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La escena táctil, una invitación a tocar la danza

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Este sábado se estrena la experiencia performática sensorial dirigida por la bailarina Manuela Montalto.

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¿Cómo crear una danza que invite a vivir una experiencia táctil-kinestésica? La pregunta fue configurando La escena táctil, una investigación que lleva adelante la bailarina Manuela Montalto tomando distintos elementos de su propia formación, así como del equipo artístico que la acompaña.

El viernes tuvo una primera apertura de proceso, a modo de preestreno, en el Instituto Nacional de Artes Escénicas, donde desarrollaron una residencia artística con apoyo de los Fondos Concursables para la Cultura. En la tarde de este sábado, para alrededor de 50 personas, será el estreno en Espacio Fantástico, en Ciudad Vieja. El viernes harán otra presentación en el Centro Cultural de Ciudad de la Costa, en Canelones, y en 2026 seguramente haya más funciones. El espectáculo requiere un lugar adecuado y admite el involucramiento voluntario de los espectadores en determinados momentos. Es decir, se puede asistir en modo contemplativo o participativo.

El tacto es el lenguaje de los afectos, recalca Montalto. “Le llamamos experiencia performática a esto de compartir un proceso de investigación/creación que venimos desarrollando todo este año, porque el proceso continúa”, cuenta quien empezó a pensar en esta búsqueda hace una década, cuando su hijo era un bebé y, con él a cuestas, la comunicación inicial pasaba por el tacto: “Nos movemos de acuerdo a como nos tuvieron en brazos”, está segura de eso, y esta pieza tiene mucho que ver con maternar. “O sea, tenés que estar adivinando qué quiere, definiendo cómo, con qué gesto, cómo es el contacto para transmitir calma, por ejemplo, para transmitir confianza. Pero hay un montón de otros contactos en lo cotidiano en los que nos comunicamos a través del tacto: para acompañar a una persona mayor por la calle, por ejemplo. Hay todo un diálogo que sucede, al que por ahí no le prestamos atención”.

El modelo del que partió para investigar fue, por un lado, el concepto de salas táctiles que disponen algunos museos para acceder a obras de artes visuales. En muchos casos están destinadas a personas con baja visión, aunque también se proponen como otra forma de acercamiento a una pieza.

Al mismo tiempo, se nutrió de varias prácticas de contacto provenientes de la danza contemporánea, entre ellas el contact improvisation, la educación somática y el body mind centering (una anatomía vivencial que busca la integración), “que habilitan un tipo de conocimiento de ese mundo que implica el tocar, que es bastante más amplio del que conocemos en lo habitual”, observa la directora.

Por supuesto que profundizar en estos asuntos los llevó a reflexionar más acerca del tacto: “A veces en la sociedad está muy encerrado en torno a los vínculos más cercanos y a un tipo de relación de afecto o de conflicto, incluso, como en esos opuestos. La danza es un campo de investigación que tiene un montón de otras variables y también otro público muy táctil, que es la primera infancia; todo el teatro para bebés incluye este tipo de participación, porque aprendemos, conocemos tocando. Y hay un interés en lo inclusivo. De hecho, tuvimos la visita de una persona ciega que nos estuvo asesorando, y para que la propuesta también pueda ser accesible incluso para personas que están con discapacidad motriz, nos vino a ver gente que trabaja en danceability”.

De adentro hacia afuera

Montalto aclara que no se trata específicamente de una técnica, como puede ser el citado contact, ya que implica un despliegue o un tipo de consignas, como compartir peso, y requiere ciertas habilidades. Pero como aclara la creadora, en este caso se aplica el bagaje que cada integrante del elenco, de distintas edades, trajo consigo: Mariana Marchesano, por ejemplo, que colabora honorariamente en esta puesta, es bióloga e investiga en cronobiología, además de ser artista; Florencia Varela, una de las pioneras de la danza contemporánea en Uruguay, es además maestra de Feldenkrais y tiene un recorrido en prácticas somáticas; Darío Lima viene del circo y la danza acrobática.

Foto: Difusión

Así sucede con cada uno de los que participan. “Hay una información que tiene el cuerpo. Entonces, con un toque muy sutil, en la danza recibo un montón de información de mis compañeros, es una transmisión muy directa”, recalca la directora.

“Nos nutrimos también un poco de información más científica acerca de la piel, acerca de los receptores, y todo eso va a configurar un material con el que cada performer empezó a desarrollar su propio repertorio de movimientos”, cuenta. “Por momentos, puede también rozar el tango; incluso en las danzas que no incluyen contacto directo hay toda una dimensión táctil y kinestésica, porque hay algo de la información de la danza que llega a través de la piel, a través de ese sentido. Los que nos dedicamos a la danza también disfrutamos mucho de esa dimensión que tiene el movimiento. Y a veces en lo escénico lo visual prima, se pone más en relieve”.

La escena táctil no excluye la vista, sino que es abierta. Los performers están estudiando cómo es tocar danza, primero, para el que se preste al viaje, con tour táctil al ingreso, que puede ser tan simple como apoyar su mano en un antebrazo para ir tocando el espacio escénico, y después, cuando los bailarines lo indiquen, en el correr del espectáculo.

No esperen música los asistentes; se trata de bajar los estímulos distractores. La apuesta es concretar en conjunto un dispositivo que contemple las situaciones de intimidad posibles, en un contexto seguro, sobre una partitura de improvisación (no todo contenido está pautado). “La danza es permeable, es como tocar agua. O sea, se está moviendo y te está haciendo mover. Entonces, vos ya sos parte de la danza cuando la tocás”, dice. Si bien Montalto tiene una faceta más teórica, desde una maestría en danza, y es docente en la Escuela Nacional de Danza, aquí explora otro territorio en el que sabe que no hay una única respuesta a las interrogantes del inicio: “Tal vez eso para mí es lo fascinante del arte”, concluye.

La escena táctil. Sábado a las 15.00 en Espacio Fantástico (Colón 1490). Entradas: anticipadas $ 300 al Whatsapp 095 181 395 y $ 500 en el lugar.

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