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Esther Pailos.Foto: Pablo Vignali

Con la nueva directora de la Biblioteca Nacional, Esther Pailos

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Por primera vez en 200 años, una mujer está en la dirección de la Biblioteca Nacional (BN). La licenciada en Bibliotecología Esther Pailos asumió el cargo hace tres meses, cuando reemplazó al entonces director, Carlos Liscano. Pailos hizo su carrera en el exilio -más precisamente en Praga, cuando era la capital de Checoslovaquia- y tras la restauración democrática trabajó como becaria en la BN, en el que fue su primer empleo como bibliotecóloga, antes de focalizarse en instituciones privadas. Cuando llegó la diaria a entrevistarla, Pailos caminaba entusiasmada por los pasillos de la biblioteca señalando las reformas. Al pasar frente a los retratos de los autores nacionales, reconoció que siempre la marcaron Juan José Morosoli y la narrativa de Mario Benedetti, de quien destacó el ritmo de sus textos. “Por algo también soy narradora oral”, dijo. Considera que la BN “llegó hasta acá primero que nada por los funcionarios, que son la biblioteca -si no, esto sería un depósito de libros-, pero también por los directores anteriores”. Definió como uno de sus principales objetivos “guardar y preservar la memoria del país” e integrar la institución a los circuitos y planes culturales.

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¿Cómo recibiste la propuesta de dirigir la BN?

-Cuando me llamó la ministra [de Educación y Cultura, María Julia Muñoz] para mí fue una gran sorpresa, y cuando me lo propuso le respondí que quería hablar personalmente y no por teléfono, porque también me quería dar unas horas para pensarlo. En ese momento había optado por un proyecto de vida distinto, de manera que tenía que reacomodar muchas cuestiones en mi vida.

Tres cosas contribuyeron a que aceptara este desafío: una es el hecho de que, históricamente, los bibliotecólogos venimos luchando para que la BN sea dirigida por un profesional de la información, o sea, un bibliotecólogo; por otro lado, en una profesión en la que la mayoría somos mujeres, fui la primera en haber sido designada directora por el presidente de la República (antes sólo hubo una suplencia de una semana por parte de una secretaria). Esto, unido a una política del Ministerio de Educación y Cultura [MEC] con la que coincido y por la que me siento apoyada, generó que tomara la decisión de volver a esta casa, que en definitiva es mi casa, como es la de todos los uruguayos, donde tuve mi primer trabajo como bibliotecóloga, ya que fui becaria. Después estuve atenta a la trayectoria de la institución, y tengo un buen número de funcionarios y de colegas amigos, con los que fui siguiendo todos los avatares de la BN, algo que en verdad hacemos todos los bibliotecólogos.

Dijiste que la BN llegó hasta acá gracias a todos los directores anteriores. En ese sentido, ¿qué lineamientos pensás continuar o rever?

-Todos los proyectos que estaban en marcha, y que son varios, han continuado, y de hecho los vamos a potenciar. Lógicamente he venido analizando cada uno de ellos junto a las personas que los están llevando a cabo. Como hace sólo tres meses que asumí, ha sido una etapa de profundización de aquello que conocía de la biblioteca y de formación y aprendizaje en lo demás. Creo que en muchos aspectos retomaremos algunas prácticas bibliotecológicas que últimamente la BN no estaba llevando a cabo. Pero lo vinculado con la extensión cultural, por ejemplo, lo queremos potenciar muchísimo más. Fundamentalmente, uno de los objetivos es integrar muchísimo más la cultura nacional a la biblioteca, como también a los planes culturales del país, articulando con otras instituciones públicas y privadas, no sólo nacionales.

Mi visión es comentar lo que se está haciendo, no sólo lo que está en el papel o depende de promesas, porque la gente se cansa de eso. Estamos firmando convenios marco con muchísimas instituciones, porque consideramos que la BN tiene un valor y que se merece formar parte de los planes culturales del país, además de abrirla a todos. Queremos que venga mucha más gente, ya que éste es un lugar que, por el acervo que tiene, puede satisfacer los objetivos o las necesidades de distintos tipos de usuarios. Al tiempo que disponemos de investigadores de enorme importancia para la institución, también recibimos a escolares, por ejemplo, que vienen por las visitas guiadas. Uno de los nuevos proyectos que tenemos es organizar un rincón infantil, utilizando la literatura para niños de nuestro acervo. Éste y otros aspectos van unidos a un enfoque de lo que los bibliotecólogos consideramos que debe ser una biblioteca nacional.

¿Cuáles son esas prácticas bibliotecológicas que se proponen implementar?

-Específicamente, junto a mis colegas estamos analizando todo lo que tiene que ver con los procesos técnicos. Por otra parte, también se trabaja en darle mayor visibilidad a lo que ya está hecho. Te doy un ejemplo: ¿cuánta gente sabe que tenemos 80.000 autores uruguayos en el catálogo en línea, gracias a lo cual no es necesario que la gente venga de cualquier parte del país para ver los ficheros tradicionales, como antaño, y averiguar qué es lo que tenemos de tal o cual autor? Además, eso permite darle visibilidad a la institución en el exterior, porque nuestros autores también se conocen por medio del sitio en internet de la BN. También estamos en una etapa de reestructuración total de ese sitio, porque existen colecciones digitales muy valiosas que aún no tenemos en línea. Estamos en la etapa de la digitalización, y ya están listos mapas, postales, fotografías, afiches, que realmente son únicos y sólo están aquí.

¿Entonces se piensa continuar el mismo sistema de catalogación?

-En este momento, la catalogación se hace exclusivamente en línea por medio de bases de datos. Claro que el acervo es enorme, y eso significa que comenzamos con los autores uruguayos, por lógica, ya que esta casa es la encargada de guardar el patrimonio bibliográfico del país. Siempre repito lo mismo: las bibliotecas, en sus distintas tipologías, apuntan a determinado tipo de público objetivo. Ésta es la única en el país que en verdad es para todos. Eso significa que si alguien, desde cualquier parte del mundo, quiere saber algo sobre nuestros autores, puede ir a nuestro catálogo. De modo que la producción nacional se convierte en lo más importante al comenzar la catalogación, que, por supuesto, va a llevar su tiempo.

Debemos diferenciar dos cosas: una es el catálogo, que cumple el mismo papel que antes desempeñaban las fichas e indica cómo llegar al original o al documento primario que se encuentra en un estante; otra cosa es estar digitalizando una cantidad de colecciones para ponerlas en línea, utilizando un motor de búsqueda que realmente facilite el acceso. En este momento estamos estudiando un proyecto compartido con la Facultad de Ingeniería, que tiene que ver con la organización y la gestión de esa documentación digital, para que no sea simplemente colgar los objetos digitales en la página, sino que además haya un procedimiento amigable para que cualquier persona pueda encontrarlos.

¿Cómo ves el proyecto editorial que lleva adelante la BN?

-Primero que nada, nosotros disponemos de un departamento de investigación de la propia biblioteca, que trabaja sobre nuestro acervo. Existe un archivo de 143 autores uruguayos, cada uno con sus manuscritos, además de diversos objetos personales. Es muy famoso el hecho de que tenemos el vestido de novia de Delmira [Agustini] y la muñeca con la que dormía, además de sus juguetes de niña. Es importante que esto se conozca, ya que todo se ha puesto en condiciones adecuadas para su preservación. Cuando nuestro grupo de investigadores finaliza sus estudios, obviamente cuenta con un proyecto -que debe ser aprobado en conjunto con la dirección- para ser publicado. Y de todo eso se seleccionan las publicaciones más relevantes. La edición se realiza aquí y se publica mediante el Impo [Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales]. Todos los proyectos que estaban en marcha continúan, y estamos previendo otros para el próximo presupuesto. Este aspecto continúa del mismo modo. Las publicaciones han llegado a un nivel altísimo y no están destinadas sólo a una elite académica, porque realmente son trabajos muy atractivos. Justamente estamos en el proceso de darles mayor visibilidad, porque, por ejemplo, en este momento sólo se venden acá, y no estamos realizando canjes con el exterior. Uno de los proyectos en los que estamos es el de tener intercambios con universidades extranjeras, para que no sólo conozcan nuestras publicaciones sino también a nuestros autores, que son muchos y muy buenos. En este momento, ése es el objetivo. Que la gente sienta que ésta es su casa, que se les dé visibilidad a los autores y que se continúe todo lo vinculado con la extensión cultural, este año en el marco de la celebración del bicentenario.

Yendo a las salas, la Vaz Ferreira en su momento contó con ciclos de música culta y cine arte del SODRE, y en los últimos años tuvo una impronta de conciertos más bien de música popular. ¿Qué tienen pensado para este nuevo período?

-En todos estos años, la Vaz Ferreira, como la biblioteca en su conjunto, ha seguido los diferentes avatares de la historia nacional y de la sociedad, dependiendo no sólo de la época, sino además de la situación económica de los gobiernos y de sus distintos planes culturales, así como de la orientación que cada director le dio a la propia BN. Lo que estamos estudiando ahora -junto al director nacional de Cultura, Sergio Mautone, y los asesores de la ministra- es la posibilidad de hacer una licitación de gestión público-privada muy transparente,

a partir de un pliego con condiciones muy estrictas que pongan en valor a la sala. La meta es que no sólo sea una sala dedicada a la música culta, sino que además se integre al circuito de salas de Montevideo. En ese sentido nos estamos asesorando con gente del SODRE y con otras personas expertas en estos temas, para lograr una licitación acorde. Eso va a llevar su tiempo, y además ustedes saben que en términos presupuestales nosotros todavía estamos terminando el período iniciado en 2010, y recién a partir del 1º de enero comenzaremos con el nuevo presupuesto.

La BN se merece que la vivan todos los uruguayos. Hasta ahora, por ejemplo, las visitas guiadas sólo han sido para escuelas y liceos. Yo pretendo, con tiempo y con condiciones, hacer visitas para adultos, ya que muchos nunca entraron a la BN, como antes nunca habían entrado al Solís, y gracias a las visitas lo han podido hacer. Es, también, un modo de ponerla en valor. La extensión cultural siempre se ha llevado a cabo, especialmente en el último período.

¿Y las otras salas, como la Artigas y la Maestro Julio Castro? Con la reforma, la sala Varela se convirtió en una verdadera sala pública.

-La salas tienen las mismas características de siempre. La que sí tiene características diferentes es la Varela, que para mí fue un enorme acierto de la administración anterior. Es una sala que nosotros llamamos de materiales propios: el edificio de la BN está en una zona universitaria, hay muchos estudiantes del interior, y nosotros les brindamos una sala en la que tienen wi-fi, conexiones para cargar sus dispositivos, aire acondicionado y varias otras comodidades. Nos parece muy importante que también podamos brindar este servicio.

Se dice que la creación de la BN fue la primera política pública destinada a la cultura. ¿Qué modelo de biblioteca se proyecta, 200 años después?

-Hay dos aspectos que he venido sugiriendo, relacionados con darle mayor visibilidad y mayor apertura. Esto también implica muchísima más integración con otras bibliotecas públicas, y muchísimo más intercambio con el exterior. Por otro lado, que aumente la cantidad de usuarios, que sientan que aquí pueden encontrar los servicios apropiados que necesiten. Además creo que contamos con los medios para aggiornarla en lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías, y así mejorar la comunicación. En el mundo de hoy las puertas de la biblioteca ya no deben estar sólo aquí, sobre 18 de Julio, sino también en el dispositivo de cada uno. Si no logramos eso, no le llegamos a la gente.

¿La BN tendrá una política más activa en cuanto a charlas y talleres? Hace unos años, dos docentes -Lía Berisso y Horacio Bernardo- organizaron un ciclo de filosofía uruguaya y con los apuntes publicaron el libro Introducción al pensamiento uruguayo, que ganó el premio mexicano Leopoldo Zea, el más importante para la filosofía latinoamericana. En ese sentido se han realizado actividades, pero no de forma sistematizada.

-Vuelvo a insistir en que tratamos que las actividades sean lo más variadas que resulte posible, y que apunten a todos los públicos. Un proyecto pendiente es el de montar una exposición de las 19 capitales porque, y esto siempre lo repito, ésta no es una biblioteca montevideana sino nacional. En ese marco vamos a retomar -entre los tantos aspectos bibliotecológicos de los que hablábamos- la ley de bibliotecas públicas. Allí dice que la BN es la cabeza del sistema de bibliotecas públicas. Esto se puede interpretar de muchísimas maneras, desde que nos pidan equipamiento o donaciones de libros hasta lo que nosotros interpretamos que debe ser: brindar un espacio para que las bibliotecas públicas de todo el país se puedan reunir. Y que se forme un órgano coordinador para que puedan intercambiar experiencias y colaborar entre todas, ofreciendo nosotros el apoyo técnico. El encuentro de bibliotecas públicas también será uno de nuestros objetivos y será parte de las celebraciones, aunque después continuaremos con este trabajo.

En 2010 se creó el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas -coordinado por la BN-, apuntando a un modelo de gestión moderno y efectivo. ¿Cómo evaluarías estos cinco años, habiendo estado tan próxima al tema?

-Más que evaluar los últimos años me interesa plantear cuál es nuestro proyecto. Acabo de tener una jornada con todas las unidades ejecutoras del MEC, como el SODRE, los centros MEC, TNU [Televisión Nacional de Uruguay], etcétera, y los nuevos directores de Cultura de los 19 departamentos. Eso nos posibilitó plantear este proyecto sobre el encuentro de bibliotecas públicas, para que ellos también faciliten -dado que la mayoría son bibliotecas municipales- el diálogo. Muchas veces se piensa en una biblioteca sólo como un conjunto ordenado de libros, revistas y otros objetos, pero hay una cantidad enorme de cuestiones que nos implican, como el otorgamiento de los derechos de autor, lo que tiene que ver con el depósito legal, la revisión de leyes que vienen de muchos años atrás y que realmente es necesario actualizar. Seguramente, el primer encuentro sea antes de fin de año: aún no lo hemos podido concretar porque esperábamos que cada departamento tuviera su director de Cultura.

En el futuro, ¿cómo se seguirá concibiendo el acopio?

-La misión de la BN es preservar el patrimonio de los autores uruguayos editados aquí, y que por ley deben entregar cuatro ejemplares de cada obra (dos quedan acá, uno va a la biblioteca del Palacio Legislativo, y el otro va a la facultad que corresponda de acuerdo con el área temática). Por otro lado, también debemos tener en cuenta a nuestros autores que editan en el exterior, y autores extranjeros que hablan sobre Uruguay. Ésos son los objetivos de nuestro acervo, y no podemos ponerle límites porque no los tiene. Por ley debemos conservarlo. A modo de ejemplo, tenemos microfilmados todos los periódicos nacionales, porque ése es el soporte que, según se ha estudiado, dura más tiempo. Los originales de papel ya no los prestamos a los usuarios. De manera que existen lectores de microfilm, y si un usuario tiene un interés particular, también puede llevárselo en formato digital.

A la BN se le ha criticado haber estado un tanto replegada frente al acontecer cultural del país. ¿Han pensado algún lineamiento en este sentido?

-Ya al prestar las tres salas que tenemos, en las que se hacen constantes presentaciones de libros, formamos parte del circuito. Ahora vamos a tener el privilegio de que se celebren aquí los 50 años de Los huevos del Plata, de Clemente Padín, que es un referente en poesía visual. Por esto me siento privilegiada, y tiene que ver con que no sólo se proponen actividades académicas o solemnes.

Mautone ha dicho que uno de los objetivos de la Dirección Nacional de Cultura es aproximarse a la educación, a partir de la captación y la formación de públicos. ¿Cómo se sitúa la biblioteca en ese proceso?

-Claro, históricamente la BN ha estado vinculada a la educación, además de lo que puede ser un apoyo a la investigación. Justamente, los programas culturales se piensan en convenio con las escuelas. De hecho, el proyecto del rincón infantil ya lo tenemos definido, porque tenemos todas las publicaciones nacionales de literatura para niños y nadie las viene a pedir. Además, es algo que podemos hacer con los recursos que tenemos. Esto no significa que no queramos crecer y mejorar. Ése es el objetivo de los distintos convenios, como el que tenemos con la Universidad de la República, llamado periódicos.uy: materiales que están siendo digitalizados a texto completo. La idea es continuar con estos trabajos y con las articulaciones que nos potencien mutuamente.

¿Nos podés adelantar algo de los festejos? ¿De qué va a tratar, por ejemplo, el ciclo con Cinemateca?

-Buena parte del patrimonio cinematográfico del país está en Cinemateca. Pretendemos hacer ciclos documentales de determinadas características, ciclos de cine uruguayo, e incluso estamos investigando cuánto de la BN hay filmado. Descubrí un reportaje fotográfico referido a las manifestaciones de los años 70, y en todas aparece la BN porque fueron en 18 de Julio, y tenemos al lado a la Universidad y detrás al IAVA. Hay fotos interesantísimas, y pensamos que también puede haber películas o videos que queremos rescatar. A su vez, acá tenemos películas que tal vez a Cinemateca le interesen. Pero los festejos también incluyen actividades lúdicas como el torneo anual de ajedrez, que reúne varias propuestas interesantes: no sólo habrá 200 participantes jugando en forma simultánea, sino también un concurso de pintura sobre el ajedrez, que se realizará en las escalinatas. Queremos algo muy vivo, muy cercano a la gente, y por eso se integran actividades de carácter artístico, como música y teatro, y permanentes presentaciones de libros, todo de manera gratuita.

Tenemos reservadas todas las salas prácticamente hasta fin de año. Será una cantidad enorme de actividades de celebración por los 200 años, a las que se suman dos congresos internacionales muy importantes, que se realizan en Uruguay por primera vez. Uno será en octubre, referido a antropología forense: para el momento en que todavía está el país, continuando con las excavaciones en los cuarteles, que vengan los mejores expertos del mundo es un hecho muy importante. En noviembre, también por primera vez, se harán las jornadas de bibliotecas digitales universitarias. Siempre se desarrollaron en distintas provincias de Argentina, y este año serán por primera vez un acontecimiento binacional, con estas jornadas en la BN.

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