Mañana Brasil también elegirá a los gobernadores de sus 27 estados. La mayoría de los gobernadores actuales, 20, buscará la reelección, y de acuerdo con las encuestas la mitad de ellos lo lograrán en la primera instancia o en la segunda, que será el 28 de octubre. El Partido de los Trabajadores (PT) es el que tiene más candidatos a mantenerse en el cargo: cuatro, tres de los cuales lo lograrían en primera vuelta. Los demás partidos que respaldan a gobernadores que participan en las elecciones cuentan con sólo una candidatura que tenga la intención de voto necesaria para ganar mañana.
Las campañas para las elecciones de gobernadores han estado fuertemente marcadas por las situaciones de los partidos que las respaldan. Así, los candidatos del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) no se han mostrado con el candidato de su partido, Henrique Meirelles, que tiene una bajísima intención de voto, de 2%, y también han evitado vincularse con el presidente, Michel Temer, cuya popularidad es tan baja que evitó presentarse a la reelección. Algo similar ha sucedido con los candidatos del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que se han desvinculado del presidenciable Geraldo Alckmin, que en las encuestas aparece con una intención de voto inferior a 10% y está lejos de acceder a la segunda vuelta. En cambio, los nombres del PT buscaron continuamente vincularse con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y manifestar su respaldo a Fernando Haddad, que se quedó con la candidatura presidencial después de que el ex mandatario fuera inhabilitado por la Justicia.
Actualmente el MDB es el partido que tiene más gobernadores en Brasil (6), seguido por el PT (5), el PSDB (4), los partidos Socialista Brasileño y Social Democrático (3 cada uno), el Partido Democrático Laborista y el Progresista (2 cada uno), y el Partido Comunista de Brasil y el Partido Humanista de la Solidaridad (1 cada uno).
De acuerdo con las encuestas, la distribución de poder en el territorio se mantendría de forma similar, con el MDB liderando la lista (5), seguido por el PT y el PSDB (4 cada uno), el Partido Socialista Brasileño (3) y una fuerte irrupción de Demoćratas, un partido de derecha usualmente aliado al PSDB, que pasaría de no tener gobernadores a contar con tres.
Este fraccionamiento de la derecha ha sido uno de los fenómenos que han aparecido en estas elecciones, tanto en las votaciones presidenciales como en las regionales. Una de las muestras más claras de esta división se da en San Pablo, donde los favoritos para pasar a la segunda vuelta son Joao Dória, del PSDB, que gobernó el estado hasta que renunció para dedicarse exclusivamente a la campaña, y Paulo Skaf, el presidente de la Federación de las Industrias del Estado de San Pablo, del PMDB. En ambos casos se trata de empresarios de reconocida trayectoria en el ámbito privado, con unas fortunas considerables, ideas económicas neoliberales y defensores de un Estado mínimo que atienda únicamente a las poblaciones que tradicionalmente se entienden como más vulnerables (especialmente los pobres y los niños). También ambos representan lo que se ha dado en llamar el “antipetismo”: hicieron campaña por la destitución de Dilma Rousseff, rechazaron la candidatura de Lula y aplauden las acciones judiciales contra los políticos corruptos del PT, aunque eligen llamarse a silencio cuando estas golpean a sus propios partidos.
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