“La cultura NO forma parte de la reapertura”. Así se tituló el comunicado enviado ayer por Pepe Álvarez, responsable de Paullier y Guaná -clausurado el 19 de junio por “ruidos sociales”-, en el que explicó la nueva situación que enfrenta el bar (sobre su clausura ver ladiaria.com.uy/UHm): “Después de muchas idas y vueltas, desplantes y ayudas de funcionarios municipales, logramos llegar a un acuerdo: funcionamiento exclusivamente como restaurante (mediodía y noche), ya que la IM [Intendencia de Montevideo] supone que las actividades culturales son las generadoras del ruido social”.
De este modo se canceló cualquier tipo de actividad cultural, incluso los ciclos de poesía o teatro. “Esto nos parece una medida muy tajante y que no se corresponde con la medida del problema”, explicó Álvarez a la diaria, luego de reflexionar sobre las nuevas condiciones del acuerdo. Desde comienzos de 2014 el local mantenía una disputa con algunos vecinos, originada en los ruidos causados por el público callejero. Por estos inconvenientes se detuvieron las convocatorias multitudinarias de su agenda cultural, iniciaron una reestructura del bar (el sótano se insonorizó y la música no se escucha desde el exterior), alquilaron vallados y ampliaron la capacidad de los baños. Pero algunos continuaban sus quejas, por lo que la IM decidió clausurar el local por “ruidos sociales” -y no molestos-.
El objetivo de Álvarez es continuar con las actividades pero en un horario más temprano, para que así puedan convivir “el vecino y la cultura”. Por eso proponen continuar con su calendario adaptándolo a un nuevo horario, además de limitarse en la hora de cierre, y restringir la zona exterior de fumadores hasta que puedan instalar el vallado perimetral “insonorizante” (un vallado de lana de roca de 2,40 metros que absorberá el ruido exterior a partir de las 23.00).
No se detiene
Álvarez se refiere a una problemática que trasciende su caso particular, y que tiene que ver con los ruidos sociales. “Son un fenómeno cultural nuevo, ajeno a la mayoría de los casos de los propietarios de establecimientos de entretenimiento [...] Sin duda, la mayor responsable de este nuevo hecho social y cultural de reunión afuera de los bares es la ley que prohíbe fumar en el interior de los establecimientos (ley que apoyamos)”. Agrega que en sus 20 años de actividad comercial nunca se enfrentó a esta problemática del público fuera del local, y por eso considera “injusto que esta nueva situación sea responsabilidad 100% nuestra. El vacío legal existente nos deja sin bases y herramientas claras de cómo operar/solucionar”.
Expone que la ciudad se encuentra en permanente cambio y ejemplifica cómo hace diez años la Ciudad Vieja era el “nuevo polo de entretenimiento”, y bares y pubs abrían “por doquier incentivados por la IM. Era el barrio ideal para que las actividades siguieran sucediendo allí [era una zona de oficinas], pero no se la supo cuidar, tanto por el gobierno como por los dueños de los establecimientos”. También se refiere a que hace cuatro años la avenida Luis Alberto de Herrera comenzó a ser el nuevo epicentro de las actividades nocturnas, y en la actualidad los dueños y los vecinos “padecen normativas poco claras; conceden los permisos correspondientes para abrir hasta las 5.00, pero nos tenemos que hacer cargo de la gente en la vía pública y de las quejas de los vecinos”.
Además, se refiere a otro local, el espacio W Lounge, que la IM, mediante una licitación pública, le concedió a una cadena “de comida chatarra con pelotero”. Asegura que ése era el espacio ideal para el entretenimiento nocturno, donde no “molestaban a nadie. Ahora, 4.000 jóvenes estarán pululando a la deriva buscando otros espacios”.
El responsable de Paullier y Guaná plantea que es necesario poner en funcionamiento un plan “claro y legislado que mejore el relacionamiento entre vecinos y bares, minimizando los problemas actuales.” En ese sentido, cree “firmemente que esto es posible si se toman medidas claras desde el gobierno. Una de las opciones es seguir los pasos de la mayoría de los países de Europa, limitando el horario de cierre de los bares, salas, etcétera. Esto es positivo para todos los involucrados”.