Un grupo de alumnas y alumnos de la Escuela Comunitaria de Cine del Oeste viajó a la provincia argentina de Misiones para participar del Festival de Cine Oberá en Cortos, con seis de sus producciones: Encanto del arroyo, La mujer de la torre, Aunque esté llena de aire, Monte vi deu, Ni azul ni rosado y Hasta que se rompa. Se sumaron a realizaciones del programa Atravesar el río, de Paraguay, y Cine Joven Comunitario Misiones.
“Uruguay es un país en el que, en el cine al menos, las historias siempre las cuentan unos pocos que tienen las posibilidades de hacerlo. La escuela nace un poco en respuesta a eso, y por eso también es de cine comunitario”, dijo uno de los jóvenes uruguayos, según recoge la propia organización. “Comúnmente no se considera la periferia como lugar apto para hacer cine”.
Desde el festival destacan las obras uruguayas por “la impronta de un trabajo hecho con esfuerzo y amor por el cine, donde la falta de recursos se compensa con ingenio y compromiso. Al verlas, se percibe la frescura de las manos jóvenes que hay detrás de ellas. Los cortos retratan paisajes rurales y urbanos del oeste uruguayo y narran pequeñas historias de vida en esas comunidades”.
Daniel Fernández, coordinador de Oeste Audiovisual, programa del que forma parte la Escuela Comunitaria de Cine del Oeste, habló de esta iniciativa. “Cuando hay la oportunidad, los recursos y los medios para expresarse artísticamente, contás historias de esas cosas: lo que te preocupa, lo que sentiste, la injusticia, la memoria, tu barrio, tu abuela, el contexto o de la violencia. Hay un montón de jóvenes que no tienen oportunidad de desarrollar una carrera de formación en artes con el cine. En cuanto la tenés y tenés los recursos, te expresás”.
Sobre el viaje a Oberá, dijo Fernández: “Es increíble para los muchachos, las gurisas, los gurises. Hay una gurisa que jamás había salido de Montevideo y este es su primer viaje. Son gurises de 20 años. Vinimos en Buquebus y por tierra. Es alucinante poder compartir lo que hacemos y compartir generacionalmente con otros gurises y otras gurisas de otros lados, otras escuelas y otras universidades. Hay que construir capital cultural y capital social. La clase media y la clase alta, y los ricos tienen su capital, para ir a los términos de Bourdieu. Bueno, nosotros podemos construir nuestro capital social, que tiene que ver con la identidad, la memoria, el trabajo colectivo y la comunidad”.
Otro uruguayo presente en el festival es Rodrigo Couto, referente de la comunidad sorda, además de creador y divulgador de herramientas tecnológicas para fomentar la inclusión, la autonomía y la equidad. Su rol es el de dictar un taller orientado a personas sordas interesadas en el aprendizaje del proceso de realización audiovisual.