Los escoceses de Belle & Sebastian llevan casi dos décadas produciendo discos y EP del más refinado pop de cámara británico. Ahora, en lo que es un sueño hecho realidad para muchos jóvenes sensibles, Belle & Sebastian ha anunciado su desembarco en Montevideo el 19 de octubre, en el marco de una nueva edición del festival Primavera 0.
Como adelanto de la visita de los escoceses mantuvimos una breve charla telefónica con Richard Colburn, baterista del grupo desde sus comienzos.
-Cuando tocaron en Buenos Aires, en 2010, me sorprendió que tuvieran un show muy pop, muy bailarín, mientras que sus discos suelen ser más bien melancólicos...
-Sí, siempre pretendemos que nuestros shows tengan un beat rockero y temas agitados. Es verdad que nuestros discos son más suaves y melancólicos, pero, por algún motivo, cuando armamos las set lists para tocar en vivo tendemos a poner los temas más pop, porque son más fiesteros. Especialmente cuando presentamos ese disco [Write About Love], cuyas canciones son de ritmo más rápido.
-Un punto muy alto de ese show fue la versión de “I Didn’t See it Coming”; ese tema tiene un pattern de batería muy distintivo, ¿fue un aporte tuyo?
-Es en parte un sample de un tema de Motown, sobre el que toco; la combinación de ambas cosas es algo muy bueno, que lo mejora y lo hace muy divertido en vivo, especialmente para mí como baterista.
-¿Qué fue lo que cambió más de la banda en sus 20 años de existencia?
-Es una pregunta compleja. Obviamente tuvimos algunos cambios de integración, sobre todo en 2001-2002, cuando Isobel [Campbell, cantante] y Stuart [David, bajista] dejaron la banda y entró Bobby [Kildea], lo que cambió mucho el sonido. Pero sobre todo cambió la forma de trabajar: nos volvimos más profesionales y ordenados. Antes se trataba de tirar los equipos en la parte de atrás de una camioneta y tocar en cualquier lado.
-El nombre del grupo viene de un libro para niños de Cécily Aubrey (Belle et Sébastien). ¿Alguna vez lo leíste?
-No, realmente no. De hecho, no creo que nadie en la banda lo haya hecho... Creo que Stuart [Murdoch, cantante y principal compositor de la banda] estaba escribiendo una historia corta en la que utilizaba esos dos personajes, pero inevitablemente hubo gente que venía a preguntar quién era quién...
-¿Cómo es trabajar con alguien como Stuart, que es y no es el líder de la banda? ¿Funcionan democráticamente, o eso quedó en el pasado?
-No siempre es posible, pero tratamos de que sea así. En realidad, cuando alguien tiene una idea se la presenta a la banda, y todos estamos abiertos a las sugerencias de los demás. Tratamos siempre de ser lo más democráticos posible. En todo caso, nunca es que venga alguien y diga “es así y denle para adelante”.
-¿Tenés un favorito entre los discos de la banda?
-Sí, siempre le tuve un particular afecto a Tigermilk [1996]. Es un disco muy amateur, pero teníamos claro lo que queríamos hacer y no teníamos miedo de probar ningún recurso.