En febrero, cuando la diaria anunció que, por primera vez en su historia, la Comedia Nacional (CN) dedicaría todo un año a autores nacionales, explicábamos que si bien el elenco oficial fue fundado con el objetivo de difundir y presentar obras de dramaturgos uruguayos, con el tiempo se fue inclinando hacia el repertorio clásico, lo que algunos atribuyen al peso de figuras como la de Margarita Xirgu y otros directores especializados en ese rubro. Cuando Mario Ferreira volvió a asumir la dirección de la CN, dijo que se debía tener más en cuenta a la dramaturgia nacional y que era hora de atender “toda esa zona de autores que no hemos abordado o a los que no hemos llegado”, con “apuestas fuertes”. “Lo interesante es ver qué ocurre con nuestro público a partir de estos montajes, en los que la CN expone de qué están hablando nuestros autores y qué temáticas están abordando”, comentó, y añadió que también se retomarían obras de dramaturgos ya fallecidos “y que fueron representadas muchos años atrás, porque les encontramos mucha vigencia”.
La semana pasada se presentó la programación: Ferreira afirmó que uno de los mayores atractivos al momento de pensarla fue “la libertad con la que trabajamos para tomar decisiones en relación con el valor artístico sobre las obras que elegimos representar”. La elección de dramaturgos es ecléctica, y la diversidad también abarcó a las direcciones: serán ocho obras, en las que una actriz del elenco debutará en la dirección, como es el caso de Lucía Sommer, mientras que otros, como Santiago Sanguinetti, Ariel Caldarelli, Marisa Bentancur y Jimena Márquez, asumirán por primera vez ese papel en la Comedia.
El primer estreno será el 14 de mayo, cuando se presentará por primera vez un texto de Franklin Rodríguez, Los descendientes, con el que la directora Mary Varela volverá a dirigir a la CN, después de su puesta de Los de siempre en 2010: la obra cuenta la historia de una ciudad que se ve conmocionada por la visita de Margarita Xirgu mientras el Graf Spee se acerca a Montevideo y el presidente Alfredo Baldomir enfrenta luchas con los opositores a su gobierno, alternando temáticas como la inmigración, la apropiación del territorio, el pasado y la identidad como emblema familiar.
La siguiente pieza, el 21 de mayo, será El gato de Schrödinger, escrita y dirigida por Santiago Sanguinetti, en la que un jugador de fútbol abandona la cancha en medio del partido, y se despliega el juego entre la física cuántica y el gato de Schrödinger aplicado a la vida cotidiana; cruza anarquismo, zombis y barras bravas, junto a la solitaria esperanza de que, en otro universo, “algo mejor esté pasando con cada uno de nosotros”.
El 28 de mayo, con dirección de Ariel Caldarelli, vuelve El Otelo oriental (o el hotel oriental), de Milton Schinca, que, 28 años atrás, Jorge Denevi había adaptado para la CN. En ese texto, cuya puesta está en sintonía con la conmemoración este año de cuatro siglos de la muerte de William Shakespeare, Schinca versiona la clásica tragedia de ese autor que tiene como tema dominante el de los celos, y la transforma en una comedia de enredos ubicada en una señorial casona de la Banda Oriental, en 1828 (el mismo año en que Argentina y Brasil, con fuerte incidencia de la diplomacia británica, acordaron la creación de Uruguay como estado independiente).
Otro de los títulos que se presentarán (el 11 de junio) será Lucas o el contrato, de Dino Armas, con dirección de Lucía Sommer, en el que dos mujeres desconocidas que agendan un encuentro cada jueves descubren que sus vidas tienen más en común de lo que sospechaban.
Extrañamente, de Schinca se incluyó un segundo texto, Las artiguistas, cuando la propuesta de dedicar la temporada a autores nacionales posibilitaba pensar, mapear y discutir el trabajo de dramaturgos contemporáneos y anteriores. Más allá de los méritos de Schinca o de este par de obras suyas, con la reiteración se perdió una posibilidad de conocer otro tipo de propuestas. Lo mismo ocurre con la inclusión de Barranca abajo, de Florencio Sánchez: pese a su indiscutible condición de mito fundacional, y a que seguramente la dirección de Marianella Morena le aporte nuevos sentidos, se vuelve sobre una obra que ya se había montado en 2013 -sólo por tomar en cuenta los últimos años-, y en su lugar se podría haber incluido, por ejemplo, algún texto de Carlos Maggi, de cuyo fallecimiento se cumple un año.
Otros textos
Las artiguistas se presentará por primera vez el 17 de junio en el Cabildo y será dirigida por Marisa Bentancur, quien seguramente apueste a nuevas lecturas de esta obra. Se trata de las historias de seis mujeres mientras acompañan a José Artigas en los hechos más importantes de la revolución oriental, y alternan distintos perfiles: pueblerinas y citadinas, madres, esposas e hijas que viven el miedo, el dolor, la traición o el triunfo.
El 17 de setiembre llegará, con dirección de Mario Ferreira, la última pieza que escribió Alberto Paredes, El poder nuestro de cada día (1998), en la que se presenta a una familia humilde y su inesperada oportunidad de salir adelante cuando su tranquilidad es perturbada por una tragedia.
El 24 del mismo mes se estrenará Barranca abajo, con versión y dirección, como ya se dijo, de Morena: la conocida trama de la obra repasa el desmoronamiento de la vida de Don Zoilo, quien va perdiendo sus tierras y el afecto de su familia. El dossier de la obra presenta a este protagonista como “‘un viejo comunista’ que cree en los valores y la palabra dada”, a Robustiana como “una sindicalista contemporánea” y a Prudencia como “una sex girl”, y agrega que “el trío de las mujeres se cierra con la fusión de los personajes de esposa y hermana”, haciendo dialogar al texto de Sánchez con la contemporaneidad.
Jimena Márquez dirigirá su texto La duda en gira (2 de octubre), que juega con los límites de la ficción por medio de una compañía teatral en gira, enfrentada a una crisis por haber repetido, durante años, la misma pieza: La duda, una versión del Hamlet de Shakespeare.
Como parte del Festival Internacional Cervantino (que conmemora los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes), la Comedia cerrará el año con La fuerza de la sangre (13 de octubre, bajo la batuta de Juan Antonio Saraví), adaptación que Carlos Manuel Varela -dramaturgo que falleció el año pasado- realizó en el marco del proyecto Teatros ejemplares, en el que cinco autores uruguayos adaptaron algunas de las novelas ejemplares cervantinas.