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María Beraldo Bastos, del grupo Cumieira (San Pablo, Brasil), en el escenario de la Manzana 20 de Mercedes durante el Encuentro Jazz a la Calle. Foto: Santiago Mazzarovich (archivo, enero de 2013)

Una partitura difícil

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En las actuales condiciones no se realizaría el IX Encuentro Internacional de Músicos Jazz a la Calle.

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Hace una década era casi imposible pensar que miles de personas pudieran asistir durante días a un festival de jazz en Uruguay, menos aun en el interior. Sin embargo, el Encuentro Internacional de Músicos Jazz a la Calle demostró que era posible. Desde hace ocho años, cada enero el público mercedario recibe 50 propuestas musicales de diferentes partes del continente, alternadas en un escenario central, largas jam sessions nocturnas, toques callejeros, clínicas y talleres (ver www.ladiaria.com.uy/UGQ).

Este año todo se volvió más complejo para los organizadores. Macoco Acosta, director del Movimiento Cultural Jazz a la Calle, dijo a la diaria que si bien ya deberían haber impreso el merchandising y la folletería, aún no han podido hacer absolutamente nada. Contó que su patrocinador principal siempre fue la Intendencia de Soriano -que, además, brinda apoyo logístico-, y hace siete años se sumó el Banco de la República Oriental del Uruguay (BROU). “Como institución financiera, el BROU nos exigió expresamente exclusividad, razón por la cual nosotros nunca pudimos incluir a otra institución bancaria. El 28 de noviembre a las 18.00, cuando el banco ya había cerrado, nos comunicaron vía email que se retiraban, sin que pudiéramos contar con la posibilidad de responder o apelar y sin brindarnos ningún tipo de explicación. Quedamos totalmente consternados, no por el monto que asignaban, ya que contamos con otros patrocinadores, sino por lo que significa que lo digan a último momento, cuando necesitamos más que nunca ese dinero. El monto solicitado al BROU es exactamente el mismo que el año anterior, no entendemos dónde radica la diferencia. Hemos visto publicidades del BROU en muchísimos lugares, por lo que no creemos que sea una cuestión de retracción económica. Lo cierto es que hasta hoy este directorio no nos ha dado ninguna explicación; con el anterior teníamos un excelente relacionamiento, y sus integrantes comprendían en profundidad de qué se trata esto”, explicó.

Acosta contó que los años anteriores la institución les confirmaba mucho tiempo antes, pero este año ni siquiera les había respondido. “Cuando una firma te dice de palabra que estará, aunque el dinero llegue después, como sucede con la mayoría de los patrocinadores, sabés con lo que podés contar. El problema que tuvimos este año fue que el BROU nos dejó hasta último momento sin confirmación, y sobre la fecha nos dijo que no. Otras instituciones estatales, como Antel y UTE, ni siquiera nos han respondido”, dijo. Se manifestó asombrado ante la reacción de Antel: si bien los apoyan desde hace ocho años, cada vez que se acercan a la institución se les comunica que no cuentan con la propuesta para la novena edición de Jazz a la Calle, “cuando se la enviamos tres veces a lo largo del año”. la diaria intentó comunicarse con el directorio del BROU, pero no obtuvo respuesta dado que se encontraba en una reunión.

Futuro incierto

“Por momentos tenemos la sensación de que existe algo detrás y nosotros nos convertimos en una suerte de mercadería, pero no sabemos en qué sentido ni con qué razón”, especuló Acosta, y agregó: “Yo sé que el jazz es una música que hace pensar y que puede incomodar a algunas personas, ya que, sin duda, desnuda a muchos seudomúsicos o instituciones que hacen un manejo demagógico de la música. Pero éste no es el objetivo de Jazz a la Calle, ni mucho menos excluir o agredir”. Explicó que se trata de un evento internacional que asume muchos costos de traslados, y si bien hay costos que pueden posponerse hasta enero, los pasajes de los músicos los deberían haber comprado hace dos meses. “Por motivo de algunos atrasos de los patrocinadores, el año pasado los pagamos cuatro veces más de lo que valían”, apuntó.

En cuanto a los apoyos estatales, aclaró: “Al comienzo recibimos algunos apoyos exiguos desde el Ministerio de Educación y Cultura [MEC]. El año pasado, el ministro Ricardo Ehrlich se comprometió a aportar 100.000 pesos, pero esto no se concretó, y se comprometieron a entregarlos para esta edición. Más allá de esto, es muy difícil la comunicación con el MEC, ya que no nos responden ni confirman. No entendemos qué sucede este año, por qué la mayoría de las instituciones públicas ni siquiera responden”.

Acosta contó que el movimiento obtuvo por concurso un espacio fiscal en los Fondos de Incentivo Cultural (FI, fondos que se integran con los aportes de las personas físicas y empresas y personas físicas contribuyentes al Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas y al Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas, y que a cambio reciben beneficios fiscales). Por intermedio del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), esta herramienta hace posible la devolución de 61% a 72% de lo aportado a aquellas empresas que dieron apoyo a proyectos culturales. “Nuestro proyecto tuvo 3.000.000 de pesos asignados por año. La verdad es que ya nos estábamos quedando cortos, porque este monto involucra todas las actividades, no sólo el encuentro sino también la escuela, los talleres y los conciertos mensuales gratuitos que se desarrollan durante el año. Ese espacio fiscal, en general, lo utilizamos hacia fin de año, porque el encuentro se realiza durante los primeros días del año siguiente. Cuando quisimos utilizarlo nos encontramos con que estaba agotado. Conseguimos empresas que depositaran en ese espacio fiscal por nosotros, pero el MEC nos niega el reembolso de ese dinero hasta el próximo año, aduciendo que ese espacio fiscal está agotado. Lo raro de esto es que el dinero lo deposita el patrocinador que nosotros conseguimos. El hecho de que el MEC nos retenga ese dinero hasta después del espectáculo significa que no podremos hacerlo”.

En la página institucional de los FI, una nota comunica -con fecha 3 de octubre- que ya se alcanzó el tope del espacio fiscal dispuesto por el MEF, “significando un total de aportes por parte de los contribuyentes de cerca de 30.000.000 de pesos sólo durante el segundo semestre del año, ya que la apuesta que el sector empresarial realizó a la cultura con sus aportes durante este año fue de 60.000.000 de pesos. Vale recordar entonces que, ahora, los aportes realizados no recibirán los beneficios correspondientes, por lo tanto se recomienda diferir los aportes al inicio del semestre siguiente”.

Acosta comentó que estas desavenencias provocaron que las personas del pueblo se movilizaran en todos los niveles. Contó que recientemente se creó una suerte de comisión de rescate, “por llamarla de alguna manera”, en busca de los fondos necesarios para que el encuentro no se cancele. “Pero sería un milagro que esto se pudiera lograr en tan poco tiempo, incluso cuando no se paga cachet a los músicos, porque no es un festival con fines recaudatorios, sino sólo un espacio que nosotros otorgamos a una corriente de pensamiento universal de la música, que en general no cuenta con un espacio para decir las cosas que tiene que decir, tanto desde el punto de vista intelectual como musical”, destacó. De todos modos, aclaró que todos sienten la obligación de recibir a los músicos de la mejor manera, “encargándonos de los pasajes, las estadías, y ofreciéndoles el mejor sonido. Esto implica, además de un trabajo de producción enorme en el transcurso del año, costos económicos muy altos. Este año, por ejemplo, llegan músicos muy importantes, provenientes de todas partes del mundo: tenemos planificadas bandas europeas, africanas, estadounidenses y, por supuesto, de toda Sudamérica. Por alguna razón, todos se presentan y quieren venir”, reconoció, a la vez que le parece insólito lo que sucede en el país.

Mientras se suceden las ansiedades y los reclamos de todo el pueblo, Acosta contó, sin darse por vencido, que se encuentran trabajando en un proyecto de cooperación internacional para la creación de un instituto de investigación y desarrollo en áreas pedagógicas desde el punto de vista musical. “Estamos trabajando con la Utec [Universidad Tecnológica] y con el Latu [Laboratorio Tecnológico del Uruguay] en el diseño de la currícula para los tres primeros niveles de la enseñanza pública uruguaya, a la vez que estamos trabajando con científicos y técnicos de todas partes del mundo. Hemos entablado contacto con la Facultad de Humanidades [y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República], además de universidades estadounidenses y brasileñas. Creo que va a ser un bastión importantísimo y único en nuestro país”.

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