Racing y Cerro jugaron un partido extraño en el Parque Roberto. Una fecha patria apenas pasado el mediodía, cerveceros y villeros en la cancha que alguna vez tuvo bajada. Lo peculiar fue el desierto en las tribunas, muy al estilo pandemia, ambos equipos tienen suspendidas sus hinchadas, pero es cierto que se escucharon algunas puteadas de los escasos habilitados para la presencialidad.

El primer tiempo se lo repartieron. El arranque le costó al local que no terminaba de calentar el cuerpo. Fue recién a los veinte que entró el aceite en el equipo de Eduardo Espinel. Previo a eso fue la visita la que insistió, la que colocó el equipo encima, aunque no terminó de concretar en la red defendida por Renzo Bacchia. El equipo de Ignacio Pallas ubicó a Yonatan Gorgoroso y Martín Rabuñal como un doble cinco con corte y con cartas. De un lado, se vio a Rodrigo Marín con cierta actividad, pero todos los ojos estaban sobre el colombiano Joshuan Berríos.

A Cerro le faltó claridad para concretar algunos de los indicios que tejió entre otros hilos con las apariciones de Mathías Abero, que conectó de cabeza en el área y fue la primera para una tribuna sin suspiros. Santiago Ramírez pateó desde lejos y exigió al arquero. En los gestos a veces se ve todo. Lucas Monzón cortó una pelota en su área y salió con balón dominado al galope, jugó corto con José Varela y Racing salió jugando. Después esa jugada se esfumó, pero le permitió a Racing recordar. Minutos más tarde es el mismo Varela el que coloca un pase medido para que Dylan Nandín, cumpliendo la ley del ex, convierta el primero. Tras un control y una mirada, el delantero criado en Cerro batió a Darío Denis y pidió disculpas. Lo festejó una tribuna imaginaria. Racing, entonces, tomó las riendas del partido.

Tomás Verón Lupi, que es la figura de los Cerveceros, se perdió ampliar la ventaja, lo que hubiera hundido a Cerro en la desesperación de ya conocer el estado de la derrota. Racing, además, contó con un funcional Jhonatan Urretavizcaya que se dispone para el equipo y es uno de los pilares del buen momento del equipo de Eduardo Espinel.

Ya en el segundo tiempo, el mismo Urreta se encontró con un tiro libre al borde del área de la visita, tras una falta dudosa que sancionó el árbitro. El futbolista de gran trayectoria engañó a todos y pateó rastrero en lo que podía haber sido de los mejores goles en lo que va del año. Minutos después, Lucas Rodríguez que había ingresado para la segunda parte, ubicó con Joshuan Berríos en la primera que encontraron con claridad al colombiano. Berríos controló sobre un lado y encontró por bajo a Rodríguez por abajo para empatar el partido. Cerro trabajó para el empate y desde el banco de suplentes llegó la solución.

El partido entró en un estanque del que salieron por las ansias de los tres puntos. Aunque puede decirse que Cerro estuvo más sólido, en líneas generales en el segundo tiempo Racing pudo contestar con Tomás Verón Lupi, aunque no fue de sus tardes más lúcidas. Ignacio Pallas también encontró soluciones que tenía en el banco y Cerro propuso. Propuso y presionó para provocar en Racing otra urgencia. En Racing les costó ubicar a José Varela que, en general, es la manija del equipo. Urreta se fue apagando hasta que fue suplantado. A Racing le costó el partido en la tarde del viernes. La visita estuvo más pendiente del arco rival que del propio y terminó siendo superior. Es cierto que contaba con Darío Denis, que se quedó con una perdida de Agustín Alaniz en el área que podía haber cambiado el final del texto.