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A mis hijos no los subestiman: “She-Ra y las princesas del poder”

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Allá por el mes de julio, Dreamworks Animation y Netflix dieron a conocer la primera imagen de lo que sería su nueva serie, She-Ra y las princesas del poder. Aquel dibujo la mostraba sosteniendo su tradicional espada de protección, sus tradicionales cabellos rubios y un traje que homenajeaba al original aunque era más práctico y menos revelador. Para qué.

A los pocos minutos, un grupúsculo de internautas alzó sus voces y por esa cosa de nuestro mundo actual, las críticas de unos poquitos repercutieron mucho más que el silencio “otorgante” de las grandes masas. ¡Se habían robado a la She-Ra de su niñez!

Parece que el nuevo look de la princesa Adora no era lo suficientemente sensual y voluptuoso como recordaban los cuarentones de 2018. Eso, sin tomar en cuenta dos factores importantísimos: la nueva serie estaría enfocada a un público juvenil y cualquiera de esos críticos se habría muerto de vergüenza antes de ver un solo episodio de la She-Ra ochentera, ya que era un producto “para niñas”.

Pasaron los meses, se calmaron las aguas (o se alborotaron en otras costas) y finalmente se estrenó en Netflix la primera temporada de este replanteo de la historia de 1985, que surgió como necesidad de vender juguetes a las niñas luego de haber copado el mercado de niños con los juguetes de He-Man. Lejos estamos de creer que la nueva ficción fue creada sin fines de lucro, pero Noelle Stevenson (ver recuadro) y su equipo de guionistas 100% femenino no dejó pasar la oportunidad de contar otra historia de esas que suenan mucho más acordes a los tiempos que corren.

Algunos elementos del origen apenas fueron modificados: Adora también comienza este cuento como parte de la Horda del Terror de Etheria, hasta que se da cuenta de que está peleando en el bando incorrecto. Pero no hay un hermano mellizo de otra dimensión que la lleve por el buen camino, sino que la joven descubre por sí misma las consecuencias reales de las acciones del ejército al que pertenece.

Para cuando conozca a Glimmer, quien se terminará convirtiendo en una gran amiga, quedará clara una diferencia fundamental con el producto original, que había despertado el temor entre las primeras vocecitas miedosas: en esta serie los cuerpos son (más) reales.

Por supuesto que la mayoría de los personajes siguen siendo “lindos”, pero no comparten todos el mismo físico de supermodelos de la serie original. Esto queda de manifiesto en la mencionada Glimmer, que posee caderas y piernas con las que uno podría cruzarse por la calle y no solamente en una pasarela del primer mundo. Dicho esto, el diseño en general no es una cosa de locos y la animación es bastante regular, siendo este detalle lo más negativo de la serie.

Sin embargo, la gran apuesta está en las historias, que de alguna forma recogen la tradición de dejar un mensaje por episodio, sin que el ritmo corte y aparezcan los protagonistas telegrafiando la moraleja. Pero sí vemos al trío protagónico (Adora/She-Ra, Glimmer y Bow) cometiendo errores de aprendizaje y creciendo con cada entrega de 22 minutos.

El gran arco de la temporada es digno de mencionar por su complejidad, ya que cuenta el esfuerzo de las princesas por reagruparse para combatir a la Horda, mientras el enemigo intenta una y otra vez recuperar a la ovejita descarriada, que ahora puede transformarse en una poderosa princesa que viaja en un unicornio alado parlanchín. En medio de todo eso está la muy interesante relación entre Adora y Catra, la amiga que se quedó sola en el lado oscuro y que la persigue con una mezcla de despecho, resentimiento y el más puro amor.

Tranquilos, integrantes de organizaciones que quieren que sus hijos aprendan de sexualidad con el tío que los lleva a debutar; no hay escenas que hagan explícita ninguna relación que no sea heterosexual, por más que (afortunadamente) el planeta Etheria parece estar mucho más avanzado que el nuestro y sus habitantes expresan sentimientos en forma bastante más libre.

Los trece episodios de She-Ra y las princesas del poder pasan a buen ritmo, excepto un par en el medio en el que el reclutamiento de princesas se vuelve algo repetitivo. Sin embargo, para el cierre la apuesta se redobla y la pelea por la libertad de Etheria involucrará a casi todo el elenco.

Como de costumbre, se recomienda ver la serie con su doblaje original, en el que se destaca Lorraine Tussaint (Orange Is the New Black) como la malvadísima Shadow Weaver. Claro que el ideal es tener público menudo con quien ver la serie en español y que crezcan teniendo modelos a seguir que no siempre sean de pelo en pecho. ¡Por el honor de Grayskull!

Guionista de guionistas

Con apenas 26 años, la joven estadounidense Noelle Stevenson ganó el premio Eisner (uno de los más importantes de la historieta occidental) por la serie Lumberjanes, la historia de un grupo de jovencitas que protagonizan aventuras y descubren misterios en un campamento de verano. Lo que comenzó como una miniserie ya lleva más de 50 números, incluyendo un crossover con personajes de DC Comics.

Si bien Lumberjanes es un trabajo en conjunto con varias guionistas y artistas, Stevenson creó el webcomic Nimona, acerca de la pícara y a veces violenta secuaz de un villano en un mundo que combina elementos modernos con otros medievales. Luego de finalizado, fue publicado en forma de novela gráfica y también le valió un premio Eisner, esta vez para ella solita. Océano lo editó en español y se consigue en el mercado local.

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