La antropóloga Alicia Lusiardo recibió a la diaria en el Departamento de Antropología Biológica de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación para conversar sobre el hallazgo de restos óseos humanos en el Batallón 14, las características comunes de los tres enterramientos descubiertos en ese predio militar y los aciertos y desaciertos en estos 18 años de búsqueda, en los que el Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF) encontró los restos de seis personas que fueron víctimas del terrorismo de Estado en la última dictadura cívico-militar.
La responsable de la cadena de custodia de los restos encontrados el martes estima que llevará un mes limpiarlos para enviarlos al laboratorio argentino donde serán identificados.
Lusiardo está al frente del GIAF desde 2015. Se especializó en Antropología Forense en la Universidad de Florida, Estados Unidos, y regresó a Uruguay en 2005. Dos años después se integró al equipo de antropólogos que trabaja en la búsqueda de restos de detenidos desaparecidos en predios militares.
¿Dónde estabas cuando encontraron los restos de Ubagésner Chaves, en noviembre de 2005?
El equipo empezó en junio de 2005 y yo volví al Uruguay justo en esa fecha, con toda esa emoción de saber que empezaban a buscar en los batallones y que había algunos compañeros que estaban en el equipo. No tenía nada que ver en eso, no se me había pasado por la cabeza formar parte del equipo de trabajo.
Yo me especializo en análisis de restos óseos y en esa época era un equipo de búsqueda. Cuando ellos encontraron los restos de Ubagésner y los restos de [Fernando] Miranda, no los analizaron, se levantaron y fueron llevados al Instituto Técnico Forense y fueron analizados ahí, entonces era como una patita que le faltaba al equipo, además de encontrarlos y recuperarlos, poder analizarlos, eso era algo que se quería capitalizar con mi ingreso.
Al momento de analizar los restos, ¿se siente la carga política que implica que sean restos de detenidos desaparecidos?
No, vos usás los mismos métodos si estás buscando una persona ausente, un migrante desaparecido o alguien que desapareció por violencia política, no cambia la empatía con la familia de la víctima tampoco. He trabajado en los tres casos y todos son igualmente dolorosos desde sus distintas aristas, tenés la impotencia de quien tiene un familiar desaparecido por responsabilidad del Estado, que es terrible, pero tenés también al familiar cuya hija no llegó hace tres días y está desesperado; son otras las razones pero esa desesperación de la familia es exactamente igual, es mi ser querido que no sé dónde está, desapareció. Las familias sufren lo mismo, no sufren menos porque hayan pasado 50 años, sufren igual a las que les desapareció un familiar hace tres días.
¿Cómo es la conformación del equipo y la dinámica de trabajo en el terreno?
En este momento somos nueve que trabajamos diariamente; hay dos arqueólogos más que refuerzan el equipo en algunos momentos del año, pero de los nueve que estamos permanente normalmente dos quedan en oficina haciendo labores de gestión o de investigación preliminar, y el resto va a los predios. Hacemos una salida a las 07:00 desde la oficina (en la Galería Caubarrere), nos pasa a buscar una camioneta de la Institución Nacional de Derechos Humanos, levanta a todo el equipo y va dejando a los distintos grupos. Ahora puntualmente hay dos equipos en el Batallón 14 y uno en la Chacra de Pando. El ideal son tres, pero si hay dos en la oficina se reduce a dos antropólogos por excavadora.
¿Cómo es el vínculo con los militares en el trabajo cotidiano en los predios militares?
Depende mucho del enlace militar. El trato siempre es correcto, son muy serviciales. Nosotros tratamos de ser flexibles, hay algunos enlaces que son más abiertos a conversar y preguntan y opinan. Con los hallazgos también quedan un poco desconcertados porque algunos hasta dudan, como mucha parte de la población, de que realmente se vaya a encontrar algo o que realmente haya pasado algo.
Ustedes trabajan en áreas jurídicamente cauteladas, ¿cómo es la planificación del trabajo?
Lo que hacemos primero es un estudio de la información del sitio, el cambio en el paisaje a través del estudio de fotos aéreas, y una vez que tenemos todo eso relevado se hace la propuesta de cautelar el sitio, se pasa con puntos GPS, y si la Institución y el fiscal están de acuerdo en esa propuesta podemos empezar a trabajar. Hay lugares donde se inunda mucho porque son muy bajos o muy cercanos a cañadas en los que por más que vayas todos los días a trabajar, va a haber momentos en los que no podés excavar, o por ahí no está lloviendo, pero la retro empieza a trabajar y no podés ver bien esos perfiles, lo que vemos son las capas naturales del terreno. Una vez que la pala de la retroexcavadora va pasando nosotros observamos la planta, que sería el suelo de la trinchera, y el perfil, que son los laterales. La primera capa de suelo es una capa muy oscura, que es la que tiene todos los nutrientes, después viene otra capa que es más marrón y otra más clara que se va acercando ya a la roca. Si el suelo está natural, vos ves las tres capas nítidas sin ninguna perturbación, como una torta de chocolate con capas. Si hubo alguien que hizo un pozo, por más que vuelva a taparlo no te quedan las capas, entonces ves qué hay. Ves que hay una zona en la que hay una anomalía, entonces sabés que ahí hay algo. A medida que la excavadora va avanzando y vemos esa disrupción vemos qué es, puede ser la raíz de un árbol, un pozo de basura o un animal muerto, ese es el trabajo que se hace todos los días, mirando cómo trabaja la retroexcavadora y registrando. Tenemos un diario de campo de todo lo que se hace en el día, se digitaliza y se georreferencia. Sabemos la posición de cada trinchera en el terreno, cuándo se excavó y qué había.
Después de cautelar el área, ¿revisan la planificación de dónde van a excavar?
Lo que estamos haciendo ahora es excavar la totalidad del área cautelada. Antes se excavaba un lugar nomás, eso cambió a partir de 2016. Con la salida del doctor López Mazz (en agosto de 2014) tuvimos algunas cautelas, que ya estaban pedidas y había que terminarlas, pero en la medida que se pudo terminar eso, pudimos pedir nuevas cautelas y ahí sí decir “No vamos a excavar sólo lo que presenta algún tipo de anomalía, sino que vamos a excavar todo”.
Hay algunos datos que llaman la atención sobre la forma de avanzar en el terreno. Por ejemplo, el hallazgo de los restos de Miranda se da a 100 metros de los de Eduardo Bleier, y uno fue en 2005 y otro en 2019. Entre el hallazgo del martes y el hallazgo de Julio Castro pasaron 12 años, y hay 90 metros de distancia. En 2005 hallaron los restos de Ubagésner Cháves a partir de información que decía que allí estaban los restos de Arpino Vega, y aún no se ha excavado toda el área.
Cuando vos tenés información de que hay enterramientos en el monte y el monte es muy extenso, tenés que tomar una decisión. Vos podés cautelar toda el área o podés hacer lo que se hizo originalmente, excavar sólo una parte, lo que parecía con perturbación, de esa manera quedaron cuerpos muy cercanos unos de otros, no se cubrió todo el terreno. Evaluamos por qué era que no estaban apareciendo los cuerpos de las personas que se supone que estaban ahí enterradas, más cuando no tenemos ninguna evidencia de la Operación Zanahoria. Si no los desenterraron, algunos aparecieron, ¿por qué no los estamos encontrando?
Por ejemplo, en el monte donde apareció Miranda vos tenías un croquis con una cruz y la decisión que se tomó en ese momento fue “Hagamos unas trincheras aquí, otras acá”, y había una franja de terreno cercana al arroyo que no se tocó. Cuando nosotros revisamos dijimos “¿Por qué no seguir hasta el arroyo?”. Seguimos hasta el arroyo y apareció Bleier, a 90 metros de Miranda, y es lo que acaba de pasar ahora con este cuerpo, apareció a ocho o diez metros de la antigua Bodega de Vidiella que fue excavada en setiembre de 2006. Había información de posibles enterramientos en el sótano de una construcción. Se observaron los rasgos alrededor y se excavaron puntualmente las depresiones que se podían mapear a simple vista en el terreno y no se excavó más. Volvimos a revisar la información y dijimos “¿Por qué no se excavó todo el terreno, hasta el arroyo Meirelles, por qué se dejaron lugares sin excavar?”. Y apareció un cuerpo a 90 metros de donde estaba Julio Castro y a 130 metros de donde supuestamente estaba enterrada María Claudia.
Hasta ahora en el Batallón 14 han sido tres enterramientos primarios, no ha habido ningún indicio de la existencia de una Operación Zanahoria, como afirman los militares.
Ni en el 14, ni en el 13, ni en la Chacra, ni en ningún lugar.
Pero en el 13 se hallaron fragmentos.
En el 13 se encontró un fragmento de radio y un fragmento de peroné, el fragmento de radio se mandó a tres laboratorios distintos, se destruyó por completo, cada laboratorio hizo su análisis y no se pudo sacar nada de material. El peroné se mandó a dos laboratorios y se dejó un remanente que lo tengo yo en custodia, el equipo argentino logró un perfil, lo comparó con la base de datos de referencia y no dio coincidencia con nadie. Cada vez que ingresan una nueva muestra de referencia de cualquier lugar de la región, porque tiene que ver con el [Plan] Cóndor, se testea por las dudas. Tanto el radio como el peroné aparecen en un material de relleno, con restos de vereda, para nosotros es un relleno que ingresa en camiones al Batallón. Nuestra hipótesis es que eso no pertenece a un enterramiento clandestino.
Tampoco habría entonces evidencia de una Operación Zanahoria parcial.
Son 206 huesos que vos desparramás en un lugar con cal y que años después se supone que vino gente a desenterrarlos para quemarlos y tirarlos al Río de la Plata. Cuando nosotros hacemos el levantamiento los huesos quedan, la cal queda adherida el sedimento, nos lleva mucho trabajo limpiarlo, no podés quemar eso como está en un horno y sería muy difícil que vos puedas hacer el levantamiento del cuerpo y no te quede nada. Nosotros vamos a estar semanas trabajando para buscar falanges, piezas dentales, huesitos de la muñeca, recuperar eso en campo es muy difícil, y somos especialistas. Un operativo para desenterrar cuerpos en el 85 con ese grado de perfección es muy difícil de creer.
Entonces podrían aparecer muchos restos más.
Nosotros estamos convencidos de que sí, sólo que es buscar una aguja en un pajar. En esas 408 hectáreas, no están todos los cuerpos, pero ponele que estuvieran todos, los que faltan pueden estar uno cada 1.500 metros, una fosa ocupa dos metros por un metro. Dependiendo de la profundidad son los metros cúbicos que excavás, tenemos un promedio de 150 a 200 metros cuadrados por día.
Castro fue asesinado en agosto de 1977 y Ricardo Blanco en enero de 1978, y aparecieron a 90 metros. ¿Hay algunas otras características comunes en los tres enterramientos y la información que se tiene de los casos?
La otra coincidencia es la cantidad de ropa que tenían los dos, tenían mucha vestimenta. Hasta ahora lo veníamos comparando con el Batallón 13, donde prácticamente no tienen ropa. Suponemos que tiene que ver con el tiempo que estuvieron detenidos, probablemente el maestro Castro aparece con la misma ropa con la que desapareció, la familia reconoció su sobretodo, tenía su camisa, ropa interior, hasta los plantares porque tenía pie plano. Ricardo tenía hasta cosas en los bolsillos que recuperamos, papelitos, cartones, un montón de cosas. En el 13 nada, y ahora este cuerpo que apareció en el 14, el cráneo está lleno de cal y parte del tórax la levantamos en bloque, es una maraña de costillas con sedimento, lo vamos a pasar por rayos X antes de tocarlo para saber si hay esquirlas.
¿Se puede perder la posibilidad de extraer material genético en la limpieza? Porque se habló de eso en el caso del radio del Batallón 13.
Lo que el antropólogo tiene que tener cuidado es que el procedimiento que haga no afecte. Si yo los limpio con agua caliente o los dejo sumergidos en agua mucho tiempo les degrado el ADN, si utilizan productos químicos se degrada el ADN. Nosotros lo que hacemos es limpieza en seco con cepillo o a lo sumo se humedece el cepillo y eso no produce ninguna degradación.
¿Qué otras características de un enterramiento clandestino hay en el último hallazgo?
Hay una intencionalidad, una planificación. Es una persona que es depositada en una fosa, es el que más cal tiene. Nunca había pasado que la cal generara un molde. Cuando el tejido se descompuso quedó un molde, se ve la forma del cuerpo en la cal, se ven los pies, las pantorrillas, las nalgas. Además de eso tiene una loza hecha con pórtland, arena, piedra y ladrillo, eso estaba planificado. Viniste con todo para hacer la mezcla y tirarla. Es muy superficial porque la roca está muy cerca de la superficie. Tiene un tratamiento muy similar a los otros casos.
Cuando se encuentra una característica individualizante en los restos, ¿se consulta con los familiares?
Tenemos en muchos casos las fichas antemortem de las familias, donde en algún momento se les hizo una entrevista y te pueden haber dicho “mi familiar jugaba al fútbol”, vos ya sabés que hay determinadas inserciones musculares en la parte posterior del fémur que pueden llegar a estar muy desarrolladas. En otros casos descubrís cosas que no las entendés, no están reportadas en las fichas, nos pasó con Bleier, nos pasó con Blanco. Y después cuando ya está la identificación hablás con el familiar y le decís “Sabés que encontré una inserción muscular muy marcada en la clavícula y a su vez había un movimiento de rotación del cuello y de inclinación y no sabemos a qué responde” y te dicen “Sí, papá tocaba el violín”.
¿Cuánto tiempo se estima para que se puedan mandar los restos a identificar a Argentina?
Por lo menos un par de semanas, hay que tomar la decisión técnica con la junta médica de qué huesos vamos a mandar. Hay huesos que son como las vedettes de sacar material genético, normalmente es el fémur, pero siempre evaluamos si está en buen estado, si tiene un traumatismo no lo vamos a querer mandar, si tiene una característica individualizante no lo vamos a querer mandar, hay que limpiar y seleccionar; calculo que un par de semanas.
Y después más o menos un mes para conocer la identidad.
Cuando digo un mes, es más o menos lo que demoró con Bleier. Ellos tienen una sensibilidad especial con Uruguay, sé que van a acelerarlo lo más posible sin alterar los protocolos, son más o menos tres semanas.