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Mónica x Mónica y Mónicas prontas de seguridad, de Elina Berro (Mónica). Irrupciones, 2015. 183 páginas.

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“Mónica x Mónica y Mónicas prontas de seguridad”, de Elina Berro (Mónica). Irrupciones, 2015. 183 páginas.

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Por sus páginas circularon pintorescos personajes que no sólo retrataron el imaginario de una clase social que aún continúa vigente, sino también la estampa de la intensa era que el país atravesaba en los años 60. La estirpe de los inquietos y visionarios regresa con una obra singularísima; tal vez la escritora y periodista Elina Berro (1923-1971) nunca haya quedado al margen del escenario literario, incluso cuando los sobresaltos de la ficción posiblemente hayan marginalizado a este tipo de personajes, tan inesperados como hipnóticos.

“Una de las peores consecuencias de la huelga de los diarios se refleja en las cocinas. -¡Señora! -exclamaba Saturnia. -¿Con qué forro el tacho de la basura ahora? Estaba realmente deprimida. Y eso que Saturnia es capaz de salir indemne de cualquier situación creada por el gobierno. Hace strogonoff sin lomo, crêpes Suzette sin huevos y hasta sole Meuniére sin pescado. Pero este conflicto la desborda. No hay ninguna receta que sustituya a los diarios en su cometido más fundamental: envolver toda la basura. De modo que decidí sacar un diario yo. -Estás completamente loca -me dijo Macoco, que es bastante monótono para calificarme. -No tenés la menor idea de cómo se escribe un diario, ni de cómo se dirige, ni de cómo se administra. -¿Alguien la tiene? -pregunté, y lo dejé mudo”.

Este breve fragmento ilustra el estilo con el que Mónica, seudónimo de Elina Berro, construye un mundo de referencias que, por medio del humor, no sólo persiguió la risa o la caricatura de determinados tipos sociales, sino también la crítica de lo que Uruguay comenzaba a vivir en los años previos a la dictadura militar. Mónica x Mónica y Mónicas prontas de seguridad, editado recientemente por Irrupciones, reúne las columnas humorísticas de los homónimos Mónica x Mónica (1967) y Mónicas prontas de seguridad (1968), dos exitosos libros publicados entonces por la editorial Arca. Como recuerda Ana Fornaro en el prólogo de esta nueva edición, los dos ejemplares se agotaron a pocos días de salir a la calle, y encabezaron la lista de los libros más vendidos de esos años. Además, “Berro formó parte de una generación de escritores y periodistas que le dio forma al humor nacional y fue la única figura femenina dedicada al género”. Así Fornaro contextualiza la obra de Mónica desde sus inicios en 1964, cuando ingresó a la revista Peloduro, hasta cuando se incorporó al semanario Marcha.

A Mónica la acompañan su marido Macoco, un estanciero lanero sin ningún tipo de interés fuera de la crisis agraria; su amiga Bobbie, perdida entre el dinero, los casamientos múltiples y una superficialidad rotunda; y su amigo gay Terencio, fiel acompañante en sus incursiones culturales y estetas. Pero también está la empleada Saturnia, sus compañeros de redacción (Ángel Rama, Carlos Quijano, Carlos María Gutiérrez, Hugo Alfaro), diplomáticos, nombres de escritores que no recuerda con exactitud (Juan Carlos Onetti, Hermenegildo Sábat), políticos y militares. Se ríe de todos con su tapado de visón a cuestas, mientras juega con el esnobismo, el arte de vanguardia, los diplomáticos, la crisis que se aproxima, los veranos en Punta del Este.

“Sábado -Mañana libre. Shopping, pelo, uñas, vibrador. Darse una vuelta por los Cantegriles a ver si no les hace falta nada. De tarde: Punta, si no llueve”. Con la sagacidad de su impronta, Berro observa no sólo a esa clase alta que vive ausente del futuro y del mundo, sino que además alerta, entre risas, sobre la contracara de una realidad crítica. Su mundo propio oficia como una representación lúdico-narrativa del acontecer político y cultural, sin perder nunca la intensidad, la sorpresa, ni su maravilloso humor. Utiliza cualquier evento o personalidad que le sirva de excusa para trazar ese corte atento y observador que la acompañó a lo largo de su obra. Así, en medio de una “expo” de pintura, cae Carlos Páez Vilaró. “-Perdón, Bobbie-. Y Páez Vilaró la tomó del brazo con suavidad. -Estás sentada arriba de mi última africanada”.

Elina Berro vivió 47 años, y a lo largo de su breve obra desplegó un inusitado dominio del tiempo narrativo, los diálogos y la construcción de personajes, volviéndose una pionera y una referente indiscutida que, casi 50 años después, sigue reafirmando su talento.

La presentación del libro es hoy a las 19.30 en Marte Arte Contemporáneo (Florida 1215), a cargo de Pepe Vázquez y Ana Fornaro.

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