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Misterio celeste

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Al ver el libro ahí, en el estante, con los dos nombres impresos en la tapa –Sergio López Suárez y Alfredo Soderguit–, una tiene la certeza de que recorrer las páginas no puede resultar decepcionante. Y se zambulle en la lectura de El misterio del monte celeste (Planeta Junior). Capas de realidades –de una obra dentro de otra– se mezclan en este cuento en el que cuatro animales –un yacaré, una rana, un perro y una vaca– se descubren celestes sobre un fondo celeste, en el que resulta difícil distinguir unas cosas de otras. El horror ante tan extraña metamorfosis da paso al deseo de saber y al impulso por investigar.

La ilustración se estructura mediante el uso del color y la técnica pictórica: riguroso celeste con siluetas trazadas en azul para los cuatro protagonistas; muchos colores y fuertes contrastes de luz y sombra cuando aparecen las personas y el misterio se devela (o se descubre, que es más sencillo, corregiría la rana). El texto de López exuda humor y cuidado por la materia lingüística, además de una caracterización potente de los personajes en pocas líneas, en esta historia que vuelve sobre un tema clásico del arte: la creación.

Ilustración y lenguaje van juntos, se ensamblan en un trabajo formidable en el que se pueden rastrear referencias pictóricas, literarias y estéticas. Con un comienzo repetitivo, típico de toda una tradición del cuento infantil –un personaje tiene una experiencia extraordinaria, luego se encuentra con otro que se une a su intento por entender, etcétera–, encuentra el punto de inflexión exactamente en la mitad, que da lugar al ingreso del color, de la complejidad, de la explicación. Un título potente, en el que trabajan juntos dos autores de gran trayectoria y talento, que resulta una sorpresa gratísima y genera una sola inquietud: ir corriendo a buscar un niño con quien compartirlo.

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