Pasó una nueva ceremonia de los Premios de la Academia (Óscar para los amigos, Oscar para los amigos argentinos) y este año el premio más importante fue para La forma del agua, la última película del mexicano Guillermo del Toro. La otra favorita era Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, pero quizás los formularios debían llenarse a mano y ese título era más trabajoso de escribir.
La forma del agua es un cuento de hadas moderno, o no tanto, ya que está ambientado en Estados Unidos en los años 60. En lo más caliente de la Guerra Fría, una limpiadora muda que trabaja en un laboratorio del gobierno se encuentra con una extraña criatura, un ser anfibio a medio camino entre el humano y el pez. La empatía de Elisa (Sally Hawkins) se convierte en atracción y luego en amor. Lástima que los investigadores solamente quieran transformarlo en la próxima arma de la lucha contra la Unión Soviética.
Del lado de los buenos se encuentra un vecino (Richard Jenkins) que se dedica a la ilustración publicitaria y que siente que su tiempo ya pasó, y una colega charlatana (Octavia Spencer) a la que nunca le falta una anécdota protagonizada por el bueno para nada de su marido. Del lado de los malos está el malísimo coronel Strickland (Michael Shannon), quien lidiará toda la película con una herida infligida por el “bicho”. El doctor Hoffstetler, por su parte, deberá decidir de qué lado está, como preguntaba Matías Martin.
Doug Jones es el encargado de dar vida al ser marino, y tiene experiencia en eso de interpretar personajes que no son completamente humanos. Fue el Surfista de Plata en Los 4 Fantásticos y Silver Surfer, el fauno en El laberinto del fauno y el comandante Saru en Star Trek: Discovery. Guillermo del Toro también lo dirigió en Hellboy y Hellboy 2, cuando interpretó a Abe Sapien, otro ser anfibio a medio camino entre el hombre y el pez.
Desde su estreno, y especialmente desde que comenzó a recibir premios (como el León de Oro en Venecia), surgieron las acusaciones de plagio, aunque su director se encargó de explicar que la inspiración es la recordada El monstruo de la Laguna Negra, remake que estuvo a punto de comandar para el Universo Oscuro del estudio Universal, aunque esta vez la relación entre el “bicho” y la humana sea bastante más carnal.
Con toda seguridad ha habido mejores películas en 2017, pero enojarse con los Oscar es no entender ni un poquito la industria del cine. Más allá de eso, si les interesa una de esas historias entre “sapos de ningún pozo” que se conocen y deben superar las dificultades para mantenerse juntos pueden darle una oportunidad a La forma del agua mientras esté en cartel.