Hace bastante tiempo que no veo series de televisión “bajadas de internet”. No es de santurrón, es que es tan amplia la oferta en los servicios de streaming disponibles en la vuelta, que no me darían las horas del día si a eso le sumo las producciones del resto del universo conocido.
Una de mis cuentas pendientes desde su estreno en 2015 era la serie Catastrophe, ya que a través de las redes sociales vi crecer y llegar al estrellato a uno de sus dos cocreadores. Rob Delaney es un comediante estadounidense que a principios de esta década (que ya está por terminarse) comenzó a compartir su material por medio de Twitter. Con un sentido del humor punzante y bastante negro, comenzó a multiplicar sus seguidores, publicó su primer libro y finalmente anunció el estreno de esta ficción, que escribe y protagoniza junto a la irlandesa Sharon Horgan.
Desde entonces solamente había leído cosas buenas de la serie, que originalmente transmitió el Channel 4 del Reino Unido y en Estados Unidos está disponible por medio de Prime Video de Amazon. Pero la versión global de Prime Video, con su catálogo bastante limitado, jamás se dignó a agregarla.
Pues resulta que las compañías de cable, sabedoras de que el televidente se está acostumbrando a ver las cosas en el momento que él quiere, comenzó a incorporar series y películas en streaming. Y gigantesca fue mi sorpresa cuando en medio del catálogo de Nuevo Siglo, quién sabe gracias a qué convenio, encontré las tres primeras temporadas de Catastrophe, con seis episodios de media hora cada una. Era hora de corregir una falta.
18 episodios después...
Sharon y Rob son Sharon y Rob, un par de adultos no tan responsables como deberían ser, que durante un viaje de negocios de este último a Londres se conocen y desatan sus más locas pasiones durante una semana. El ejecutivo vuelve a su casa y un mes más tarde la maestra de primaria le cuenta que está embarazada. Él regresa de inmediato para acompañarla durante el proceso e intentar tener una relación, por más que el orden de los factores atente con alterar el producto.
Lo que en principio suena como una más de las comedias de Judd Apatow se transforma en una ficción realmente recomendable gracias a la posibilidad de que los personajes se desarrollen y a veces aprendan, y por la honestidad vulgar con la que todos los personajes de la serie atraviesan sus grandes o pequeñas angustias existenciales.
Esta tierna crudeza queda de manifiesto desde sus escenas sexuales, alejadas de todo el romanticismo con el que Hollywood nos viene engañando desde hace décadas. Aquí vemos a dos personas que, sin ser feas, se alejan de los seres perfectos de las películas, y disfrutan (o sufren) los momentos más físicos de una conexión entre dos. Pero la serie es mucho más que eso.
La relación entre Rob y Sharon, como todas las del mundo, también tiene su pata en la comunicación, y aquí los actores/guionistas saben cómo mostrarnos los momentos felices, los dubitativos, los de peleas y los de silencios que congelan la sangre. Los diálogos también son crudos, y tocan los tópicos más íntimos o sensibles sin que del otro lado (ese “otro lado” tan temido) se alcen las antorchas. Porque están bien escritos y porque son realmente graciosos, sin que por eso pierdan verosimilitud. Hay personas graciosas en este mundo, por supuesto.
Si querés reír, reí
Como toda buena comedia, en especial las de los últimos años, Catastrophe tiene su importante dosis de drama. Desde el momento en que estos dos sujetos deciden darle una oportunidad al amor con un embarazo de por medio, las tensiones estarán a un malentendido de distancia. A esto hay que sumarle otros componentes ineludibles de la vida cotidiana, como las enfermedades, las tentaciones, las dificultades económicas y el siempre tedioso paso del tiempo.
Los males que vemos en la pantalla no siempre serán padecidos por nuestros queridos protagonistas. Con el correr de los episodios, y de manera muy orgánica, se va formando un elenco que en menos de nueve horas de televisión pinta un catastropheverso complejo y tridimensional, apoyado por destacables actuaciones.
La pareja de amigos de Sharon, Fran (Ashley Jensen, de Extras) y Chris (Mark Bonnar), parecen ser el fantasma de las relaciones futuras, atravesando las vicisitudes de un matrimonio de dos décadas. Al igual que en la vida real, el Rob de la serie es un alcohólico en recuperación y Dave (Daniel Lapaine) es el desastroso amigo que le recuerda lo que sería su vida de no haber escapado de las adicciones.
Por último, entre muchos intérpretes dignos de mencionar, se encuentra Carrie Fisher en uno de sus últimos roles televisivos. La general Leia Organa es en esta ocasión Mia, la madre de Rob. Sus presencias se dan en cuentagotas y la mayoría de las veces conversa con su hijo por teléfono desde el otro lado del océano, pero con eso alcanza para construir a esta imbancable veterana que bien en el fondo podría esconder un buen corazón.
La pareja pareja
Rob Norris y Sharon Morris no son la pareja perfecta, pero Rob Delaney y Sharon Horgan sí. Sus personajes escapan a todos los estereotipos, muestran sus imperfecciones físicas y se definen en igual medida por sus fortalezas y sus debilidades. En lo personal, no me encontraba con una relación tan realista desde la que nos mostraron en Better Call Saul entre Jimmy McGill (Bob Odenkirk) y Kim Wexler (Rhea Seehorn).
El guion hace algunos saltos temporales que no serían necesarios en ficciones más largas, pero los seis episodios por temporada son perfectos para mostrarnos un pedacito de la vida de los protagonistas, cómo se enfrentan con lo más reciente que les deparó el destino (o sus propias debilidades) y cómo muchas veces la pareja debe reconvertirse como requisito necesario para seguir adelante.
Sin sermonear y sin golpes bajos innecesarios, pero con franqueza y algunos golpes bajos necesarios para la trama, se disfruta en poco tiempo y puede dejar al espectador con ganas de más. Eso siempre será preferible a las series de 23 episodios por temporada de las cuales en los foros se discute cuál fue el episodio más de relleno, si el 7, el 15 o el 22.
En qué andan
Rob Delaney pudo verse y disfrutarse en Deadpool 2 como Peter, uno de los integrantes más inútiles de X-Force. Mientras tanto, Sharon Horgan creó la serie de HBO Divorce, protagonizada por Sarah Jessica Parker, que se encuentra preparando su tercera temporada. En cuanto a Catastrophe, la cuarta y última tanda de episodios se emitió en Reino Unido entre enero y febrero de este año. Veremos cuándo llega al streaming de acá.