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VOS, de La Saga. Bizarro, 2015.

En busca del concepto

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La Saga es una de las tantas bandas que surgieron en medio de aquel vendaval de rock vernáculo de principios de los 2000, que tuvo su epicentro de máxima agitación colectiva en Durazno, en los famosos festivales Pilsen Rock. Debutaron con el álbum ¿De dónde querés venir mañana? en 2003, y al año siguiente participaron en el evento cervecero y formaron parte de un compilado en vivo -Pilsen Rock- editado por Koala Records, con la canción “Siete” -la que abría su primer disco-. Más de una década después, en el Parque de la Hispanidad ya no queda ni el nostálgico eco de un acorde distorsionado, pero La Saga sigue en el ruedo. El grupo acaba de editar VOS, su cuarto álbum de estudio.

A veces, comentar un disco plantea un problema que es inherente a la música: se lo suele escuchar una equis cantidad de veces, suficiente como para que varias canciones queden pegadas al oído del periodista como testigo de Jehová al timbre. Por lo tanto, es normal que se nos inyecte la duda de si una canción es realmente atractiva por sus cualidades intrínsecas o por la insistencia de la escucha. Pero, en este caso, al primer tanteo del disco, cuando aparece la canción “El grito del león”, las dudas no tienen lugar, porque atrapa al instante. El tema empieza tranquilo, con un arpegio repetitivo de guitarra eléctrica y solitarios rasgueos de acústica, y lentamente arremete el primer estribillo, cuya melodía irradia una fuerza luminosa que se vuelve más profunda cuando se le suman los coros y las guitarras la arropan guiadas por el pulso firme de la minimalista y machacona batería, que parece latir como el corazón que se deja ir.

La mayoría de las canciones siguen una misma fórmula -parte del sello de La Saga-: versos calmos -tanto en instrumentación como en melodías vocales- que aumentan su intensidad hasta alcanzar el cenit en los estribillos, con más instrumentación y melodías con punch. Por ejemplo, en “El perfume de tu cama”, a las dos guitarras paneadas a ambos lados del estéreo en el estribillo (el mejor del disco junto con el de “El grito del León”) se les suma -en el medio del espectro- una guitarra con un punteo filoso que le da más cuerpo a la canción. Otros temas se sostienen en principio con líneas de guitarra bastante parecidas a riffs, en vez de con tímidos acordes que se dejan sonar o arpegios, como es el caso de “Eran rayos” y “Dándole vueltas”, pero luego vuelven a la fórmula conocida, y los riffs se desvanecen en los estribillos. O antes.

El sonido general del disco se podría catalogar como de rock-pop pulido, quizá más cerca del anterior álbum de La Saga (El vendaval, de 2010) que de los dos primeros (en VOS no hay guitarras que suenan casi podridas, como las de “15 minutos”, “Podemos” o “Lo que puedo darte”-todas del álbum debut-), y definitivamente ostenta un trabajo de producción mucho más fino, obra del grupo y de Guillermo Berta. En “Estoy perdido”, gracias a un sintetizador pinchado y a los ribetes discotequeros del bajo sincopado, la canción se acerca peligrosamente al estilo de Tan Biónica (aunque el peligro no radica en el grado de acercamiento, sino en Tan Biónica; el problema es la referencia, a secas). Similares características sonoras impregnan también a “Versiones encontradas”.

De cualquier manera, la música es lo mejor que encontramos en VOS; la parte floja son sus letras. La gacetilla del preestreno del disco explicaba que el álbum “cuenta la tormentosa historia de amor de una pareja adolescente a lo largo de once canciones”, y que “los temas funcionan como piezas por separado y a la vez son fundamentales en el engranaje de la historia, que comienza con el nacimiento del protagonista y da luego un salto temporal hasta el momento en que la pareja se conoce”. Es decir, que habría algo similar a un concepto atravesando el álbum.

Ahora bien, sin esta información es probable que el escucha ni se entere de que se trata de un “álbum conceptual” -por llamarlo de alguna manera-, ya que la línea temática que supuestamente une al disco es bastante difusa. De las letras se desprenden historias de amor, desamor, amnesia metafísica y afines, como es muy común encontrar en un disco sí y en otro también en cualquier género. Además, una cosa es contar la historia de amor de una pareja adolescente (“Vos, tus diecinueve años /, tu locura, tus engaños, / me vinieron a buscar”, dice la canción que da nombre al disco) y otra es escribir de forma adolescente.

En definitiva, así como en aquella famosa saga de libros para niños uno se entretenía buscando al muchacho de lentes y gorrito llamado Wally, un buen ejercicio para el escucha de VOS podría ser centrarse en la pregunta: ¿dónde está el concepto?

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