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La canción del frío

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La industria cinematográfica argentina es tan pujante que su proliferación de estrellas da pie a cosas como “por primera vez juntos en la pantalla Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia”, como quien dice Robert Mitchum y Gregory Peck, Jean- Paul Belmondo y Alain Delon, Steve McQueen y Paul Newman. Cualquiera de esos dos nombres ya garantiza un piso relativamente alto de boletería, y la curiosidad en la combinación, aun más. Y aunque estrictamente la historia podría contarse sin más recursos que un paisaje nevado, un par de cabañas y menos de una decena de actores secundarios, estas dos presencias agónicas la convierten en el primer tanque cinematográfico argentino de 2017, coproducido con España, filmado en tres países, con una estrella femenina española, el lujo de tener a Dolores Fonzi para cinco o seis minutos de pantalla y a Federico Luppi para un cuarto de hora, muy amplia difusión previa y la expectativa cierta de estreno en gran cantidad de mercados mundo afuera.

A la hora de caracterizar el género, muchas notas periodísticas la definen como thriller o suspenso. Lo es, pero no tanto. Ante todo, integra un modelo narrativo que no tiene nombre, que suele combinarse con otros géneros -terror, policial, drama, comedia- y que tiene que ver con alguien que regresa a su lugar de origen, donde van saltando elementos de un pasado intenso, que repercuten en el presente narrativo. El espectador parte de una especie de bruma y de a poco va armando el rompecabezas. Somos una familia, que también está en cartel, tiene el mismo esquema, pero en tono de comedia dramática.

Marcos regresa a Argentina con su esposa española para llevar las cenizas de su padre recién fallecido a la propiedad familiar, en algún punto de las montañas del sur del país. En esa propiedad vive, como un ermitaño, su hermano hosco, agresivo y resentido. La historia va a involucrar elementos muy dramáticos, que tienen que ver con fratricidio, incesto, violencia doméstica, culpas, aislamiento, locura, la codicia por varios millones de dólares. Entre flashbacks, narraciones orales y algunas evidencias que emergen, vamos recomponiendo el pasado, mientras el presente involucra los peligros del clima extremo, discusiones y algún intercambio de disparos. Son muchas cosas, pero transcurren mayormente a un ritmo pausado, grave. Tan grave y serio que aun las cosas fuertes que sí ocurren u ocurrieron terminan pareciendo poca cosa. Es interesante la historia y obviamente está llena de potencialidad dramática. Esta de pronto no condice con el resultado concreto: quizá haya cierto exceso de expectativas con respecto a las revelaciones. Otro problema es que acompañamos la historia mayormente desde el punto de vista de Marcos, incluso sus pesadillas y recuerdos; pero Marcos es justamente uno de los pocos personajes que efectivamente conocen todo, y para preservar los misterios, el dispositivo narrativo hace trampa, haciéndonos entrar sólo a fragmentos censurados de esas pesadillas y recuerdos. Cuando llega el momento de las revelaciones finales, que van a atar la mayoría de los cabos sueltos, entonces la complicidad se transfiere a Laura, quien tiene un rol decisivo, pero resulta que su personaje no se llegó a desarrollar, no tiene una personalidad suficientemente delineada que ayude a anclarla con los espectadores.

Todo está filmado de manera muy profesional. Los actores argentinos cumplen muy bien en la medida en que lo permiten sus personajes. Es notable tanto en Sbaraglia como en Darín el poder de sus timbres de voz, que hacen buena parte de la actuación y del carisma de ambos, y es un placer oírlos dialogar (lástima que el personaje de Darín sea tan lacónico). Hubo cierto empeño en insistir en impresiones sinestésicas de frío helado y viento: mucho blanco, cielo gris, un tratamiento de sonido nada sutil (se recarga el sonido de los pasos en la nieve, y unos silbidos de viento desparramados en el surround) y una música de frío que termina dejando la sensación de que estamos en Canadá o en Escandinavia, porque esos clichés sinfónicos de frío se establecieron más en función del hemisferio norte que de la Patagonia.

Nieve negra

Dirigida por Martín Hodara. Con Leonardo Sbaraglia, Ricardo Darín y Laia Costa. Argentina/España, 2017.

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