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En el marco de los diez años, les pedimos a algunos de los autores más emblemáticos de la editorial que comentaron lo que define a Martín Fernández y su proyecto editorial. Para Daniel Mella (Lava, El hermano mayor), lo que lo distingue es su voluntad: “Hay que tener mucha voluntad para haber hecho lo que hizo y seguir haciéndolo”, sobre todo “en un país como este”. Cree que su “voluntad de hacer” y su “amor por los libros” son contagiosos, y recuerda cuando hace diez años lo fue a buscar a su casa para reeditar Pogo (1997) y Derretimiento (1998): “Un loco. Me llamó, cayó por casa. Terminó regalándome una computadora suya para que pudiera corregir los libros y, en una de esas, volver a escribir. Para mí es un amigo. Y estoy seguro de que muchos de los que publican con él lo sienten así. Publicar en Hum es, en primer lugar, publicar con Martín. También es formar parte de un proyecto bastante único”. Aunque dice que no puede compararlo con otras editoriales, supone que, desde lo práctico, Hum asegura cierta visibilidad.

Damián González Bertolino (El fondo, El increíble Springer, Los trabajos del amor), señala la pasión. “Siempre está buscando la mejor posibilidad para que un libro encuentre el mejor camino hacia el público. Ese entusiasmo lo lleva, además, a correr riesgos, a proponerse desafíos nuevos o, a la vez, dejarse llevar por los de los otros. Pero también es capaz de ponerte un freno cuando los caballos de tu propio entusiasmo amenazan con desbocarse. Siento por él un profundo agradecimiento que excede lo estrictamente profesional, ya que también cumple con ese rol del editor que es el de apañar a su autor en algún que otro momento difícil. En ese sentido ha tenido hacia mí gestos de una gran nobleza. Martín te defiende y siempre quiere lo mejor para vos y tus libros. Y siempre está interesado por saber en qué estás trabajando o qué ideas tenés. Publicar en Hum/Estuario para mí es un privilegio dentro del panorama de las letras uruguayas actuales. Es una editorial con visibilidad en las librerías, con presencia en los medios de comunicación y convocatoria de público. No son cosas sencillas de conseguir, ni siquiera por separado”.

Para Mercedes Rosende (Mujer equivocada, El miserere de los cocodrilos) el “fenómeno Hum” es la gran “quijotada de publicar libros”, y de “publicar muchos libros en un país que no lee o lee poco”. Una editorial que “irrumpió hace diez años y para asombro de todos (o mío, al menos) logró transformar esa utopía en una empresa sostenible. Y tené en cuenta un detalle nada menor: el fuerte de Hum y Estuario es la ficción escrita por uruguayos, un género complicadísimo a la hora de hablar de ventas. Que no te parezca poco. Sumale el esfuerzo en prensa, difusión y distribución, el gerenciamiento que hace del libro y del autor esta editorial que, tras cartón, es independiente. Para mí, publicar con Martín y Marcela Saborido, Sergio Pintado y Lucía Boiani es sentirme parte de un dream team editorial”.

Felipe Polleri (La inocencia, ¡Alemania, Alemania!, Los sillones marchitos) se sorprende cuando dicen que los editores “no te van a buscar a tu casa”, porque precisamente, hace diez años, “cuando yo no tenía editor por un montón de buenas y malas razones, una nochecita me llamó un tal Martín y me dijo que pensaba iniciar una nueva editorial, llamada un, o jum, o hum, y que si tenía algo y no era molestia, sería un honor, pero el honor era mío”. Y así, en estos años ya lleva publicados siete libros con alguien que “es un gran editor porque sabe todos los secretos de la profesión, pero sobre todo es un amigo bueno”.

Mercedes Estramil (Irreversible, Rojo, Hispania Help), en cambio, elige definirlo por su grandeza, porque cree que se trata de un cruce de “inteligencia, empatía, constancia, buena onda, discreción y audacia. Y por supuesto Hum no es solo Martín; se rodea de gente que tiene esa misma veta, como Marcela, una crack a todo nivel”. Para ella, publicar en Hum es “casi exclusivo. Estoy contenta ahí, me siento parte de la casa (y no en el sentido estrecho de la comodidad). Me gusta esa adrenalina que da estar con gente que labura en serio y busca lo mejor”.

“Martín es una especie de fuerza cinética, una libido hiperactiva”, afirma el olimareño Gustavo Espinosa (Carlota podrida, Las arañas de Marte, Todo termina aquí). “Así lo percibo yo, que soy una especie de gaucho abúlico. Eso es lo que le ha permitido instituir un mainstream más o menos nuevo en la literatura nacional”, observa. Opina que el equipo de Hum “ha creado un espacio que, al principio, fue algo así como el off Broadway”, y por eso, ahora, “tendrá que surgir el off off Broadway”.

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