En el marco del cierre de la planta 14 de la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole), ubicada en Rivera, el presidente de la cooperativa, Gabriel Fernández, en entrevista a la diaria, argumentó y defendió la decisión de la empresa de cerrar la planta en octubre, pese al rechazo de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL), que ya tomó medidas al respecto. El mercado nacional, las dificultades de las empresas y la realidad del sector fueron otros de los temas abordados por el titular de la empresa.
¿Cómo y por qué surgió la posibilidad de cerrar la planta de Rivera?
El análisis no es nuevo, incluso lo intercambiamos con el sindicato hace tiempo. Recuerdo estar hablando del futuro de la planta Rivera durante la pandemia, así que esta situación se viene planteando hace tiempo, y lamentablemente el tiempo actuó en contra. La situación se fue agravando en dos sentidos: fue perdiendo volumen de producción y ya tiene sus años en la estructura. Es una planta que siempre fue pequeña, pero que tenía su lógica porque tomaba leche que se producía en la Cuenca del Norte y se envasaba como leche fresca. A su vez, el consumo de la leche fresca ha caído en los últimos cinco años de forma importante, por lo menos en un 30% durante los últimos años. Entonces, es una planta pequeña, con máquinas de 40 años, que tiene una estructura vieja y que debe tener un determinado padrón de gente para funcionar, que a su vez no es proporcional a la cantidad de leche que se produce.
¿Para cuándo se definió el cierre?
El cierre se pautó para octubre, pero Conaprole es responsable con sus funcionarios. Queremos darle a la gente que trabaja la posibilidad de que acomode su vida, ofrecerle y darle prioridad para trabajar en cualquier otra planta de la empresa. Sé que significa un desarraigo, que tienen familia y que no es fácil dejar el lugar donde uno vive, pero es lo que Conaprole puede ofrecer para que no pasen de ser 22 los puestos de trabajo en riesgo a 2.000 más productores.
¿Qué opinión brindó el sindicato ante la noticia?
El sindicato hizo un planteo con base en una adecuación del padrón, que en realidad es un ahorro, pero no soluciona la ineficiencia de la planta porque la planta es ineficiente por su escala, y la readecuación del padrón en cuatro o cinco funcionarios genera algún abaratamiento, pero no soluciona el problema que tampoco se soluciona con una reducción salarial; no se trata de eso, se trata de que la planta no tiene escala para poder seguir procesando de forma eficiente el producto que procesa y las pérdidas que le genera a la empresa rondan el millón de dólares.
¿Es cierto que Conaprole proyectaba las pérdidas a dos o tres años?
Eso no es así. La planta de Rivera hace leche tarifada. En Uruguay hay, creo, dos productos tarifados: uno es el pan y otro la leche fresca en sachet. Pero, si eso se multiplica por un volumen que no es muy pequeño, llega un momento en que no es eficiente el trabajo de la planta, porque la leche que procesa no justifica el hecho de tenerla en funcionamiento. Además, si nos damos media vuelta y vemos que acabamos de invertir un millón de dólares en una máquina nueva para envasar en sachet, con una vida útil más larga, con nueva tecnología para competir. Lo que decimos es que tenemos que centrarnos en el lugar donde tenemos el mejor equipamiento, donde podemos hacer el producto de la mejor manera y producir desde el centro industrial Montevideo para todo Uruguay. No es un tema para dentro de dos o tres años. La planta hoy es ineficiente porque con el volumen de leche actual no puede prender una caldera, tener seguridad.
Por todo lo que relata, ¿se puede decir que la planta de Rivera fue la menos eficiente de la empresa en los últimos cinco años, en comparación con las demás plantas del interior?
Teníamos una planta en Pan de Azúcar que hacía leche fresca y la cerramos por el mismo motivo entre 2017 y 2018. El problema es que el consumo de leche en sachet, por hábitos alimenticios, va perdiendo volumen, y en definitiva hace que las plantas que hacen solo ese producto vayan perdiendo posibilidades de ser económicamente eficientes. A pesar de esto, la cooperativa busca mantener la venta de la leche sachet; es primordial que tenga una participación importante en el mercado.
¿Qué conclusiones saca de la reunión de esta semana con el ministro de Trabajo, Juan Castillo?
Fue una conversación con el ministro y con la directora de Trabajo, Marcela Barrios. Lo que hablamos son las formas, que básicamente se basan en evaluar cómo hacemos para reubicar al personal y para dar la mayor estabilidad posible. Intercambiamos información y ellos nos pidieron tiempo para hablar con la otra parte. El ministerio tiene un rol que jugar. Esperemos que entre las partes encontremos la mejor solución para todos. Estamos abiertos a evaluar formas. Lo único que no podemos evaluar es el cierre, eso está decidido. Conaprole no anunciaría un cierre si no lo tuviera suficientemente estudiado.
¿No habló con el ministerio sobre fórmulas para evitar el cierre?
Hablé con el ministro, con la ministra de Industria, Fernanda Cardona, con quien quedamos en reunirnos, y también con el subsecretario de Ganadería, en una reunión muy productiva en la que hablamos del futuro de la lechería. En todos los casos expusimos motivos, que son contundentes, y creo que el gobierno nos puede aportar las formas, pero la decisión está adoptada y es una resolución seria, pensada, razonada y justificada. Conaprole le entregó los números al Instituto Cuesta Duarte y demostró que son elocuentes. Ojalá pudiéramos estar vendiendo el doble en Rivera, pensando en invertir y poner más fuentes de trabajo, pero no es lo que pasa.
La interna de Conaprole, más allá de Rivera
¿Cómo es la relación del directorio con la Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole y con la Federación de trabajadores?
Con la federación sucede que no tenemos una relación directa; en general, los trabajadores tienen una relación más cercana con la Cámara de la Industria Láctea. Conaprole conversa con su sindicato. Tenemos una relación fluida, hay contacto casi diario, hay una permanente conversación, pero desde la directiva de la empresa y del sindicato se puede decir que tenemos reuniones con menor frecuencia, y creo que las dos partes somos conscientes de que deberíamos de tener una relación más productiva. No es una mala relación; lo que no logramos es resolver los problemas que son de las dos partes como nos gustaría, y en eso realmente sí nos cuesta ponernos de acuerdo. A pesar de las conversaciones, somos una de las empresas que tiene un nivel de conflictividad importante, más allá de la estabilidad laboral, las buenas condiciones de trabajo y los salarios privilegiados para nuestro país.
¿Qué expectativas y objetivos tiene Conaprole para el corto y mediano plazo?
Las expectativas pasan por tener una buena primavera y que los productores que vienen muy castigados mejoren su situación económica y financiera. Nos parece importantísimo tratar de frenar el cierre de los tambos. Poder, de alguna manera, colaborar en aquellos que están con problemas operativos y con pérdida, a través del área de relaciones operativas, con los técnicos que puedan trabajar con esos productores para tratar de hacerlos viables. Ese es el desvelo, porque además sin materia prima no existe nada. Y después, una vez que estamos trabajando para tratar de promover el crecimiento del sector primario en la lechería, y que tenemos la leche, entramos en lo industrial, donde tenemos que ser competitivos. Nadie nos va a elegir por llamarnos Conaprole. Hoy hay una oferta muy variada, competida, y tenemos que navegar en ese mar, y ser eficientes como para que la gente nos siga eligiendo.
La situación de la industria láctea a nivel nacional
¿Cómo observan la situación de la industria láctea en el interior?
En el caso de Conaprole, la situación en el interior es muy parecida a la de Montevideo, es decir, hoy van ganando cada vez más peso las grandes superficies en el mercado. Hoy no hay una ciudad del interior que no tenga una gran superficie presente. Quien concurre a los comercios ve una amplia oferta de productos lácteos, nuestros y de otros. Distribuimos en unos 28.000 puntos de venta en todo el país, y en cada lugar competimos con fabricantes y comercializadores de productos nacionales e importados que cada vez compiten más en las góndolas, por lo cual tenemos que ser eficientes en el mercado interno y en el mundo, pero el mercado interno es el primer destino que tiene Conaprole. Exportamos a 70 países, pero el mercado más importante es y será el uruguayo.
¿Qué visión tiene la empresa sobre el momento del sector lácteo a nivel nacional?
Cambió mucho la situación del sector. Por lo pronto, desde lo industrial, hay empresas que se han ido. Se fue Gloria, una empresa de origen de capitales peruanos, que es muy grande. Hay otras plantas como el caso de Calcar, que ahora se está evaluando la reapertura. Otras que son históricas en Uruguay y hoy tienen dificultades económicas, también hubo un ingreso importante de empresas multinacionales o extranjeras al mercado. Crufi ya no es de capitales nacionales, está a la mano de una empresa internacional de origen inglés que produce helados.
La industria cambió. Algunas empresas cayeron, otras se fueron, otras se reconvirtieron y otras pasaron de manos nacionales a internacionales. Conaprole sigue siendo el gran jugador, cooperativa propiedad de sus productores, 100% nacional y sin fines de lucro. La cooperativa lo que hace es trazabilizar la leche de sus productores y abastecer al mercado interno, y poner la leche de los productores uruguayos en el mundo.
Por situaciones de empresas como Calcar, Coleme y Lactalis, ¿se puede afirmar que el sector lácteo está en crisis?
El sector lácteo y el mercado local están muy amenazados y con mucha competencia, y el mundo tiene fabricantes importantes que también compiten. Las crisis se sufren mucho más si la gestión no es la adecuada, y Conaprole, por suerte, ha hecho una buena gestión tanto en lo administrativo como en lo funcional; su operación hace que la cooperativa siga siendo una joyita para el Uruguay. Lo que tenemos que hacer en Uruguay, tanto empresarios como trabajadores y el gobierno, es cuidar este bien que tiene el país, que hace que sea la principal exportadora de lácteos de América Latina y una empresa reconocida en el mundo, a pesar de su dimensión, que es grande para nosotros, pero chica para el mundo. Las decisiones que toma Conaprole van en ese sentido. Es decir, ser más eficiente, generar mejor equipamiento, tecnología de mejor generación y también cuidar a sus empleados.
Foto: Ernesto Ryan
¿El productor necesita ser más y mejor asistido ante las situaciones de crisis por la industria láctea?
Sin lugar a dudas, el productor necesita que haya soporte, acompañamiento. Nosotros trabajamos en eso. Conaprole hace extensión y trata de mejorar la calidad de vida de sus productores; se arrima a ellos, genera entrenamiento, formación; hay una cantidad inmensa de actividades formativas en cría de terneros, inseminación artificial, calidad de leche, aprovechamiento del pasto, en producción de pasto. Conaprole invierte fuerte en eso porque entiende que es un rol que tiene que tener la cooperativa. El concepto de la empresa y del directorio es que tenemos que cuidar al productor, pero también cuidamos al trabajador, porque tenemos que y tratamos de hacerlo, y no en vano somos la industria láctea que mejor paga.