En 1982 fue el creador de El Dedo, el logo (o mascota) de la revista homónima, que se convirtió en uno de los hitos del fin de la dictadura. Ese mismo año, Fermín Hontou emigró a México y retornó a Uruguay en 1985, cuando El Dedo ya no existía, pero sí Guambia, el siguiente emprendimiento del infatigable Antonio Dabezies.
En la década siguiente, las caricaturas políticas del artista que firmaba como Ombú se volvieron una marca distintiva de las primeras páginas del semanario Brecha. Por esa época, el dibujante comenzó a colaborar habitualmente con el suplemento El País Cultural y sus ilustraciones también aparecieron en publicaciones extranjeras, como el periódico francés Le Monde, entre otras. Su trazo geométrico y sus sombras duras eran inconfundibles y enriquecían los textos que acompañaban.
Creador, junto a Tunda Prada, del Taller de Caricatura e Historieta y del sello AlmaZen, fue también un retratista dedicado. Su trabajo como historietista incluye una finísima versión de “Rodríguez”, el cuento de Paco Espínola, y la serie El Manicero, junto a Carlos Di Lorenzo (Dilo), que habían iniciado en 1981 y revivieron en 2007. Sus obras merecieron retrospectivas en el Museo Nacional de Artes Visuales y el Museo Blanes.
Ombú había nacido en 1956 en Montevideo. En los últimos meses debió someterse a una operación delicada y hace dos días tuvo un accidente doméstico. Murió este jueves en el sanatorio del Círculo Católico.