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Vergüenza divina

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Mientras el papa Francisco se reponía de sus llamados en Estados Unidos a la paz mundial y el fin del egoísmo, la vedette argentina Victoria Xipolitakis -equivalente femenino del pato criollo- reveló el breve pero significativo encuentro que tuvo con Bergoglio en el Vaticano. Al parecer, acongojada por el impresentable escándalo que la involucró con dos pilotos de Aerolíneas Austral que no tuvieron mejor idea que la de hacer conocer unas fotos de ambos bebiendo whisky con la vedette en la cabina del avión, en pleno vuelo, Xipolitakis viajó a Dubái (no sabemos por qué) y luego a Italia para intentar conseguir un perdón papal por el desastre público que se había mandado (y de paso esquivar una citación a declarar que tenía para el mismo día).

Xipolitakis ya había intentado aproximarse al papa durante la visita de éste a Paraguay, pero se había retirado abucheada por una multitud que no aprobó la escueta musculosa sin sutién con la que pretendía llamar la atención de Bergoglio. Para este nuevo intento en el Vaticano, Xipolitakis, astuta, decidió ir de incógnito, disfrazada de monja, y esta vez tuvo éxito.

“Me pidió que rece por él”, le habría dicho el incauto pontífice a la mediática, según lo que escribió ésta en su cuenta de Twitter, donde también tuvo tiempo para otras consideraciones espirituales como: “Miren lo que es el Vaticano, todo de oro... cuando me case, me caso acá”.

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