Respaldada en sus relaciones históricas con la familia de Shinzo Abe, la secta surcoreana tejió una sólida red en el seno de la más poderosa formación política de su país vecino. Irónicamente, esto desembocó en el asesinato del ex primer ministro. Fue un shock para la sociedad japonesa. Pero sigue sin haber una reglamentación para limitar la influencia sectaria.
El 8 de julio de 2022, en plena campaña para la elección de senadores, Shinzo Abe, ex primer ministro y poderoso dirigente político que reina sobre los diputados conservadores del Partido Liberal-Democrático (PLD), es abatido en un mitin. Arrestado de inmediato, su asesino, Tetsuya Yamagami, de 42 años, reconstruye para los investigadores su recorrido caótico. Revela que su familia quedó en la ruina por las donaciones que su madre hizo a un grupo religioso que tenía vínculos, según él, con Abe. En un primer momento, los medios de comunicación no precisan el nombre de este grupo. Para los observadores de la política nipona, no cabe ninguna duda. Se trata de la Iglesia de la Unificación, alias secta Moon, conocida por obligar a sus fieles a ofrendas desmesuradas y por mantener relaciones estrechas con los diputados del PLD. Estupefactos, los japoneses ven emerger entonces las profundidades de ese drama que permanecerá en la historia nacional. No es más que la culminación de más de medio siglo de relaciones entre los “moonistas” y la más poderosa formación política del país, en el poder casi sin interrupciones desde 1955.
A fin de desenredar estos vínculos, se impone un regreso a la historia. En cierta forma, fueron la colonización nipona de Corea y los dos conflictos militares –la Guerra del Pacífico (1941-1945) y la Guerra de Corea (1950-1953)– los que trajeron al mundo al gurú Sun Myung Moon (1920-2012). En 1954 este fundó una religión de inspiración cristiana bautizada Iglesia de la Unificación, autoproclamándose segundo Mesías, enviado por Dios tras el fracaso de Jesucristo, crucificado. Moon imaginó una ideología extravagante en la que se mezclan elementos heteróclitos: anticomunismo, culto a los ancestros y nacionalismo coreano, indisociable de un fuerte rencor contra el antiguo imperio colonizador. “Su generación le profesaba un odio profundo a Japón, país que se 'aprovechó' en profundidad de la Guerra de Corea en el plano económico, al funcionar como base de retaguardia del ejército estadounidense, mientras que los coreanos, al término del conflicto, se encontraron con un país dividido y en ruinas”, nos explica Yoshihide Sakurai, especialista en religiones y profesor en la Universidad de Hokkaido. Moon sostuvo así que Corea era “el país elegido” y su colonizador, un “Estado satánico” culpable de haber colocado a los coreanos bajo su yugo.
Sin embargo, a partir de 1959 intentó extender su red a Japón, donde había residido de joven. Con la Guerra Fría en su apogeo, los moonistas se beneficiaron en ese entonces del apoyo de algunos responsables del partido en el poder, el PLD, profundamente anticomunista. Cuando, en 1968, crearon la Federación Internacional de la Victoria contra el Comunismo, eligieron presidente honorario a Ryōichi Sasakawa. Esta personalidad de la extrema derecha, arrestada como criminal de guerra a fines de la Segunda Guerra Mundial y luego liberada sin juicio, era un amigo de larga data del ex primer ministro Nobusuke Kishi (1896-1987), el abuelo idolatrado de Abe.
Figura histórica del PLD y arquitecto de la actual alianza militar entre Washington y Tokio, Kishi era célebre por su aversión al comunismo1. Así, en 1970 participó en condición de “responsable de la promoción” en la cumbre de la Liga Mundial Anticomunista bajo la égida de la federación de su amigo Sasakawa, y se convirtió en presidente honorario del comité de organización de la conferencia de Moon en Japón en 1974. “La relación con Kishi fue una gran propulsora del movimiento para la victoria contra el comunismo”, escribió el expresidente de la rama japonesa de la secta2.
Lazos persistentes
Los vínculos entre los moonistas y la familia Kishi-Abe prosiguieron hasta nuestros días. Lo confirmó un exdirigente histórico de la secta en una entrevista televisiva, Masatoshi Abe (sin parentesco con Shinzo Abe): en 2012, durante una caravana para apoyar a Shinzo Abe, en plena travesía del desierto tras la caída de su primer gobierno en 2007 “reunimos algo así como 300 jóvenes [moonistas] para mostrar que estábamos ahí para él [...]. Esto lo alentó a participar en la elección de la dirección del PLD [en setiembre de 2012]”3.
En estos últimos años, el exprimer ministro ya ni siquiera ocultaba sus vínculos con los moonistas. Lo demuestra el mensaje filmado enviado, en setiembre de 2021, a un mitin de la Federación por la Paz Universal, fundada en 2005 por Moon y su mujer Hak Ja Han, hoy presidenta de la secta. Saludaba a estos últimos y sus esfuerzos por una reunificación de las dos Coreas: “La necesidad de mayor solidaridad entre los países que comparten los valores de la libertad y la democracia –como Japón, Estados Unidos, Taiwán y Corea del Sur– es más apremiante que nunca”4.
Respaldados en su cercanía a la familia Kishi-Abe, los moonistas extendieron sus redes en el seno del PLD. Según una encuesta del propio partido realizada en setiembre de 2022, al menos 179 de los 379 diputados de la formación reconocieron haber estado en “contacto” con ellos. Hubo 17 de ellos que incluso se beneficiaron de la movilización de sus adeptos en ocasión de elecciones, como Nobuo Kishi, hermano de Abe y exministro de Defensa, o Yoshiyuki Inoue, exsecretario ejecutivo en jefe del primer gobierno de Abe [el equivalente al secretario general] y actual senador, quien reconoció haber sido miembro de la secta5.
Esta también extendió sus tentáculos a otros partidos: 14 diputados del Partido Democrático Constitucional (centroizquierda) y 13 del Partido de la Innovación (centroderecha) admitieron haber tenido contactos –aunque sin consecuencias, a diferencia de lo que pasó con el PLD–.
¿Cómo entender esta influencia en el seno del mayor partido político del país? ¿Es su objetivo la búsqueda de votos para las elecciones? Según el periodista especializado Eito Suzuki, “con alrededor de 100.000 adeptos, la secta puede movilizar grosso modo 120.000 votos, si se cuentan los de la gente cercana a sus fieles. No alcanza para hacer elegir a un diputado en una circunscripción. No obstante, en un escrutinio nacional esto puede salvar a un candidato en una lista proporcional”. El interés se centra sobre todo en la movilización de voluntarios en las campañas electorales: “Los políticos necesitan gente que trabaje, ya sea para pegar afiches o para llamar por teléfono. Los moonistas pueden movilizar de forma gratuita a sus fieles y es una ayuda más que valiosa”.
M. K. T., consejera departamental del PLD en la región de Kantō (en el centro-este del país), explica cómo los adeptos de la secta trabajaron para un ministro surgido de su partido. “Desde hace unos diez años venía observando con suspicacia la multiplicación inhabitual de jóvenes que lo apoyaban de modo ferviente, participando en sus seminarios y mítines políticos”, indica. Un día, le preguntó a uno de los secretarios si el ministro era moonista. “¡Reconoció que seguramente era el caso!”, suelta, todavía indignada.
Interrogado en ocasión de una conferencia de prensa en agosto de 2022, Tomihiro Tanaka, representante de la secta en Japón, rechazó la acusación de apoyos al PLD, al tiempo que reconocía: “Hemos trabajado junto a los políticos que tienen una posición clara respecto del comunismo para construir un país mejor”6.
Cara limosna
Si a la señora K. no se le pasa el enojo con la dirección de su partido es porque en Japón la secta es conocida sobre todo por obligar a sus adeptos a comprar objetos religiosos a precios exorbitantes –una práctica llamada reikan shoho (ventas espirituales)– o bien a realizar donaciones descomunales. Los perjuicios financieros provocados por la secta entre 1987 y 2021 ascenderían a 123.000 millones de yenes como mínimo (unos 850 millones de euros al valor actual), según la Red Nacional de Abogados contra la reikan shoho.7 “Es sólo la punta del iceberg”, subraya su representante, Hiroshi Yamaguchi, porque los daños siguen siendo opacos. Y explica cómo la secta atrae a la gente a sus redes. “Les dicen a los fieles que tienen un ancestro condenado al infierno que provocaría problemas entre sus descendientes, como una enfermedad grave. Con el pretexto de salvarlo, los moonistas empujan entonces a sus adeptos a hacer donaciones, hasta que, en algunos casos, caen en la quiebra. Bajo su influjo psicológico, pocas personas se atreven a denunciar estas injusticias”, lamenta. Figura histórica del combate contra la secta, el abogado la acusa de explotar la debilidad de la gente: “Por ejemplo, cuando alguien perdió a un pariente en un accidente, el discurso sobre un ancestro condenado en el infierno puede parecer creíble ante el dolor”.
Según el profesor Sakurai, el monto prodigioso de las sumas obtenidas se relaciona también con la ideología de la secta. Los responsables “exigen dinero a sus adeptos japoneses como una contribución indispensable para que el pecado de sus ancestros, es decir, la colonización de Corea, sea borrado”. Por último, agrega, el culto a los ancestros, muy expandido en el archipiélago, “facilita la reikan shoho”.
Naturalmente, la secta debió responder por sus actos ante la Justicia, que la condenó una veintena de veces. Sin embargo, según múltiples fuentes, como el periodista Suzuki y el abogado Hiroshi Yamaguchi, se habría beneficiado de una protección contra la Policía gracias a su cercanía con el PLD. “Entre 2007 y 2010 fue objeto de distintas investigaciones que casi derivaron en un allanamiento de sus sedes. Pero –según Suzuki– Shizuka Kamei [ex número cuatro de la Agencia Nacional de la Policía y dirigente del PLD] intervino para que las indagaciones cesaran”. Consultado, Kamei no quiso responder a nuestras preguntas.
Hasta el asesinato de Abe, la organización sectaria seguía con sus actividades sin ser en verdad molestada. Por lo tanto, el engranaje que condujo al drama de julio de 2022 se puso en marcha de manera imperceptible para todos. En 1991, la madre del presunto asesino Yamagami Tatsuya se unió a los moonistas, después de haber perdido, de manera sucesiva, a su propia madre y luego a su marido, que se suicidó siete años antes. Se ocupó sola de sus tres hijos, de los cuales el mayor padecía un cáncer. Entonces, se puso en marcha el ciclo infernal de las donaciones, que superaron los 100 millones de yenes (el equivalente a 700.000 euros actuales). Sus hijos crecieron en una precariedad extrema. El hijo mayor enfermo puso fin a sus días en 2015. En una carta enviada a un periodista antes del pasaje al acto, el asesino evoca “30 años de historia entre [él] y la Iglesia de la Unificación” marcados por “la participación de [su] madre en la secta, sus donaciones descomunales, el derrumbe de [su] familia, la venta de la casa, luego la quiebra [...]. Las experiencias de ese período nunca dejaron de arruinarme la vida”, escribe. Aunque reconoce que Abe no es sino “uno de los más influyentes simpatizantes de la secta”, asegura no tener ya “la energía” para reflexionar sobre “el sentido y las consecuencias políticas de la muerte” del exprimer ministro8.
Para los hijos de los adeptos, la suerte de Yamagami no tiene nada de anecdótica. “Viví bastantes cosas similares”, confía Sayuri Ogawa, de 26 años, quien quiso adoptar un seudónimo. Sus padres se unieron a la secta hace 40 años. Su padre era sacerdote de una de las “iglesias” y su madre participaba asiduamente en las actividades, incluso vendía objetos espirituales. Resulta difícil calcular el monto total de las donaciones, pero Ogawa, que recuerda su casa llena de baratijas, libros, sellos de todo tipo, la estima en al menos diez millones de yenes (70.000 euros). “No éramos ricos. Para realizar donaciones, mis padres pedían dinero prestado a nuestros parientes, llegando al punto de confiscarme mis regalos”, lanza. Siempre vestida con “prendas miserables”, era objeto de acoso en la escuela primaria. Incluso los ahorros que hacía gracias a changas informales cuando estaba en la escuela secundaria partían hacia las cajas de Moon. Sufría depresión y perturbaciones psicológicas, al punto de que tuvo que ser internada en varias oportunidades. A los 20 años, rompió con la secta después de abandonar la casa parental. Pero debió enfrentar una crisis existencial: “Mis padres me habían traído al mundo para multiplicar el número de fieles de la secta. Mi existencia ya no tenía sentido y me odiaba. En varias oportunidades pensé en suicidarme, pero nunca junté el valor para hacerlo”, cuenta sopesando cada palabra.
Hasta ahora, los padecimientos de estos niños, algunos de los cuales se suicidaron, eran muy poco conocidos por el gran público, “por la autocensura de los medios de comunicación –acusa el periodista Suzuki–. Por miedo de ser objeto de quejas o incluso de juicios por parte de los moonistas, no se atrevían a hacer público su nombre. Este silencio acarreó el asesinato de Shinzo Abe”, zanja. Además, los poderes públicos evitan intervenir en casos de maltrato infantil vinculados con una religión, en nombre de la Constitución japonesa que garantiza la libertad de culto.
Crisis de gobierno
Tras las revelaciones de los lazos entre el PLD y los moonistas, el primer ministro Fumio Kishida, cuya popularidad se derrumbó, se vio obligado a despedir a dos ministros. En octubre de 2022, los diputados terminaron por votar una ley para prohibir las “invitaciones fraudulentas” a realizar donaciones. Impulsada por los hijos y los parientes de los adeptos a la secta, la Agencia de la Cultura, que supervisa a las organizaciones religiosas en el país, se presentó de todos modos ante la Justicia para que diligenciara una investigación que pudiera desembocar en una disolución de la secta, sin resultados por el momento.
Pero Susumu Shimazono, especialista en religiones y profesor emérito de la Universidad de Tokio, teme que esto no resuelva verdaderamente los problemas. “En la historia del país, nunca se disolvió una religión con más de 50 años de historia. Los dirigentes de Moon intentarán sobrevivir cambiando la forma, el nombre... Haría falta reflexionar sobre lo que va a venir después”, adelanta, recomendando una revisión de la relación entre la religión y la política en el país. Pero sobre este punto las reacciones del PLD son poco alentadoras. Aunque se comprometió a “romper todos los vínculos” con los moonistas, Kishida se niega a echar luz sobre los lazos entre estos y el ex primer ministro por la razón de que este último ya no pertenece a este mundo.
Lo mismo ocurre con los responsables del PLD acusados de tener tratos con la secta, como Hiroyuki Hosoda, cercano a Abe y actual presidente de la cámara baja, que guardan un extraño silencio.
Yuta Yagishita, periodista, Tokio. Traducción: Merlina Massip.
Punto uy
La presencia de la secta Moon en Uruguay quedó documentada en el libro El imperio Moon (1986), del periodista de Le Monde diplomatique Jean-Francoise Boyer. El grupo recibió una hospitalaria acogida por parte de la dictadura uruguaya (la diaria, 14-11-2020) y luego mantuvo sus vínculos con sectores del Partido Colorado (No toquen nada, FM Del Sol, 8-11-2022). Montó un entramado empresarial que abarcó, entre otros rubros, prensa, industria naviera y hotelería de alta gama, hasta su declive en la primera década de este siglo (El Observador, 1-9-2012). Contó en su equipo directivo local con Jorge Charleta Guldenzoph (Cosechando amigos, El Espectador, 27-1-2017), procesado en julio de 2020 por delitos de lesa humanidad.
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Yoshihisa Hara, La memoria de Kishi Shinsuke, Chuo Koron Shinsha, Tokio, 2003, no traducido al castellano. ↩
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Kuboki Osami, Memorias. El destino de Japón, país de la maternidad, Sekai Nippo Sha, Tokio, 1996, no traducido al castellano. ↩
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“La historia de los vínculos entre la familia Abe y la Iglesia de la Unificación”, TBS News, Tokio, 29-12-2022. ↩
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“Why did Abe appear in a Unification church video?”, Hankyoreh, Seúl, 12-7-2022. ↩
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Kazuki Uechi, “Nearly 50% of LDP lawmakers had Unification Church ties”, The Asahi Shimbun, Tokio, 9-9-2022; y “Politicians come out with dealings with Unification Church”, The Asahi Shimbun, 26-7-2022. ↩
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“Me asocié con políticos que tienen una posición clara sobre el comunismo”, NHK, Tokio, 10-8-22 (en japonés). ↩
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Stopreikan, www.stopreikan.com. ↩
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“Electronic draft of Abe shooter’s letter found on computer”, The Japan Times, Tokio, 19-7-2020. ↩