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En Tres huevos azules Cristina Macjus propone cuatro historias entrañables sobre la infancia a la orilla de la selva

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El vínculo de los niños con los animales es un tópico indiscutido de la literatura infantil y juvenil. De alguna manera, esa fascinación nos cuestiona acerca de los vínculos con el mundo natural, que se ofrece, más o menos cercano, más o menos asequible, a la observación y, por sobre todas las cosas, a la curiosidad, esa potente pulsión infantil. Es un vínculo no siempre exento de conflictos, en el que la presencia humana es puesta en cuestión, interrogada, no siempre bienvenida, no siempre saludable.

Hay una tradición enorme que enfoca el vínculo en lo salvaje, que incluye a un gigante como Horacio Quiroga con sus Cuentos de la selva. Más cerca, Julio C da Rosa explora el entorno inmediato de su personaje en los distintos animales que pretende adoptar como mascota, bichos del campo que no se dejan aprehender porque pertenecen a la tierra que habitan. Quiroga y Da Rosa son dos de los autores que me resulta inevitable evocar al leer los cuentos de Cristina Macjus.

De los numerosos libros que remiten a la selva, que se convierte en el epítome de lo salvaje, lo inexplorado, lo desconocido, lo peligroso, lo exuberante, de la naturaleza que interpela, fuente de preguntas y maravillas, también en Pequeño Editor y en un tono a la vez similar y diferente del de Macjus, se puede rastrear Mi papá estuvo en la selva, de Anne Decis, con magníficas ilustraciones de Gusti. En aquel caso un niño contaba lo que su padre le contaba a él sobre la selva, con idéntico asombro, respeto y entusiasmo por conocer; en el libro de Decis el énfasis estaba más bien en lo que la selva contiene, desde una perspectiva enfocada en el conocimiento, mientras que Macjus, más que observarla, la vive en la cotidianidad, la presenta como un territorio posible. Los personajes de Tres huevos azules... se mojan en el río, se cansan hasta el agotamiento en largas caminatas, acarician el pelaje suave del gato semisalvaje, se ponen tristes cuando alguno de esos amigos peludos se va, siguiendo su naturaleza, para no volver.

Si hay un antecedente claro en las historias que componen Tres huevos azules y otros cuentos salvajes es El jardín de Lili, la novela que la autora publicó en 2009 por el sello Norma y que en 2014 salió en Uruguay por Criatura. Podría funcionar como precuela. En El jardín de Lili, la protagonista se mudaba junto a su familia desde Misiones a Buenos Aires, una ciudad enorme que les era extraña, ajena, y en la que, trasplantados, les costaba echar raíces. El universo vegetal era allí refugio y lazo con el pasado y su nostalgia.

Macjus es misionera: vivió en esa provincia del norte argentino hasta que a los 18 años se mudó a la capital para estudiar una carrera universitaria. Las historias que componen Tres huevos azules... se adivinan, pues, con un pie en sus recuerdos de infancia. “A un costado de mi casa había un monte. Del otro lado, un yerbatal. Por el jardín pasaban animales”. Esa referencia sintética, sin vueltas, es suficiente para proponer un viaje, para que el lector se traslade a un lugar cuyo exotismo se cancela por la proximidad de lo cotidiano, de lo que está al alcance de la mano. Los cuatro cuentos, “Tres huevos azules”, “Piraí”, “Río de hormigas” y “Dos mitades” componen un conjunto que abre la imaginación y, en particular, el deseo de estar ahí.

En esa apuesta por la cercanía, Macjus nos regala cuatro historias redonditas asomadas a la aventura, en las que la selva misionera se huele, se escucha, se siente, y en las que el vínculo entre humanos y animales es a la vez amoroso y respetuoso de los límites que impone el devenir natural, sabe de vida y muerte, de ausencias y despedidas aceptadas. Con un estilo austero, por momentos poético, Macjus ofrece una escritura en la que nada sobra pero tampoco falta, de una exacta selección léxica, y la lectura de estos cuentos es un disfrute en su sonoridad y en la casi materialidad de la evocación. Las ilustraciones de Méndez acompañan el viaje: muestran y esconden, juegan con las transparencias y apuestan fuerte a la expresividad de los gestos y la exuberancia que prodiga el entorno.

Tres huevos azules y otros cuentos salvajes, de Cristina Macjus y María Elina Méndez. Pequeño Editor, 2021. 40 páginas. $ 1.280.

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