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Fernanda Piñeirúa y Mayra da Silva.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Soy porque somos: instalación de Mayra da Silva en el Subte de Montevideo

2 minutos de lectura
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La obra está en la claraboya del centro de exposiciones hasta el 18 de abril.

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Desde la perspectiva de los transeúntes que pasan por la avenida 18 de Julio, el fondo visual de la plaza Fabini se opaca con la sombra del edificio de la Administración Nacional de Educación Pública y se oxigena sobre los extremos con las especies de árboles plantadas a su alrededor. Camino a la Ciudad Vieja, el cruce encuentra la elevación de la sucursal de un banco extranjero. En la vereda de enfrente esperan nuevas casas de comida rápida y la sala Zitarrosa. Sobre el soleado o nocturno pavimento de paseo de descanso también conocido como plaza del Entrevero hoy llaman la atención nueve láminas rectangulares en las que se extiende la nueva instalación de la artista visual, fotógrafa y activista uruguaya Mayra da Silva, ubicada en la claraboya del Centro de Exposiciones Subte.

En la ráfaga de una caminata apurada, las imágenes pueden confundir con facilidad al ojo humano: trazos gruesos de crayola, dedos en fotografía o en dibujo, tachaduras negras, transparencias, formas de apariencia animal, cuerda y papeles recortados quedan entrelazados en la geometría del lugar y sugieren una historia que invita a detener el paso.

“La obra surgió con motivo del Mes de las Mujeres. El Subte me propuso crear una pieza alusiva y la intervención refiere a la cosmovisión africana de la frase ‘Soy porque somos’”, cuenta Da Silva a la diaria. “La idea fue tomar el concepto de Ubuntu y visibilizar las corporalidades y la lucha de las mujeres negras de una manera integral que se presenta con mucha fuerza en el vínculo colectivo, de comunidad, solidaridad y respeto”, explica la creadora.

La instalación es un collage fabricado con base en fotografías, pinturas e ilustraciones. En el proceso de creación Da Silva contó con la colaboración de la artista plástica Fernanda Piñeirúa. “Fue buenísimo juntarnos a pensar y concretar los detalles de la pieza. Soy muy fan y estoy muy conectada con su trabajo, además me intrigaba ver qué podía salir de esa colaboración”, cuenta.

Da Silva nació en la ciudad canaria de Pando en 1983 y desde hace diez años reside en Montevideo, donde desarrolló su carrera profesional como fotógrafa, comunicadora, artista multidisciplinaria y también como activista antirracista: “Me interesa abordar diversas temáticas que tratan de reflexionar y visibilizar la afrodescendencia, el género, la memoria y la identidad a través de lo artístico”, explica.

Desde los comienzos de su carrera en las artes visuales, su militancia por la comunidad afrodescendiente en Uruguay es sinónimo de su principal interés, plasmado, por ejemplo, en el proyecto fotográfico Montevideo Afrotown (2013). Esas primeras fotos juegan con colores chillones, la ficción, el cine, en contrastes de vida rota, pobre y monocorde, protagonizadas por rostros y cuerpos desafiantes que agrietan el imaginario de las revistas de moda y las publicidades.

“Mis proyectos reflejan los procesos internos y personales de búsqueda y construcción, donde el cuerpo se configura como un espacio de vivencias y exploración, lo que guía mis investigaciones por un camino experimental en un cruce hacía lo comunitario y colectivo, en constante transformación”, afirma Da Silva.

Con Soy porque somos, la artista profundiza en la línea de otras de sus obras, como la galería de peines y cabellos envueltos de su instalación Sin perder la raíz (2018), el relato visual de Stella (2018), con el que exploró la conexión emocional con su madre, o su recreación de un rito umbandista de su proyecto Desbordar la memoria (2022).

La realidad puede modificarse cuando la pregunta se instala en la inquietud de la ausencia, parece expresar esta obra. ¿Quién produce la tachadura? ¿Qué desapareció? ¿Qué sobrevive? ¿Quiénes conviven? Da Silva rodea las acciones y hace foco en fragmentos o residuos rescatados –como se construyen algunos cuentos detectivescos o los sueños de cualquiera–; deja afuera rostros y paisajes. Muestra unas pocas marcas y arrugas; sugiere impulsos, un salto, una caída, un escape.

“Los espacios públicos, como el que usamos para esta instalación, tienen la característica de enunciar, resignificar y, muchas veces, de ser resistencia y disputa. Tienen la posibilidad de construir la identidad cultural y la realidad social y política. Por eso es importante ocuparlo y apropiarnos”, invita la artista.

Soy porque somos, de Mayra da Silva. Hasta el viernes 18 de abril en el Centro de Exposiciones Subte (plaza Juan Pedro Fabini, 18 de Julio esquina Julio Herrera y Obes).

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