Maleducados

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Los malos modales y el matonismo parecen haberse vuelto una marca de fábrica en los gobiernos de derecha del continente. Desde las amenazas del estadounidense Donald Trump a Panamá y México hasta el fuego interno camino a las presidenciales de febrero en Ecuador.

Enero llega con al menos tres desafíos serios para la democracia en la región. El domingo 5, día de inicio oficial de la campaña electoral hacia las presidenciales ecuatorianas del 9 de febrero, todo indica que el presidente en funciones y candidato a la reelección, Daniel Noboa, se negará a ser sustituido, como lo marca la normativa vigente, por su vicepresidenta, Verónica Abad. El episodio más reciente de esta pulseada entre los dos integrantes de la fórmula gobernante, enfrentados incluso desde antes de asumir funciones, se desarrolló el 23 de diciembre de 2024. Ese día, un fallo judicial dictaminó –pese a las presiones denunciadas por la jueza– que Abad debía ser restituida en su cargo luego de haber sido apartada por una polémica resolución administrativa del Ministerio de Trabajo¹. Pese a eso, Noboa militarizó el despacho de su vice, le impidió ingresar a sus oficinas y la envió de regreso a Turquía, donde la había desterrado para “mediar” sobre el conflicto de Medio Oriente, con un plazo máximo de 72 horas para llegar a ese destino. Ubicada a la derecha de Noboa², esto no ha impedido que el presidente la acuse de “correísta”³, en alusión a supuestos vínculos con el partido Revolución Ciudadana (centroizquierda) del expresidente Rafael Correa. Que Noboa y Abad se acusen mutuamente de connivencia con ese partido opositor no sólo habla de la polarización del país, sino que da cuenta del principal desafío que enfrentan Noboa para su reelección y Abad para una eventual jugada política propia: Luisa González, candidata de Revolución Ciudadana-RETO, disputará una probable segunda vuelta con Noboa, según la mayor parte de las encuestas de intención de voto⁴.

Si bien el 10 de enero todas las alarmas democráticas sonarán en la toma de mando de Nicolás Maduro como presidente reelecto de Venezuela –dado lo cuestionado de los comicios⁵–, el 20 habrá otra asunción de consecuencias potencialmente graves para la democracia en el continente: Donald Trump abrirá su segundo mandato como presidente de Estados Unidos.

Trump ya anunció que entre sus primeras decisiones estará la declaración como organizaciones terroristas de los cárteles mexicanos. Esa medida fue rechazada por su par mexicana, Claudia Sheinbaum, ya que podría implicar intervenciones armadas de Estados Unidos en el país vecino⁶. A esto se sumó la amenaza de Trump de tomar control del canal de Panamá si no se revisaban los cobros que consideraba abusivos al pasaje de buques y si no se tomaban acciones contra el control chino de algunas infraestructuras portuarias cercanas. Según el cantante y exministro de Cultura panameño Rubén Blades, las palabras del nuevo inquilino de la Casa Blanca buscan “distraer al público norteamericano de sus verdaderos problemas y halagar las pretensiones de la derecha política y de los racistas/supremacistas/extremistas que adoran la idea de superioridad y control norteamericano sobre otros pueblos, culturas, religiones y países”⁷.

Rafael Trejo, periodista.