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La lingüística como acción social

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Michael Alexander Kirkwood Halliday (1925-2018)

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MAK Halliday nació en Leeds, Inglaterra, el 13 de abril de 1925 y murió en Sídney, Australia, el 15 de abril de 2018. Fue un lingüista, profesor y teórico que desarrolló la lingüística sistémica funcional y tuvo gran influencia en el desarrollo de la sociosemiótica, así como en el análisis crítico del discurso.

En la década de 1960, en paralelo al modelo del lenguaje como fenómeno individual y psicológico que proponía Noam Chomsky, Halliday planteaba una lingüística que se alineaba con explicaciones sociológicas y concebía el lenguaje como práctica social. Esta orientación funcional y social al lenguaje tiene sus raíces en la antropología (Bronislaw Malinowski, Benjamin Lee Whorf) y en la retórica. También recibe influencias de la Escuela de Praga y la filosofía de Ludwig Wittgenstein. La teoría da cuenta de cómo se usa el lenguaje y explica las características del sistema por sus usos. Según Halliday, el lenguaje ha evolucionado para satisfacer las necesidades humanas y es como es por los usos que ha tenido. Es decir, la manera en que el lenguaje está organizado es funcional, no arbitraria. La estructura se explica de acuerdo a cómo el lenguaje es usado. El lenguaje, desde esta perspectiva, es un recurso semiótico social. El sistema lingüístico es un potencial que permite a los hablantes/usuarios opciones para construir significados. Sin embargo, estas opciones no son iguales para todos, ya que se reconoce que la socialización en una sociedad estratificada da acceso diferencial a estos recursos semióticos. Halliday trató de desarrollar una teoría marxista del lenguaje que establece una relación dialéctica entre el lenguaje y la sociedad. Explica de esta manera la variación del lenguaje y la evaluación que se atribuye a estas variedades en relación con las relaciones sociales en las que emergen. Desde una perspectiva sociosemiótica, el lenguaje no sólo refleja las estructuras sociales, sino que las construye. Esto reconoce el poder del lenguaje en los procesos de reproducción y transformación social.

La lingüística para Halliday fue una forma de acción social comprometida ideológicamente. Su trabajo estuvo siempre implicado socialmente desde el trabajo en proyectos educativos en la década de 1970 en Inglaterra (Breaking through Literacy y Language in Use), que sirvieron para replantear la manera de enseñar lengua en las escuelas, hasta las colaboraciones con investigaciones de inteligencia artificial, desarrollando programas de generación y procesamiento de datos a nivel computacional. Su trabajo abarca una increíble cantidad de problemas lingüísticos reales, borrando la diferencia entre teoría y práctica. Desde la investigación del desarrollo del lenguaje en niños a nivel ontogenético, pasando por el desarrollo del lenguaje científico en Occidente a nivel sociohistórico, hasta la descripción de la gramática del inglés y del chino, su obra incorpora problemas teóricos y los actualiza en la práctica, que informa nuevamente del desarrollo de la teoría.

Las ideas de Halliday han tenido gran influencia en América Latina desde la década de 1990, cuando hizo uno de sus primeros viajes a Argentina. Varios investigadores usan la teoría sistémica funcional en sus trabajos teóricos sobre el español, y otros en la lingüística aplicada a la enseñanza de lenguas y el análisis crítico del discurso. Pero ha tenido su mayor impacto en Australia, donde el lingüista vivió desde fines de los 70, cuando se creó la cátedra de lingüística en la Universidad de Sídney.

Hoy en día, las ideas de Halliday están más vigentes que nunca, ya que su desarrollo teórico de la relación entre lenguaje y contexto a nivel situacional y cultural permite abordar problemas como el multilingüismo, la propaganda y la ideología. También han servido para el desarrollo de teorías y metodologías de análisis que dan cuenta de formas de comunicación multimodales como las que caracterizan el uso de nuevas tecnologías. MAK Halliday fue uno de los más importantes lingüistas del siglo XX, un intelectual que marcó la importancia de asumir la responsabilidad social como académico.

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