“Con la emoción a flor de piel, a la espera de la identificación del último compañero rescatado por el GIAF [Grupo de Investigación en Antropología Forense]”. Así es como Elena Zaffaroni describió el estado de ánimo en el acto organizado por Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos este viernes por la noche, en conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
En esta oportunidad, y con motivo de dicha fecha, la jornada tuvo lugar en el Centro Cultural Florencio Sánchez, sitio emblemático del Cerro: barrio obrero que sufrió en carne propia el terrorismo de Estado, pero prevalece en la lucha por verdad y justicia a través de la memoria. Tal es así que en su ladera sur, cerca de la bahía y a tan sólo unas cuadras del recinto, se halla el Memorial a los Detenidos Desaparecidos, en el que se encuentran inscriptos los nombres de 174 personas víctimas de la dictadura cívico-militar y que desde la organización aún intentan encontrar.
A pesar de que la apertura del acto se encontraba pactada para las 19.00, casi un centenar de personas fueron poblando la antesala del recinto cuando faltaba todavía más de un cuarto de hora. Jóvenes y no tan jóvenes conversaban entre sí, con la música de ensayo de Agarrate Catalina, murga escogida para dar cierre al evento, como temas de fondo.
Una vez alcanzada la hora convenida, el público fue gradualmente ocupando las butacas del lugar y, minutos más tarde, Zaffaroni dio comienzo a la oratoria, que dedicó en un primer lugar al reciente hallazgo de un cuerpo en el Batallón de Infantería 14.
“No tenemos dudas de que es una persona desaparecida: su cuerpo conoció el horror, y hoy la realidad nos vuelve a recordar la saña del terrorismo de Estado”, dijo, para luego recordar que el enterramiento “no fue casual ni azaroso”. “Se tomaron su tiempo, la fosa lo demuestra”, agregó la integrante de Madres y Familiares, para proceder a enumerar las diversas capas de cal, arena, pedregullo, cemento y tierra abocadas a ocultar el cuerpo, que aún no ha sido identificado.
Respecto de ello, Zaffaroni indicó que, ante la falta de novedades a pesar del envío de muestras genéticas a un laboratorio forense en Argentina, es necesaria “paciencia y cautela”. En esta línea, extendió su agradecimiento al GIAF, así como a la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) y la Fiscalía Especializada en Derechos Humanos.
“Han trabajado arduamente para obtener estos logros”, dijo, “con el mismo espíritu que nos han marcado nuestras madres en nuestra larga lucha: con perseverancia, con compromiso [y] con valentía porque sabemos los hostigamientos directos e indirectos que conlleva esta tarea”, concluyó.
De esta manera, cedió la palabra a los periodistas e investigadores de la INDDHH Walter Pernas y Fabián Werner, quienes procedieron a explicar su labor, realizada en conjunto con el GIAF, con quienes integran el equipo de búsqueda desde 2020.
Pernas destacó la implementación de un método periodístico a la hora de analizar testimonios, localizar fuentes personales, aproximar documentación y fomentar vínculos institucionales. También el rol de las conversaciones personales como forma de contextualizar los hechos acaecidos en el pasado reciente y, de esta manera, contribuir a las líneas de investigación o incluso darles nuevo rumbo.
Asimismo, el periodista calificó al caso de Amelia Sanjurjo, detenida desaparecida encontrada en el Batallón 14 e identificada en mayo, como “una situación que nunca se había dado en Uruguay”, que consideró “sacó lo mejor” del equipo de búsqueda.
Similarmente, Werner abocó su discurso a explicar cómo “un dato que puede parecer insignificante” puede eventualmente “servir mucho”. En esta línea, resaltó el valor de las investigaciones periodísticas, así como también de las “denuncias concretas” que apuntan a “una persona que desapareció en determinadas circunstancias”, como también posibles sitios de enterramiento, e incluso la existencia de archivos.
“Todo eso, y algunas cosas más también, forman parte del universo de situaciones en las que nosotros nos encontramos y a partir de las cuales podemos trazar nuevas investigaciones”, que facilitan “el esclarecimiento de las circunstancias que terminaron con la desaparición de una persona”, sintetizó.
Por su parte, la antropóloga e integrante del GIAF Natalia Azziz destacó el “trabajo silencioso” llevado a cabo por los antropólogos, y que a pesar de haber conducido a dos hallazgos en tan sólo dos años, consideró que “no se visualiza”.
De esta manera, se refirió no sólo a las dificultades de desplazamiento, sino también a las inclemencias climáticas que muchas veces entorpecen su trabajo, si es que no llevan a una pausa obligada. Asimismo, partes del terreno son inundables y otras se encuentran forestadas, agregó. “Hemos aprendido a andar en el campo, porque esto no se trata de una campaña arqueológica [...] sino que es el continuo de años”, contextualizó.
Mientras tanto, Alicia Lusiardo, quien dirige las tareas de excavación, explicó cómo el GIAF procede ante “información que llega al equipo” y “empieza a ser de interés”, algo que comienza por una “fotolectura” del terreno a lo largo del tiempo, un estudio que “es esencial para poder establecer el vínculo entre el dato, el testimonio y el área que vamos a solicitar cautelar”.
Según explicó, los antropólogos proceden a dividir el área de investigación en “un grillado” compuesto por celdas de diez metros de ancho y largo, algo que ayuda a fortalecer “el control” y “el registro”. Dicha aproximación, que dista de las técnicas utilizadas por el equipo que le precedió -en ese entonces se realizaban “trincheras exploratorias”- es importante, ya que permite georreferenciar la información.
Así, detalló, es posible “ir profundizando hasta lograr llegar hasta lo que entendemos es un sedimento estéril”, en donde “ya no puede haber información de interés” y, al contar con información de cada celda, “dar una cobertura total”. Para contextualizar, Lusiardo notó cómo los últimos dos hallazgos del Batallón 14 requirieron la excavación de 14.163 trincheras, “cubriendo cada cuadrícula de un lado a otro sin dejar ningún hueco”. “Si hay un cuerpo lo vamos a encontrar, y si no, estas zonas están completamente exploradas”, sintetizó.
Madres y Familiares: “La información está en las Fuerzas Armadas”
A modo de clausura, sentada contra el estrado principal del recinto, Zaffaroni procedió a leer un mensaje de Madres y Familiares de Desaparecidos. “Hace un año, en este mismo encuentro, estábamos igual que hoy: conmocionados y a la espera. Hoy podemos decir que ese hallazgo tuvo su merecida verdad en Amelia Sanjurjo, que volvió a su familia y a su pueblo”, comenzó.
El documento denuncia el “gravísimo deterioro del Estado de derecho a nivel regional”, que dice se ve “traducido en múltiples violaciones a los derechos humanos que dejaron en evidencia la polarización política, las amenazas a la vida, la desigualdad y los niveles de pobreza a los que se enfrentan las personas en América Latina”.
Asimismo, acusa la “avanzada de sectores conservadores con discursos y campañas que justifican las discriminaciones y que cuestionan los impulsos en materia de derechos humanos”, lo que “representa una amenaza a las democracias a la vez que mina la capacidad de enfrentar los desafíos del mundo actual”.
En este sentido, manifestaron su solidaridad ante “los enormes retrocesos que se están viviendo en la vecina orilla” y acusaron la “regresión de derechos” y el “abandono del Estado” en nuestro país.
En esta línea, desde Madres y Familiares también expresaron su preocupación ante “el ocultamiento y la mentira”, que argumentan “ha sido una realidad [...] desde la recuperación democrática”.
“Este crimen, emblema de aquellos años y que se sigue cometiendo hoy, fue planificado para perdurar” a través del “efecto propio de la desaparición forzada, que mantiene su cuota de poder y chantaje”, que se encuentra “dirigida a todos” y dio lugar a “un área de poder paralelo que los distintos gobiernos democráticos no han podido o no han querido subordinar”, se argumenta en el texto.
Así, llama a encontrar a los detenidos desaparecidos “como punto de partida de una democracia sin tutelas”. “La información está en las Fuerzas Armadas y ya vimos que voluntariamente no la aportan”, continúa. “Seguirán mintiendo mientras el poder político acepte este juego”.
“Es aquí donde debemos poner el acento: es el presidente de la República quien debe dar la orden y exigir esa información, cumplir con el mandato constitucional, subordinando a las Fuerzas Armadas al poder civil y ser respaldado por toda la institucionalidad del Estado”, sentenció.