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Natalie Palamides: Nate - A One Man Show, Netflix.

Un especial de comedia ordinario, entrometido, malhablado... y muy gracioso: Nate - A One Man Show en Netflix

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Gracias a la oferta disponible en las plataformas de televisión a demanda, tenemos una idea de lo que podemos esperar cuando damos play a un especial de comedia. Todo comenzará en un teatro relativamente clásico, en cuyo escenario se presentará una persona con dotes de comedia. Durante aproximadamente una hora, provocará risas del público con una serie de pensamientos graciosos y chistes de remate. Unos en sus asientos y otro en el sitio de privilegio.

Bueno, Nate - A One Man Show no es un especial de comedia cualquiera. Están advertidos.

La comediante detrás de este espectáculo se llama Natalie Palamides, pero apenas si la veremos unos segundos. El verdadero protagonista es Nate, que en los primeros segundos dejará bien claro que es un “macho alfa” estereotípico. De pelo en pecho, rostro golpeado y una pasión por el batido de proteínas.

Toda la puesta en escena tiene una suciedad buscada. Los camarógrafos buscan reflejar los 360 grados de show, así que suelen verse en la toma. Los objetos quedan tirados en el piso. Hasta las risas del público son más sucias que las de los especiales convencionales. Como si cada una de esas personas supiera lo que les está por ocurrir.

Es que Nate, esta persona que acaba de sufrir un desengaño amoroso y está tomando clases de pintura para entrar en contacto con sus sentimientos, tendrá un constante ida y vuelta con quienes pagaron su entrada. Si sufren de vergüenza ajena, salgan de ahí y vean a Jerry Seinfeld.

Hay que reconocer la capacidad de Natalie, escondida detrás del vello facial y frontal, para construir su historia dependiendo de la respuesta del público. Los pone a trabajar y responde a partir de sus respuestas. Las primeras de ellas son las más complejas, las más arrojadas, y las que marcan la última advertencia para espectadores que no gusten del humor que juega al borde. Al borde de muchas cosas.

Nate se acerca a muchachas de la primera fila y estira sus manos hasta quedar cerca de los pechos de ellas. Se detiene. Pregunta. “¿Puedo?”. Hace repetir al público que lo importante es preguntar. Pero insiste, hasta que alguna de las presentes cede y acepta. Este macho alfa entiende que lo importante es preguntar... y preguntar. Tarde o temprano, alguna caerá.

Gran parte del espectáculo girará alrededor de una pobre pareja que contestará afirmativamente alguna de sus preguntas. Hasta que Nate descubra que ella (pobre) es en realidad su ex, y él (pobre) es la persona con la que engañó a Nate. Todo se terminará resolviendo en una lucha a pechos descubiertos entre el joven y Natalie-Nate cubierta solamente por un manojo de pelos frágilmente pegados a su torso.

Sí, hay lenguaje soez y vulgar. Hay momentos de mal gusto. Hay prótesis genitales con las que se realizan actividades reñidas con la moral. Y todo con el propósito de provocar. La risa o el espanto, pero provocar. ¿Por qué funciona? ¿Por qué Nate - A One Man Show se ha colado en las listas de los mejores especiales de comedias del año? Pues porque Natalie lo hace muy bien y su espectáculo de Netflix es muy efectivo. Siempre y cuando te guste esa clase de humor.

No mencioné la ducha, el enorme cuadro de una parte de la anatomía femenina, ni la escena candente con un maniquí. Tampoco mencioné que todas estas ordinarieces juegan en el marco de un montón de críticas acerca de masculinidades tóxicas y actitudes posesivas de todos los géneros. Pero no funcionaría si Natalie no fuera tan graciosa.

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