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Historia visual de Los Estómagos

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El diseñador y fotógrafo Rodolfo Fuentes reunió su material sobre la banda central del rock uruguayo posdictadura.

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Poco más de un año después de que el Centro de Fotografía montara una muestra de Leo Barizzoni dedicada a Buitres, Rodolfo Fuentes da a conocer los distintos trabajos que realizó como fotógrafo y diseñador para la banda anterior de Gustavo Parodi y Gabriel Peluffo. Era un gesto esperado: después de todo, se trata del grupo alrededor del que se nucleó el renacido rock nacional a mediados de los 80 y, por lo tanto, de una nueva mirada a una época que sigue generando tanto interés académico como pura nostalgia uruguaya (ahí está el lleno instantáneo de los conciertos que dio The Cure en noviembre para dar cuenta de ese sustrato afectivo). Hasta donde sé, apenas existe un libro que le brinda atención exclusiva a la banda, Tango que me hiciste mal (Estuario, 2019), en el que Gabriel Peveroni investiga y especula sobre su primer disco.

El libro de Fuentes es un objeto elegante y un documento valioso. Además de fotografiar a la banda en vivo, el también curador y docente participó en la realización y concepto de portadas de discos y de tomas promocionales para álbumes, simples y giras. Ahora, en las páginas de su recopilación podemos apreciar imágenes alternativas de algunas de las obras emblemáticas de Los Estómagos y, como si fuera poco, de los comentarios de Fuentes sobre las circunstancias que los llevaron a las opciones definitivas, así como de los cambios que realizó para las reediciones recientes de los discos del grupo, tanto en vinilo como en digital.

Resulta iluminador, por ejemplo, lo que explica sobre la portada del tercer disco del grupo, aquel que apenas lleva el nombre de la banda y una “muñeca ahorcada” al frente, en abierto contraste con la estética del lumínico y popero disco anterior, La ley es otra. No es sencillo explicar las razones –no alcanza con la cercanía de la dictadura y el ethos anticomercial de los artistas–, pero lo cierto es que la corriente principal del rock uruguayo de entonces estaba dominada por el pospunk, y para comunicarlo esta zona del libro vale más que mil palabras.

Hay, además, acertadas ampliaciones de detalles (por ejemplo, la del calzado de los músicos, que instantáneamente retrotrae a una actitud juvenil distante y a la vez imperecedera) y tiras de “positivos” que muestran una serie completa, continua, de fotografías adyacentes. Esos juegos, además de la administración del color versus blanco y negro, más el contraste entre tomas “posadas” y adrenalínicos registros en vivo, son algunos de los subibajas que aumentan el disfrute de esta obra.

Otro plus es el contexto: además de unos breves apuntes, Fuentes ofrece imágenes que captó durante la Marcha de los Estudiantes de 1983 y del público y bandas del recital Comuna Fiesta del Montevideo Rock I de 1986. Esa inclusión enfatiza la unión de historia y arte que ofrece esta compilación. (Por otro lado, es un insumo para el debate sobre la intervención de los gobiernos departamentales en la organización de espectáculos musicales: ambos eventos, y otros similares, fueron impulsados por una Intendencia de Montevideo que gobernaba el Partido Colorado y cuyo director de Cultura era el artista y docente Thomas Lowy).

Quienes quieran entrar en la estomagología, por su parte, encontrarán referencias al “disco perdido” que daba carnadura narrativa al mencionado libro de Peveroni sobre la banda. A ese asterisco detectivesco hay que agregarle, del otro lado, data precisa, como una completa discografía de la banda y las fichas técnicas del trabajo fotográfico.

Pero sin entrar en el fanatismo radical, para los simples seguidores o exseguidores de la banda, la de Fuentes es una reunión de material impactante. Se puede ver “crecer” a los músicos, que parecen liceales cuando empiezan y veteranos curtidos sobre el final del recorrido, aunque apenas se trata de siete años. Live fast, die young: nadie se lastimó, pero la banda se separó, Los Tontos y Traidores también estallaron y pasarían años para que los grupos de rock uruguayos volvieran a convocar multitudes. Del recital del 25 de agosto de 1989, con el que Los Estómagos anunciaron su final –y supieron cumplir–, hay apenas una imagen testimonial de una entrada (“asistí sin cámara”, se excusa Fuentes), pero sí aparecen las primeras fotografías promocionales de Buitres, la banda con la que Peluffo y Parodi, ya sin Fabián Hueso Hernández, continuarían, hasta hoy, su camino creativo.

Los Estómagos: fotografías de Rodolfo Fuentes, 1983-1989. 144 páginas. La Nao Editorial / Little Butterfly Records, 2023.

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