Gracias al apoyo del Fondo Concursable para la Cultura del Ministerio de Educación y Cultura, acaban de publicarse seis novelas cortas que Horacio Quiroga publicó en Buenos Aires, entre 1908 y 1913, en las revistas Caras y caretas y Fray Mocho, bajo el seudónimo de S Fragoso Lima. La edición, además, viene en una coqueta caja que incluye un séptimo volumen de ensayos sobre esta zona de la obra del escritor salteño. Los responsables de la edición son Alejandro Ferrari y el escritor Martín Bentancor, con quienes conversamos.
¿Es la primera vez que aparecen reunidos estos relatos que Quiroga escribió con seudónimo?
En la década del 60 la editorial Arca, de Montevideo, las había editado en un par de volúmenes, junto con otros textos y con una introducción de Noé Jitrik. Es importante destacar que Quiroga nunca publicó en vida estas obras en formato libro, digamos. Además, el hecho de firmarlas con un seudónimo (con la pista de que en esa S inicial se desliza Silvestre, primer nombre de Quiroga) marca en el escritor cierta intención de alejamiento de los textos, alejamiento que no es tal si uno los compara, por temática, estilo, resolución y ambiente, con obras posteriores.
Los libros están acompañados de un volumen con palabras de los editores y una serie de ensayos académicos internacionales sobre los textos de Fragoso Lima. ¿Cómo los seleccionaron?
Los autores de los artículos que integran el tomo inicial no son uruguayos, ni siquiera rioplatenses, algo que en sí mismo revela cierta particularidad ante el abordaje de la obra de Quiroga. Se trata de un autor muy traducido y estudiado en otros idiomas, por lo que no sería difícil, en principio, dar con articulistas que emprendieran la tarea. Sin embargo, la obra de S Fragoso Lima no ha sido especialmente estudiada, por lo que dar con los autores de estos artículos fue una mezcla de intuición y de azar. El artículo más extenso, firmado por la académica Ksenija Bilbija, oriunda de Belgrado y docente de la Universidad de Wisconsin, es una reformulación de un texto publicado algunos años atrás, especialmente reconfigurado para esta publicación. Algo parecido ocurre con el artículo de la profesora brasileña Amalia Cardona Leites, que es una adaptación de su tesis doctoral. Por último, le solicitamos un artículo a nuestro amigo Matei Chihaia, de origen rumano y docente en la Universidad de Wuppertal, uno de los más importantes estudiosos de Horacio Quiroga en Alemania.
Los relatos incluidos son Una cacería humana en África, El remate del imperio romano, El devorador de hombres, El hombre artificial, El mono que asesinó y Las fieras cómplices. ¿Todos están integrados al canon de Quiroga?
Me animaría a decir que ninguno. En primer término por la recurrencia al seudónimo a la hora de publicarlos y, además, por el hecho de que Quiroga nunca más echara mano a ellos para eventuales recopilaciones o reescrituras. Nosotros localizamos los textos en su medio original, en las páginas de diversos números de la revistas Caras y caretas y Fray Mocho, digitalizamos el material y emprendimos la tarea editorial que culminó en la aparición del tomo. Es interesante señalar que en algunos números de Caras y caretas conviven textos de S. Fragoso Lima con textos firmados por Horacio Quiroga, como en una especie de regodeo extra del autor por separarse de la criatura que engendrara.