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Liceo Militar (archivo, junio de 2008).

Foto: Ricardo Antúnez

Nuevos planes de estudio militares se centran en los movimientos guerrilleros y no profundizan en la dictadura

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Para el historiador Aldo Marchesi, se mantiene “la misma narrativa” del Ejército para pensar el período y falta reflexión crítica sobre el proceso dictatorial en sí mismo y sobre las violaciones a los DDHH.

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Leído por Abril Mederos.
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El 10 de diciembre, el ministro de Defensa Nacional, Javier García, acudió al Parlamento para entregarle a la vicepresidenta Beatriz Argimón las modificaciones de los planes de estudio de Historia Militar, surgidas tras un proceso de análisis y discusión impulsado por la cartera y el Ejército Nacional que abarcó el período 1958-2020. García destacó que se trató de un proceso plural en el que participaron, entre otros, los expresidentes Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle Herrera y José Mujica, así como “periodistas, analistas, académicos, militares en actividad y en retiro, organizaciones de la sociedad civil y familiares de víctimas”.

En los documentos se detallan los contenidos de las unidades didácticas que abordan el período que incluye la última dictadura cívico-militar. En todas ellas se muestra un interés preferencial por comprender lo relacionado con los movimientos guerrilleros, mientras los contenidos vinculados al proceso de la dictadura cívico-militar y las consecuencias que tuvo en la sociedad uruguaya tienen una presencia marginal.

Por ejemplo, en la unidad didáctica “Conflictos y crisis en la segunda parte del S. XX e inicio del S. XXI” de la Escuela Militar, más de la mitad de las horas se destinan a estudiar las revoluciones, las guerras revolucionarias y las guerrillas. El proceso de la dictadura no figura, aunque sí se destina 15% de las horas a estudiar el rol de las Fuerzas Armadas en la década de 1960 y antes de la dictadura, la Doctrina de la Seguridad Nacional y el golpe de Estado. El resto de las horas se destinan a analizar el contexto internacional y nacional previo al golpe.

En el caso de la misma unidad didáctica pero dictada en el programa de Historia Militar del Instituto Militar de las Armas y Especialidades (IMAE), la cantidad de horas destinadas a estudiar los movimientos guerrilleros es aún mayor en términos proporcionales, aunque en este caso se incorpora, de manera marginal (dos horas en un curso de 22) un espacio destinado a “interpretar las diferentes etapas del gobierno dictatorial identificando las características de cada una, señalando los hechos más importantes que marcan los puntos de inflexión del mismo”.

En tanto, en el programa de Historia Militar del Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES), 40% de las horas están destinadas a estudiar los movimientos guerrilleros y el Movimiento de Liberación Nacional en particular, mientras 30% aborda el contexto previo y el restante 30% el golpe de Estado, las etapas de la dictadura cívico-militar y la reapertura democrática. Al final del curso “Capacitación y perfeccionamiento de jefes” del IMES se propicia la discusión sobre la “conexión entre contextos económicos y políticos como ejes de la generación de violencia”, “lecciones aprendidas sobre el empleo de la Fuerza a nivel interno, necesidades de reglas de actuación, el respeto de los DDHH y el Derecho Internacional Humanitario” y “acciones que deslegitiman el empleo del Instrumento militar”.

Nada original

Para Aldo Marchesi, doctor en Historia Latinoamericana especializado en grupos armados en el contexto de la Guerra Fría, de la lectura de los objetivos y contenidos que surgen de las modificaciones de los planes de historia se constata que se mantiene “un paradigma más general para pensar el período, que es la idea de que el país vivió una guerra”. Añadió que este fue el argumento construido por los militares desde la dictadura, con libros como La subversión y Testimonio de una nación agredida.

La nación agredida es “el Uruguay siendo agredido por la subversión”, y en este esquema narrativo lo central para pensar el proceso es “la izquierda subversiva” en tanto actor “que agrede, y la agresión viene del exterior”. “Toda la narrativa acá es: hay una agresión, el actor que tiene que responder a esa agresión es el Ejército. No hay nada original, es la misma narrativa anterior, que se construye en la dictadura y que el Ejército mantiene como institución”, valoró el historiador. “La participación de los militares se justifica en esta idea de que [el agresor] es un agente externo, antinacional, y que ellos están defendiendo la nación. Wilson Ferreira luego se arrepintió de haber votado la Ley de Seguridad del Estado, porque avaló la participación definitiva de los militares en ese proceso”, recordó Marchesi.

El historiador advirtió que otra ausencia notoria en los planes es la reflexión histórica sobre la dictadura. “Siempre cuando se habla de la dictadura se termina hablando de los antecedentes de la dictadura o del final de la dictadura, de quiénes son los responsables de la crisis que generó la dictadura, pero se habla muy poco del período de 1973 a 1985: cómo transformó el país, las consecuencias que tuvo, las violaciones a los derechos humanos sistemáticas, las transformaciones económicas y sociales, la ausencia de libertades en esa sociedad durante un período largo, el impacto sobre la política, sobre la cultura. Y eso es lo que prácticamente no aparece en este texto. Incluso en términos de derechos humanos aparece muy poco, casi nada, y es un punto de partida clave si lo que se trata es formar militares con una conciencia democrática”, consideró.

En cambio, valoró positivamente la bibliografía de los planes, que estimó “bastante amplia”.

Autocrítica y crítica

El presidente de la Comisión Especial de Defensa Nacional del Frente Amplio, Gustavo Scaron, destacó el proceso de reflexión histórica impulsado por el ministerio y por el Ejército. “Me parece bien el camino iniciado, que además nadie lo había planteado con anterioridad. De ahí mi reconocimiento al comandante y al actual ministro por haber habilitado ese proceso”, resaltó. También hizo una autocrítica porque los gobiernos del Frente Amplio no abordaron este tema y “quedaron muchas cosas pendientes”. Aseguró que desde la Comisión de Defensa de la coalición de izquierda se pretende “elaborar una serie de conceptos que entendemos que el FA debería impulsar, ya sea desde la oposición o en el gobierno, para no repetir una serie de errores” que se cometieron durante las administraciones frenteamplistas.

En cuanto a los planes, en la misma línea que Marchesi, señaló carencias y ausencias. “Se pone el énfasis en un evento histórico que se entiende como razón provocadora y no se analiza el evento principal que se tiene que analizar, y es que las Fuerzas Armadas faltaron a su deber, dieron un golpe de Estado, rompieron su juramento constitucional de defensa de la Constitución, y esos elementos están básicamente ausentes. Hay un capítulo por ahí sobre la dictadura, pero no es el eje del programa”, lamentó.

Scaron afirmó que hay hechos “que son absolutamente objetivos y que deberían ser parte central del análisis”. “No puede ser que no haya referencias a las torturas, a las detenciones ilegales, a los asesinatos, a los desaparecidos, a las violaciones, a un montón de elementos que fueron un componente central de ese proceso”, cuestionó.

Remarcó que no se puede “seguir con la narración de que había unos malos que provocaron al elefante, y el elefante...”, porque “es un cuentito que no se corresponde con la realidad”.

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