El docente e historiador de la educación Gerardo Garay Montaner acaba de publicar el libro Singular. Jean Daniel Revel y el mundo cultural de la inmigración valdense. En esa obra, dominada por una estilo ameno y refinado que invita a seguir avanzando en la lectura, aporta una nueva mirada sobre el proceso de colonización valdense que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX en Uruguay, a través del análisis de una serie de cuadernos escritos por un joven inmigrante que llegó a este país en 1863 y que se destacó por el afán de consolidar la cultura escrita en aquella comunidad.
“Me resulta interesante estudiar qué leían, por qué leían, cómo lo hacían, porque el acto de leer no consiste solamente en la adquisición de una habilidad”, sino que “también es la forma como un hombre, una mujer, le encuentran sentido al mundo”, explicó Garay en diálogo con la diaria.
¿Quién fue Jean Daniel Revel y por qué decidiste escribir un libro sobre él?
Jean Daniel Revel fue un hombre común, que nació en 1840 en San Giovanni, en los denominados Valles Valdenses. Cuando tenía 23 años decidió migrar junto a su madre, su esposa y otros vecinos a estas tierras en Sudamérica. En esta época era habitual que los hombres comenzaran a escribir un diario de memorias, como si el comienzo de la vida adulta los obligase a tomar registro de sus vidas, de los asuntos de la familia que estaba bajo su responsabilidad y del conteo administrativo de sus finanzas. Era un modo también de forjar una identidad personal, cultural y religiosa. Es curioso que en ese mismo momento, por lo que puede observarse en las sociedades europeas, muchas mujeres, que habían comenzado a escribir desde niñas memorias o diarios íntimos, dejaban de hacerlo. La vida matrimonial no daba lugar a la intimidad femenina. Lo cierto es que Jean Daniel comenzó el diario de memorias en el barco que lo estaba transportando a una nueva vida. Durante 40 años escribió casi cotidianamente en pequeñas libretas acontecimientos que tuvieron que ver con su vida y la de las primeras familias valdenses en esta zona del mundo. Porque Revel era un valdense, es decir, miembro de un movimiento herético religioso que cumple este año 850 años de historia.
Pero ¿por qué escribir una biografía de Revel y no de otros valdenses?
Bueno, porque si bien era un trabajador que vino a estas tierras a ganarse la vida en las labores rurales, decidió cargar entre sus maletas 200 libros, comenzar una biblioteca en su hogar, y generar un sistema de préstamo, suscripciones a revistas extranjeras, grupos de lectura, etcétera. Es decir, propició un movimiento de ideas, creando una comunidad lectora en tiempos en los que existían grandes dificultades en el país para consolidar la cultura escrita.
¿Y esos libros de qué trataban? ¿Cuál era el propósito de Revel?
En principio, Revel tenía abrumadoras preocupaciones religiosas, leía de un modo tan comprometido que sus lecturas absorbían e impregnaban su vida. Buscó propiciar un movimiento espiritual que buscara tensar la cuerda en el sentido de una pureza de la fe, mezclado con convicciones apocalípticas que hablaban de la segunda venida de Cristo y de los “dones” del Espíritu Santo. Esto generó conflictos. Los objetos escritos en esta parte del Uruguay, en la década del 60 y 70 del siglo XIX, fueron protagonistas de un ambiente de mucha agitación intelectual. Uno de los pastores llegó a decir que sus libros eran “la plaga de la colonia”.
Hablaste del diario de memorias, ¿cómo se conservaron esos libros?
Son 11 cuadernillos muy simples y de tamaño desigual, la letra va cambiando, como es natural a lo largo de los años. Algún miembro de la familia los descubrió en algún viejo arcón y los donó al Archivo de la Mesa Valdense en Torre Pellice, Italia. Una profesora de francés -porque la lengua escrita preferida por los valdenses fue el francés- lo transcribió manualmente a otro documento. Posteriormente Mireille y Oscar Gilles lo convirtieron en un documento digital, revisado y corregido, e hicieron una primera publicación. Yo me serví de esta última versión que tiene una extensión, junto a cartas y otros documentos de casi 400 páginas.
¿Por qué elegiste el nombre Singular para darle título al libro?
Singular significa alguien que no encaja en las categorías preestablecidas, alguien que no es necesariamente representativo, que no es “típico”, diríamos. Alguien que no se siente representado por el “promedio”. Nos han insistido tanto con la necesidad de encontrar rasgos comunes en las ciencias humanas que a veces nos olvidamos de que lo habitual son las diferencias. No existe en la naturaleza dos partículas de polvo iguales, ni dos orejas iguales, mucho menos dos individuos que sean iguales. Esta biografía de Revel no se agota en su personalidad, es un lindo modo de acercarnos al entorno material, cultural y religioso de los inmigrantes valdenses en Uruguay en el siglo XIX.
¿Cómo se dio esa singularidad de Revel en su comunidad? ¿Hay indicios en sus relatos acerca de la forma en la cual era visto por los integrantes de su comunidad?
Si bien era un chacarero, cumplió labores de predicador, enseñante, escribiente de las demandas de sus vecinos, visitó enfermos, es decir, tuvo una participación muy activa como referente espiritual de la comunidad. Este tipo de tareas las revistió de una profunda inquietud intelectual. Este ambiente de agitación a menudo se ha pasado por alto; desde sus inicios, el movimiento valdense tuvo diferentes tendencias y acentos que sirvieron como estímulo para el desarrollo de la cultura escrita y la necesidad de alfabetización, y todo esto mucho antes de que se consolidaran las escuelas de instrucción formal y el famoso liceo en la zona, en 1888. Me sorprende la valentía y la obstinación de Revel para hacerse tiempo, estudiar, leer y comentar los textos bíblicos, en soledad, con su esposa y en pequeños grupos. Por un lado, fue una personalidad muy respetada en su comunidad, pero por otro, fue el motivo de confrontaciones muy duras en materia religiosa y en aspectos de organización de la colonia.
¿Por qué elegiste el período 1863-1878 para llevar a cabo esa investigación?
Es una investigación que tiene varios momentos. Este libro versa sobre ese primer período que abarca desde la llegada de Revel a las costas del Rosario oriental hasta la llegada del pastor Daniel Armand Ugon, hecho que generaría un cambio en la dinámica interna de la comunidad.
¿Qué importancia tenía lo escrito en aquel universo?
La cultura escrita se iba abriendo paso en los vínculos de la vida cotidiana, en el registro de actos civiles y comerciales, en la difusión de noticias y especialmente en la formación de las nuevas generaciones. Me resulta interesante estudiar qué leían, por qué leían, cómo lo hacían, es decir, en qué condiciones y momentos del día, por ejemplo, porque el acto de leer -tanto ayer como hoy- no consiste solamente en la adquisición de una habilidad, es también, como ha señalado Robert Darnton, la forma como un hombre, una mujer, le encuentran sentido al mundo.