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Alejandro Sánchez, Yamandú Orsi, Carolina Cosse y Jorge Díaz, el 16 de diciembre de 2024, durante la presentación del gabinete, en Montevideo.

Orsi en la Presidencia: “un liderazgo que dirige equipos, que arbitra conflictos y que centraliza el poder de decisión”

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Politólogos proyectan el funcionamiento del gobierno del Frente Amplio, evalúan algunos cortocircuitos públicos que se dieron entre jerarcas y los desafíos del nuevo escenario parlamentario.

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El Frente Amplio vuelve al gobierno después de cinco años en medio de un proceso de renovación generacional interno, con sus grandes líderes de las últimas décadas ya fallecidos o retirados de la política. En ese contexto, algunas de las incógnitas del próximo período son qué tipo de liderazgo ejercerá Yamandú Orsi desde la Presidencia, cómo funcionarán otras figuras de perfil alto que lo acompañan, como el secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, y el prosecretario Jorge Díaz, y cómo será la dinámica de funcionamiento del gobierno.

Los politólogos consultados por la diaria entienden que el de Orsi será un liderazgo “descentralizado” y que apostará a la “conducción colectiva”. Daniel Chasquetti recordó que el presidente electo ya había expresado durante la campaña electoral la idea de armar equipos “con mucha capacidad de decisión” y valoró que las designaciones de autoridades estuvieron en línea con esta intención. “Me imagino que va a haber mucha descentralización, que no va a reunir en su persona toda la capacidad de mando y de decisión, sino que va a haber procesos descentralizados”, consideró Chasquetti. Reconoció que esto puede “generar algún tipo de conflicto”, pero se imagina a Orsi arbitrándolos.

En ese sentido, evaluó que se trata de un estilo de conducción “distinto a lo que estamos acostumbrados” en otros gobiernos del Frente Amplio, porque tanto Tabaré Vázquez como José Mujica “centralizaron la toma de decisión aun a riesgo de comprarse problemas”. Chasquetti proyecta el de Orsi como “un liderazgo que dirige equipos, que arbitra conflictos y que centraliza el poder de decisión”.

La politóloga Camila Zeballos agregó que proyecta un liderazgo “muy conciliador”, que fue “básicamente lo que se explotó (Orsi) durante la segunda parte de la campaña y principalmente de octubre a noviembre: esa capacidad del diálogo, de tender puentes, de conciliar posturas”. A su vez, su gestión como intendente de Canelones le puede haber dado un rol “más de cercanía, que creo que es el que va a explotar durante su gestión” al frente del gobierno nacional”, consideró.

Para el politólogo Antonio Cardarello, Orsi tiene un perfil “mucho más de relacionamiento en el mano a mano”, “es muy bueno en hacer acuerdos, en negociar, y es algo que se le destaca en su gestión como intendente”. De todos modos, si bien tiene un “talante más negociador, tampoco me parece que sea alguien al que se lo van a poder llevar por adelante”, opinó.

Tanto Zeballos como Cardarello coinciden en que Orsi no es un “líder natural” del Frente Amplio como lo fueron Tabaré Vázquez y José Mujica. De todos modos, Cardarello remarcó que la Presidencia en Uruguay “históricamente ha dado lugar a que muchos liderazgos se fortalecieran”, y pasó que “personajes que llegaban poco menos que accidentalmente a la Presidencia, de ahí construían un liderazgo”. “Hay que ver si Orsi lo logra, si además de ser el presidente, se transforma en un líder del Frente Amplio”.

Perfiles altos en la Presidencia

Sobre la tríada Orsi-Sánchez-Díaz en la Presidencia, Zeballos pronosticó que hasta cierto momento “van a cooperar, y después van empezar a competir por personalismo político”. Caracterizó el liderazgo de Sánchez como “más territorial, de militancia histórica”, mientras que Díaz tiene “un perfil político más intenso, interesante y al que creo que hay que darle un seguimiento. Porque si a Jorge Díaz le va bien en lo que quiere hacer con la seguridad, ¿por qué no votarían a Jorge Díaz? Si es el principal problema que identifican los uruguayos, y no en vano él queda como responsable o en buena medida las personas que él designa o las personas que han designado responden a él”, evaluó.

Sobre una eventual disputa de liderazgos entre Orsi, Sánchez y Díaz, Chasquetti señaló que está el antecedente de la dupla Lacalle Pou-Álvaro Delgado. “Mirando en perspectiva, con la distancia que te da el tiempo, te das cuenta cómo Delgado tuvo momentos de gran autonomía y momentos donde desaparecía, y evidentemente ahí como que hay ajustes, ¿no? Es probable que en algún momento le hayan dicho ‘Ta, estás teniendo demasiada exposición’, y el presidente ganó el escenario. Pero me parece que ahí la razón era que el mejor comunicador que tenía el gobierno era Lacalle Pou. Acá no necesariamente puede ocurrir eso, todo va a depender de cómo se sienta Orsi”, indicó.

De todos modos, consideró que la discusión sobre “dónde está el poder”, si bien es “interesante”, “no mueve mucho la aguja en términos institucionales”, porque “a nadie le cabe dudas” de que en el sistema político uruguayo quien conduce el gobierno es el presidente.

Cortocircuitos públicos previos y manejo de los conflictos

En entrevista con En Perspectiva la semana pasada, el ministro de Economía del gobierno de Orsi, Gabriel Oddone, se refirió a una propuesta en la que trabaja el Ejecutivo para desindexar los salarios más altos y así “apuntar a niveles más bajos de inflación”. Inmediatamente le salió al cruce el secretario de Presidencia. Sánchez dijo que el planteo de Oddone es “personal” y que no lo comparte. Señaló que si bien en el gabinete “todos pueden dar su opinión”, después “el Poder Ejecutivo resuelve cuando se junta el Consejo de Ministros y envía una pauta salarial”.

Oddone, y también los ministros del Interior, Carlos Negro, y de Relaciones Exteriores, Mario Lubetkin, son personas designadas directamente por Orsi, en tres áreas centrales del gobierno: economía, seguridad y política exterior. Son de confianza política y personal del presidente electo y no tienen respaldo sectorial propio.

En ese sentido, Chasquetti consideró que el MPP debería “asumir como propios” a estos ministros, porque de lo contrario “van a quedar muy indefensos”. “Y la oposición, cualquier oposición, cuando huele la sangre, ataca. Y me parece que ese es un riesgo al cual deberían evitar exponerse”, remarcó.

Para Cardarello, resta por ver si Orsi “va a a pegarse más al programa del Frente Amplio o a lo que fueron algunas propuestas de campaña, o va a dejar que Oddone lleve adelante el control de la economía y él darle el apoyo político”. “En principio parecería que va más indicado hacia ese lugar, ¿no? Si no, no lo hubiera designado a Oddone, porque las controversias se dieron ya durante la campaña”, recordó. Consideró igualmente que Oddone es “una figura que contaba con el aval de Mújica, y en ese sentido es de esperar que el Espacio 609 por lo menos en una primera etapa lo respalde”.

Zeballos advirtió que estos ministros, que responden directamente al presidente, “son fusibles que pueden saltar rápido” al no tener “tanto respaldo político a la interna del Frente Amplio”. La politóloga consideró que las designaciones ministeriales, como en el caso de Oddone y Negro, tuvieron “un vínculo mucho menos mediado por el partido que lo que sucedía en gobiernos anteriores” del Frente Amplio. Cardarello opinó que en este sentido, el gobierno de Orsi puede parecerse más al segundo mandato de Tabaré Vázquez, cuando el presidente designó ministros de su confianza personal en carteras claves.

Sobre los cortocircuitos públicos, para Chasquetti genera “un costo exponer las diferencias tan pronto, antes de asumir”. “Pero bueno, tiene que ver con esto que yo decía, con esta idea de descentralizar la toma de decisiones, de dar bastante libertad. Es algo que va a tener que aprender colectivamente el gabinete a manejar”, señaló.

Para Chasquetti, lo sucedido con la discusión sobre la desindexación de los salarios también da la pauta de que Oddone es “un novato” en política, en comparación con la forma de desenvolverse del exministro de Economía Danilo Astori, que “envolvió de regalo” un ajuste fiscal. “Eso te lo da la experiencia, el conocimiento profundo de las preferencias de los distintos sectores del Frente Amplio, saber a quién le va a gustar, a quién le va a molestar, y escoger las palabras y la forma y el momento en que se transmite”, apuntó.

Opinó que será necesario “un aprendizaje” en esta dirección y “ser cuidadosos”. Destacó positivamente en este sentido la actitud del canciller Lubetkin, que “entró en temas delicados, por ejemplo, el tema Israel-Palestina, y lo resolvió de otro modo, con mucho más cuidado, evitando quedar atrapado en una posición”. “Digamos que ahí hay que ver la capacidad que tengan los ministros de aprender por lo menos a manejar el timing, el lugar, la forma en la que se hacen los anuncios”.

Zeballos opinó que tanto en el episodio sobre la desindexación de los salarios, como cuando el ministro del Interior Carlos Negro dijo que la “guerra” contra el narcotráfico estaba “perdida”, Orsi no fue “muy claro” cuando intercedió. “No se entiende muy bien por qué Oddone sigue con eso si del otro lado le dicen que no. Ese tipo de ruidos se van a ir generando y ahí el que va a tener que resolver es el presidente. Y no fue muy claro cómo salió Orsi en ninguna de las dos circunstancias, no fueron respuestas acabadas”, opinó. Y agregó que “esa forma de estar siempre como tratando de no ofender a nadie, se puede agotar rápidamente”.

El funcionamiento del gabinete

El período de gobierno de Luis Lacalle Pou se caracterizó por el casi nulo funcionamiento del Consejo de Ministros; en cambio, se optó por los encuentros y contactos bilaterales del presidente con sus ministros. Chasquetti apuntó que la intención del nuevo gobierno de Orsi no sería tanto volver al viejo esquema de las reuniones semanales del Consejo de Ministros, sino trabajar prioritariamente por gabinetes sectoriales, que ya tuvieron protagonismo en los gobiernos frenteamplistas. “Me parece que acá va a haber mucha transversalidad en las políticas, porque Orsi ya lo planteó, porque así lo sostiene Pacha Sánchez, y además porque eso está en el programa del Frente Amplio”, destacó el politólogo.

Cardarello resaltó el recambio generacional que caracteriza a las jerarquías del nuevo gobierno: “Hay muchas caras nuevas, y parece que eso marca una impronta también de hacer algo diferente. Algo que se le había criticado mucho al Frente Amplio, sobre todo en el segundo gobierno de Tabare Vázquez, era que se habían repetido las caras, y ahora me parece que hay una búsqueda de figuras nuevas, de otra generación, incluso más jóvenes que la generación del 83”, apuntó.

El nuevo escenario parlamentario

Chasquetti recordó que como el oficialismo está en minoría en la Cámara de Diputados, y como Uruguay tiene un sistema político donde los ministros son responsables frente al Parlamento, “en la Cámara de Diputados una interpelación puede terminar en una moción de censura e incluso en una votación de censura”. “Me parece que van a tener que entender eso y los ministros van a tener que cuidarse”, afirmó. Añadió que lo relevante para el nuevo gobierno será “extender lo máximo posible la luna de miel para evitar que el parlamento los empiece a complicar, y para eso la imagen de Orsi tiene que ser cuidada”.

Para Zeballos, puede ser “muy desgastante para el gobierno” la gestión de los votos que faltan en el Parlamento y “va a requerir una coordinación muy fuerte” entre Ejecutivo y Legislativo”. “Tengo la impresión de que este gobierno va a ser bastante menos tranquilo que otros gobiernos del Frente Amplio”, concluyó.

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