El diputado frenteamplista y escritor Fernando Amado presentó su nuevo libro, Conspiración republicana: 200 años de la influencia masónica en Uruguay. Entre otros contenidos, la obra incluye una revisión histórica de la masonería en la historia nacional junto con una lista de personalidades que integran la institución. Este viernes, Amado visitó la diaria Radio para repasar los detalles de su decimosegundo libro y el cuarto vinculado a la temática; se trata de “un libro diferente a los anteriores en el sentido del encare y el enfoque histórico”, dijo.
“Fui acumulando durante 18 años una cantidad de información impresionante que era más histórica. Mis libros anteriores de la masonería se centraban únicamente en los últimos 40 años, capaz que con alguna pincelada muy breve del pasado más remoto”, afirmó. En esa línea, recopiló “documentos auténticos de la institución masónica, relatos, revistas y decretos internos” que le permitieron “reconstruir distintos momentos de influencia, presencia y protagonismo fundamental de la masonería en hitos de nuestro país que cambiaron el Uruguay para siempre”.
El libro plantea una gran incidencia de la masonería en la cúpula jerárquica de la Policía Nacional. Amado evaluó que el presidente de la República, Yamandú Orsi, “notoriamente comulga –valga la palabra– con los principios de libertad, igualdad, fraternidad y laicidad”, e “hizo referencia al tríptico” cuando ganó el balotaje. Por lo anterior y en base a sus entrevistas, contó que muchos masones, incluyendo “altas autoridades, figuras importantes y grados 33”, lo definen como un “hermano sin mandil”, en referencia a la prenda que utilizan en sus rituales.
“Muchas veces anduvo la idea de por qué no ingresar a Orsi, invitarlo y tratar de que esté en la institución”, una idea que “fue discutida” en función de que “veían las coincidencias” y que “era un tipo idóneo desde el punto de vista de sus principios y el aplomo para enfrentar una cantidad de cosas”, además de que, “como todo presidente posdictadura, es una persona que está bastante rodeada de integrantes”. Su invitación “se discutió adentro”, pero no se concretó.
“Qué necesidad de que ingrese a la institución alguien que ya está en un nivel tan alto desde el punto de vista político y de incidencia en el país”, cuando en realidad “la gran victoria” de la masonería en Uruguay está en hitos “macro” y se vincula a que “lo que le pasa a la masonería desde lo filosófico, institucional e ideológico es que Uruguay es una isla en el continente desde el punto de vista de haber logrado conquistar ese piso de máxima que tiene que ver con el sistema republicano, democrático, liberal y la laicidad”.
Como ejemplo, destacó que en el libro aparece un “fermental intercambio de la Confederación Masónica Interamericana” sobre la necesidad de “generar universidades masónicas”, porque en otros países “tienen una fuerte inoculación religiosa”. Así, los miembros uruguayos dicen que en la Universidad de la República (Udelar) “no importa si el profesor está iniciado o no, porque sabemos que va a impartir desde la libertad de conciencia, pensamiento y sin influencia de lo religioso o dogmático”.
La masonería en la historia nacional
Según Amado, una primera influencia masónica se remonta a cuando Uruguay era “un terreno en disputa”. “Así como venía el colonialismo y la Iglesia católica, también se empiezan a colar las ideas de la revolución: la influencia de masones iniciados en Europa, en España o en Inglaterra”, dijo. En ese momento, “durante mucho tiempo lo que sucedió en Uruguay fue una especie de guerra de guerrillas entre logias masónicas” a través de la conspiración, que enfrentó a los grupos masones “que eran un brazo político de las monarquías y virreinatos” con “las logias masónicas revolucionarias”.
Sobre el artiguismo, Amado aseguró que es algo que “dentro de la masonería está permanentemente presente, se reivindica, estudia y profundiza”. “Artigas, sin lugar a dudas, no hay ningún tipo de prueba documental que asegure que haya sido iniciado en la masonería; está descartado”, acotó, aunque, al igual que a Orsi, muchos “lo definen institucionalmente como un ‘hermano sin mandil’”, porque elementos como la inspiración de sus ideas y el hecho de que estuviera “rodeado de masones” hacen que “poco importe” si fue iniciado o no, ya que “lo que importa es que haya llevado adelante el ideario masónico”.
También afirmó que “es indudable la influencia y la presencia” masónica en la Cruzada Libertadora, y aseveró que “se repiten los nombres de una cantidad de hitos y momentos históricos del artiguismo y la gesta de la Banda Oriental”, como integrantes de “la logia masónica o paramasónica ‘Caballeros Orientales’, que es la que terminó construyendo la Cruzada Libertadora”, ya que “todos esos nombres que desembarcan en la playa de la Agraciada venían trabajando de antes en la concientización y la generación de ambiente”. Además, dijo, esas figuras se repiten en la declaratoria de independencia y en la Asamblea Constituyente que preparó la primera Constitución: “En los campos de batalla, en la arena, pero después escribiendo códigos y declaraciones”, condensó.
Más adelante en el tiempo, declaró que “el fin de la Guerra Grande tiene una solución masónica para salir del conflicto”. También existen raíces vinculadas a la masonería en la devolución de los trofeos por la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay, a cargo de uno de los “masones más importantes en ese momento” y recibidos por el entonces presidente paraguayo, que “también era masón” y termina siendo “una figura muy importante en la construcción organizativa” de la institución: “Uruguay es la madre de la masonería paraguaya, la que de alguna manera le da luz desde el punto de vista formal”.
Finalmente, en el marco del proceso secularizador que separó a la Iglesia del Estado, la masonería “tuvo muchísimo que ver con poner arriba de la mesa la política de fusión”, que llevó masones a la presidencia: “Gabriel Pereira llega a la presidencia y conforma un gabinete 100% con integrantes de la masonería”, y se vuelve “clave” al inicio del proceso “por la expulsión de los jesuitas en una contienda muy fuerte con la masonería” e “iniciativas concretas que empiezan a ponerle límites a la Iglesia católica”, acotó. Por último, vinculado a la relación entre José Batlle y Ordóñez y la masonería, dijo que “había una coincidencia total y una sociedad de ideas y fuerza”, propiciada por “un sentimiento liberal anticlerical” que planteaba como “absolutamente necesario que el Estado sea laico y no sostenga religión alguna”.