El filósofo argentino Dardo Scavino (1964) emprende un largo viaje por la convivencia entre los seres humanos y las máquinas, advirtiendo desde el arranque que no se propone resucitar ninguna espiritualidad agonizante ni decirle adiós al humanismo, sino inquirir sobre “desde cuándo y por qué pensamos lo que pensamos acerca de las máquinas y su relación con los humanos”, teniendo presente que, “a diferencia de la ciencia, la filosofía no trata de explicar por qué suceden ciertas cosas, sino más bien por qué pensamos que suceden de ese modo”.