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Amor por la verdad

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Carta de un lector.

El artículo Fascinación por la ignorancia, publicado el 20 de agosto va contra la tendencia mundial de que todos los hombres de buena voluntad (creyentes, agnósticos o ateos) nos respetemos y luchemos juntos por un mundo mejor, y además tiene conceptos muy discutibles, pero lo peor es su inusitada agresividad.

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He leído con verdadero desagrado el escrito del Sr Marcelo Aguiar de insólito título (“Fascinación por la ignorancia”), publicado el 20 de agosto. El artículo va contra la tendencia mundial de que todos los hombres de buena voluntad (creyentes, agnósticos o ateos) nos respetemos y luchemos juntos por un mundo mejor, y además tiene conceptos muy discutibles, pero lo peor es su inusitada agresividad.

Es cierto que cristianos y judíos tardaron mucho en entender que los primeros capítulos del génesis son alegorías (no pueriles sino profundas y poéticas) y que el resto de la Biblia, aunque es histórico, no puede tener el rigor histórico que se exige actualmente y que en esa época ni se entendía ni era posible. La Biblia es la historia del amor de Dios por el hombre y de la sucesiva comunicación con los seres humanos en la que no está excluida la posibilidad de episodios sobrenaturales.

Es curiosa la indignación del Sr. Aguiar ante la creación de un tribunal anunciado por el Cardenal Sturla. Aclaro:

1) El asunto de la existencia o no de fenómenos sobrenaturales o extraordinarios da para mucha investigación, no para conclusiones apresuradas y agresiones a los que tienen otra opinión. 2)El Dios en que no cree el Sr. Aguiar no podría ocuparse de las peticiones de cada creyente en un año tan complicado como el 2013. El Dios en que creemos los cristianos sí puede, en cualquier tiempo y en años aun mucho más terribles que el 2013.

3)Cuando la Iglesia Católica considera que una persona difunta ha tenido una vida de tal perfección como para declararla beata o santa, le pide a Dios una aprobación de esa opinión mediante una intervención extraordinaria que no resulte explicable con los conocimientos científicos de ese momento. Esta es la norma actual (podría cambiarse en un futuro) que ha permitido varias canonizaciones cada año o pero que también ha impedido o demorado otras. El tribunal designado en cada caso tiene que discernir si el hecho extraordinario tiene o no explicación en el estado actual de la ciencia.

4) Entiendo perfectamente que todo esto no sea del gusto de un ateo pero no comparto tanta indignación. Si el Sr. Aguiar quiere escribir sobre el tema tiene que investigar previamente. No tiene derecho a presuponer que el tribunal hará una parodia y de ahí terminar el artículo con una serie de improperios. Constituir un tribunal puede ser insólito en Uruguay por lo infrecuente, pero es muy común en el mundo. Si al Sr. Aguiar le interesa tiene mucho para investigar.

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