabajo técnico y no un trabajo político”, explica el contrabajista. Durante su primera presidencia, no sólo se logró concretar esta medida, lo que aportó mayor transparencia al proceso, sino también contratar a una empresa española de auditoría -Bmat-, para que registrara sistemáticamente todo lo que se estaba difundiendo en los medios en tiempo real.

Hace un año, cuando Weiske planteó estas reformas, el Consejo Directivo votó por mayoría a favor de Bmat para que monitoreara las radios, pero en contra del nuevo sistema de distribución (aprobado luego en una asamblea multitudinaria). Según el entonces presidente, esto implicaba un margen de error mucho menor, además de que dejaba de lado “todo posible manejo político o tendencioso a partir de afinidades”. Explica que éste fue el primer paso, ya que no era una medida cerrada en sí misma sino en vísperas a que se continuaran ejecutando otros reajustes. Con respecto a esta innovación, Diane Denoir, referente de la música popular nacional, dijo que el método se volvió mucho más democrático: “Antes controlaban qué se pasaba por la radio y qué no a partir de grabaciones en casetes”, citó como ejemplo.

A la vuelta del camino

En el transcurso de los cuatro años de la presidencia de Weiske (2010-2014) la institución pasó a cobrar cerca de 300% más, y se estableció la figura de una contadora para que llevara adelante el proceso de reparto, algo que, según Weiske, “no cayó nada bien”. Cree que éste fue un cambio importante para Sudei, ya que a partir de entonces se comenzaron a “dividir las aguas”. Cuando llegaron las elecciones, fue reelecto casi con 66% de los votos. Pero dos días después, el Consejo Directivo se reunió y presentó una carta firmada por nueve miembros (Antonio Zenardo, Marihel Barboza, Alfredo Vita, Luis F Viña, Gastón Buenseñor, Juan Carlos Goberna, Fiorella Mazzino, Juan Scelza y Juan Mazzino), integrantes del propio Consejo, en la que le expusieron a Weiske que a partir de la fecha “existía una nueva mayoría” y que los cargos que existían hasta el momento se cambiarían.“Sin explicar por qué, los cargos fueron distribuidos entre ellos mismos”.

“He dicho varias veces que esto es una especie de ‘golpecito’ de muchos que me apoyaron en la campaña simplemente porque les servía mi imagen, ya que se había triplicado la entrada, además de haberse hecho muy buenas gestiones ante los usuarios: se cambiaron las tarifas y se negoció otro sistema de reparto con AGADU [Asociación General de Autores del Uruguay] y la Cámara Uruguaya del Disco [CUD] (antes, cuatro sextas partes de lo recaudado era para los autores, un sexto para la CUD y otro sexto para Sudei, cuando en estos momentos pasamos a 40% para los derechos de intérpretes y productores y 60% para los autores)”.

El 8 de junio -cinco días después de las elecciones- se desarrolló en Buenos Aires la asamblea de la Federación Iberolatinoamericana de Artistas, Intérpretes y Ejecutantes (Filaie), y la Sociedad de Artistas, Intérpretes o Ejecutantes de España (AIE), a la que asistiría Weiske como presidente de Sudei y también como presidente de la Comisión de Cultura y Desarrollo Social de la propia Filaie. Pero “el Consejo Directivo me dijo que ellos tendrían la representación internacional, para lo cual también se votaron a sí mismos”.

Tanto Weiske como varios socios con los que conversó la diaria expresaron que a esta asamblea fueron ocho personas, cuando podrían “haber asistido tres o cuatro. Tenían que estar tres días pero se quedaron cinco, se votaron 300 dólares de viáticos diarios, y lo peor es que algunos de ellos ni siquiera concurrieron”. En esta asamblea, lo que se negocia son contratos internacionales de representación; Weiske ya había organizado la firma de contratos con artistas chilenos para concretar una representación mutua en ambos países, lo que, evidentemente, no se pudo realizar a causa de la medida de la directiva.

El director y compositor Fernando Condon, integrante de la Comisión de Becas y Publicaciones de Sudei, considera esta exclusión no sólo una afrenta a la investidura de la presidencia sino también a la institución y, “la más importante, a la propia Filaie, ya que es un desaire que asista una numerosa delegación de la que se excluye de forma ex profesa al presidente -que, a su vez, preside una de sus comisiones-”.

Esta situación se desarrolló en un solo día -así como la redistribución de cargos-, frente a la que Weiske se sintió muy “amargado” y decidió escribirle un mail, a título personal, a su amigo y presidente de la Filaie, Luis Cobos, “contándole lo que me había pasado, sin incluir ningún dato falso. Pasaron 30 o 40 días, y de pronto el Consejo dijo que ya habían leído el mail (no sé cómo les llegó, tengo la grabación de Cobos en la que asegura que no se lo dio a nadie), cuando viajaron a Buenos Aires, y que se sentían agraviados. Me pidieron que hiciera una disculpa y la realicé personalmente a cada uno y también por carta”.

Consideraron que estaba hablando mal de los consejeros y por eso se sintieron agredidos, “iniciaron un sumario para echarme”. Cuenta que no soportó más la situación y por eso les envió una carta de renuncia -que incluyó la renuncia como socio-, ya que si “no puedo estar para cumplir la labor por la cual me han votado, no puedo continuar. Les dije que el agredido había sido yo y les envié una carta con lo que pensaba. ¿Cómo terminó todo? Me aceptaron la renuncia y después me sancionaron, algo que, según mi abogado, es ilegal”.

El actual presidente interino, Antonio Zenardo, concertó una entrevista con la diaria que, al día siguiente -cuando ya nos encontrábamos en la sede de Sudei-, fue cancelada, sin que mediara ningún tipo de comunicación. En diálogo con Radio Sarandí, mientras Zenardo titubeaba y se escuchaba la voz de una mujer -Marihel Barboza- detrás del teléfono acotando qué debía decir, el directivo consideró realizar una denuncia penal a Weiske, sin que se explicitara el motivo de dicha acción.

Inclinando la cancha

Cuando Weiske envió un recurso para que se reviera la situación y se convocara a una asamblea, el Consejo contaba con 60 días para marcar la fecha. El jueves decidieron que la asamblea se realizara el martes, día en el que todos los socios que pertenecen a la Filarmónica -incluido el propio Weiske- asistirían al concierto principal de la temporada, hecho que causó resquemor en muchos artistas, quienes redactaron una carta para que se cambiara de día. “Qué casualidad que la fijaran justamente hoy [por el martes], que junto a todos los compañeros de la Filarmónica tenemos el concierto principal de la temporada, y uno de los solistas soy yo, por lo que es imposible que me ausente”, evaluó Weiske.

Diane Denoir -reconocida socia de honor de Sudei- explicó que la asamblea se realizó en el Palacio Sudamérica, un lugar al que “fuimos de visitantes”. Contó que para ingresar debían presentar cédula de identidad, pero el Consejo no esperó a que todos pudieran entrar y comenzó con los que ya estaban, mientras se acumulaban los socios para presentar su documento. De modo que los que entraban no sabían qué se estaba tratando. “¿Cómo empezó la reunión? Con la lectura del recurso de Weiske, que solicitaba un llamado a asamblea extraordinaria, el 2 de octubre. Después leyeron fragmentos de lo sucedido, entre varios, el mail de Cobos [que reconocía lo ‘poco feliz’ del mail pero abogaba por la paz y la tolerancia]. En ese momento intervine muy indignada, consultando por qué no se habían leído los documentos en el orden cronológico y, por otro lado, por qué las lecturas las realizaba el abogado de Sudei [Gustavo Varela Araneo], cuando es el abogado de todos los socios, por lo que le pedí que fuera ecuánime, ya que, como abogado de todos, no podía tomar partido por un grupo. Según los estatutos, en esa asamblea debía haberse incluido un abogado independiente, pero el que encabezaba la asamblea era Varela. Lo segundo que solicité fue que se leyera todo el mail de Cobos, ya que sólo se eligieron fragmentos, de forma intencional. El tercer interrogante fue por qué una persona del Consejo Directivo que siempre se abstuvo o firmó en contra de toda esta situación -Noelia Ignacia Méndez- no estaba en el estrado, decidiendo con ellos. La oposición no estaba ni siquiera incluida en el escenario”.

Otra inquietud de la cantante es por qué el Consejo Directivo, que debía asumir el 1º de octubre, no se encontraba dirigiendo la asamblea 14 días después, como correspondía. “Me respondieron que lo que exponía estaba fuera del orden del día, cuando lo que exponía era una irregularidad que rayaba en la ilegalidad, y entonces me apagaron el micrófono”. Por este motivo, sostuvo que los socios se retiraron de forma masiva, ya que consideraron inútil intentar una asamblea democrática frente “a ese manoseo”. El investigador, músico y compositor Guillermo Lamolle -socio de Sudei desde 1987-, 
dijo que la asamblea del martes fue “típica”, porque aquel que ostenta el poder “lo maneja a piacere. Esto pasa en todas las asambleas que conozco. Estaba con un amigo que nunca había asistido a una y quedó espantado, pero lo más feo fue que se impidiera ir a los integrantes de la orquesta”. Lamolle cuenta que se propuso pasar la votación al comienzo de la asamblea, cuando había socios que tenían cosas para decir, por lo que “la retirada masiva fue una reacción espontánea”.

Álvaro Pintos, baterista de Cuarteto de Nos y ex integrante de la Comisión de Tecnología Pro Administración de Sudei, dijo que en la asamblea se solicitó una moción, “para él la única que se debía hacer”, para votar un cuarto intermedio, de forma de que los compañeros que se encontraban ausentes por integrar un concierto de la Filarmónica (en total, unas 80 personas y el propio presidente, que era el implicado) pudieran estar presentes y defenderse. Pero no se hizo lugar al pedido, “porque no se incluía en el orden del día. Realmente no lo entendí y esto fue lo peor que sucedió, porque sin embargo se votaron mociones de otras cuestiones. Nos retiramos colectivamente porque no toleramos la situación que se estaba desarrollando”. Por su parte, Fernando Condon cree que en esta situación hay mucho en juego, no sólo cuestiones económicas y políticas, y sostuvo que el ámbito en el que se realizó la asamblea no le pareció el “más adecuado”.

Lamolle percibe esta situación como un golpe de Estado. Dice que la imagen de Sudei siempre ha sido dudosa, en el sentido de que la lógica interna es “confusa”. “Y si alguien se enoja y genera un conflicto no es raro que le respondan: ‘Sí, tenías más dinero para cobrar’. Ésta es la imagen que tienen todos. Lo llamativo de esto es que, precisamente, todos han insultado alguna vez a Sudei o a la directiva en público, no en un mail privado. No es creíble que por este motivo se eche a un presidente. Evidentemente, hay otras cuestiones”.

Contra la pared

“Lo que no se critica ni se pone en cuestión es mi gestión”, dice Weiske, y agrega que en verdad el Consejo Directivo se siente agredido por las palabras de un mail personal “que les sirvió de excusa para quitarme del medio, ya que si me suspenden por tres años no puedo participar, o sea que es imposible asumir la presidencia”. Él y varios socios creen que, en verdad, la intención es retroceder en el sistema de distribución, y comentan que esto ya se había incluido algunas veces en su campaña electoral. A modo de ejemplo, algunos dijeron que en su página de Facebook Lolo Viñas había defendido este retroceso, y aunque luego borró la entrada alusiva, contaban con una captura de pantalla que lo registraba.

Continuando de algún modo lo planteado por Weiske, Condon considera que las acciones desarrolladas por el Consejo Directivo se tradujeron en situaciones “insostenibles, por decirlo de una manera elegante”. Denoir va más allá y afirma que la situación de Sudei no es polémica sino vergonzosa. Cuenta que 90 personas enviaron una carta solicitando que no se aceptara la renuncia de Weiske y que lo restituyeran o que, en su defecto, hicieran un nuevo llamado a elecciones. Ésta fue absolutamente ignorada. “Después solicitamos una reunión con el Consejo, que recibió sólo a tres, y yo padecí la tristeza de tener que asistir a esa patética reunión. Cuando uno pregunta y solicita razones o argumentos, todo es un tema de dimes y diretes, de cuestiones personales, rencores, envidias y viejas rencillas; y se encuentra con que la gente que votó el lema de Weiske, dos días después llega al Consejo ofendida para sacarlo. Tal es así que el actual presidente, Zenardo, dijo que Weiske lo traicionó hace casi un año, cuando lo apoyó en las elecciones y participó en su lista”.

La intérprete expresa preocupada que lo único que quiere es que la sociedad que la representa sea “democrática y transparente”. Estas mismas condiciones eran las que reclamaban los socios que apoyaron la candidatura de Weiske. Álvaro Pintos dijo que se unieron a él porque sus inquietudes estarían laudadas en su próximo gobierno. El músico destacó cómo Weiske planteó los cambios y recepcionó las nuevas propuestas que le sugerían, incluso cuando no contaba con la mayoría dentro de la directiva. Sostuvo que se están manejando varias medidas, entre las que se encuentra una posible nueva sociedad, pero la principal es “seguir defendiendo nuestros derechos”.

El presidente del Consejo de Derechos de Autor, Carlos Liscano, dijo a la diaria que el primero en contactarse con él fue Weiske: “Me contó una historia un tanto enredada para quien no está al tanto de la interna, como yo, por lo sugerí que la presentara por escrito, para que no quedara como una conversación personal, y así lo hizo. Luego recibí a los opositores a Weiske, también a pedido de ellos, y les solicité lo mismo, y después también recibí, a pedido suyo, a los partidarios de Weiske, a quienes repliqué la solicitud. Ellos lo hicieron; no tengo claro si los opositores también”.

Según confirmó Liscano, el Consejo de Derechos de Autor dispuso una auditoría a Sudei. El contador solicitó información, “datos que luego el auditor puede pedir que se amplíen, como también puede presentarse en Sudei para ver la documentación”. Además, explica que realizaron una consulta a la oficina que otorga la personalidad jurídica, para que estuviera al tanto de esta situación y los “iluminara” por si había algo que a ellos no les parecía “correcto”, ya que este Consejo sólo puede auditar las sociedades de gestión. Su tarea es “velar por la transparencia” de gestión pero no participar en conflictos políticos internos.

“Dada la gravedad de las denuncias de los partidarios de Weiske, les sugerí que obtuvieran un asesor letrado para que les indicara qué pasos seguir, ya que el Consejo no asesora a instituciones ni a personas, y yo no lo puedo hacer. Sí puedo aceptar una denuncia por escrito, para estudiarla y luego tomar una resolución o simplemente archivarla. Con respecto a esto, supongo que la Corte Electoral -que en este momento está muy ocupada- podría tener interés en conocer qué sucede, ya que es la encargada de controlar las elecciones de todo el país, sea la institución que sea”, sostuvo.

Liscano explicó que el Consejo de Derechos de Autor le trasladó una consulta a la asesoría jurídica pero no realizó una denuncia. De hecho, aclara que le consultaron casi “en paridad de condiciones”. El directivo exhorta a que si alguien siente sus derechos lesionados, realice una denuncia formal ante el organismo correspondiente.

De futuros inciertos

En su carta de renuncia dirigida al Consejo Directivo el 4 de agosto, Weiske explicita varias irregularidades, entre las que se encuentra la resolución del Consejo, mediante una carta firmada por ellos y dirigida a ellos mismos, “violando la esencia deliberativa del Consejo”. Otro de los aspectos referidos es que el motivo para enjuiciar internamente a un socio, centrado en la insatisfacción o molestia de los integrantes de la directiva, no define “un cargo o reproche que habilite una refutación o un descargo. La insatisfacción y la molestia son sentimientos o, a lo sumo, opiniones. En cambio, los cargos sólo pueden concretarse en hechos debidamente especificados”.

También señala que al sumariarlo, sin que ellos cumplan el deber jurídico de decir concretamente qué es lo que se le reprocha, “remitiéndose tan sólo a los dichos de unos y otros en un acta del Consejo, el traslado para expresar descargos quedó vacío de contenido, y por tanto resultó ineficaz y nulo”.

Al finalizar la entrevista con la diaria, hasta ahora el ex presidente electo sostuvo que los estilos musicales -que algunos medios polarizaron entre carnaval y tropical (oficialismo) versus rock, folclore y clásica (oposición)- no tenían la culpa del conflicto, sino los malos individuos, “que muchas veces no son muy buenos músicos y necesitan otras cosas”. ■

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura