La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) organizaron un seminario que apuntó a reflexionar sobre los cambios curriculares recientemente aprobados para los bachilleratos en Uruguay y, en ese contexto, sobre algunos de los desafíos futuros que enfrentará la política curricular del país. En ese marco, la directora ejecutiva de Política Educativa de la ANEP y quien lideró los cambios, Adriana Aristimuño, explicó “la cocina” del diseño curricular para la educación media superior.

Según señaló, más allá de la existencia de problemas “muy conocidos” en la educación media, como el rezago, la extraedad, los resultados de aprendizaje, la tasa de egreso y las inequidades, la primera pregunta que se hizo el grupo de trabajo que diseñó la nueva currícula fue “cómo son los estudiantes de educación media superior”. En concreto, contó que en 2023 pusieron el foco en el primer año de ese tramo, que es el que comenzará a implementarse a partir de marzo.

La jerarca señaló que “este plan no salió por arte de magia”, sino que surge del plan de desarrollo educativo de la ANEP y de una hoja de ruta que se trazó el Consejo Directivo Central (Codicen) del organismo. Aristimuño se basó en esa planificación y en todos los documentos curriculares que fueron elaborados en los últimos años para asegurar que el proceso “no ha sido para nada apurado” o “improvisado”, como dijo, por ejemplo, el precandidato a la presidencia del Frente Amplio Yamandú Orsi. “Todos los hitos que nos hemos ido planteando los hemos ido cumpliendo, a pesar de la pandemia, que nos condicionó fuertemente en contra”, sostuvo.

La directora de Política Educativa defendió también las instancias de participación que tuvo la Transformación Curricular. Entre ellas, valoró especialmente una serie de talleres realizados con 100 estudiantes de la educación media, así como algunas instancias de discusión propuestas por la ANEP. En suma, se refirió a los espacios de consulta a las Asambleas Técnico Docentes (ATD), que, según dijo, se han realizado cada vez que el Codicen aprobó un documento preliminar para someterlo a opiniones externas.

Evidencias y condicionamientos

Aristimuño mencionó una serie de estudios previos a nivel internacional y también en el país, entre ellos uno realizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa en 2015 que sostiene que la tendencia de la educación media superior es la reducción de la diversificación y la ampliación de la formación en competencias generales. La jerarca sostuvo que el nuevo plan votado por el Codicen va en ese sentido.

No obstante, planteó que, si bien hay “mucha evidencia de los problemas” que se busca atacar, “hay divergencia en la solución y tuvimos que tejer acuerdos a la interna del grupo” de trabajo. Según recordó, se trató de la primera vez que un plan fue diseñado en forma conjunta por Secundaria y UTU, y por eso a veces había desacuerdos entre los dos subsistemas y otras veces con lo que planteaba el Codicen. De todas maneras, valoró que el trabajo fue “muy rico” y en especial que el “propósito común” entre Secundaria y UTU haya “triunfado”.

Aristimuño también se refirió a los “condicionamientos” que tuvo que afrontar la reforma y dijo que los principales fueron el presupuesto y el tiempo, que, en este caso, “casi casi fueron restricciones”. “Uruguay tiene una frazada corta en este momento y el presupuesto no nos ha ayudado, entonces, tuvimos que tomar una cantidad de decisiones condicionados por lo presupuestal, dijo. Con relación a la variable tiempo, sostuvo que se quiso hacer “muchas cosas”, pero “a veces nos llevaba tanto tiempo que algunas las tuvimos que postergar o simplemente declinar”, planteó.

Finalmente, se refirió a las principales líneas de los cambios en bachillerato que comenzarán a aplicarse el año que viene. Uno de los conceptos que destacó es el de navegabilidad, que consideró fundamental para que los estudiantes puedan cambiar de opción sin perder un año. Según dijo, Secundaria ya recibía, sin necesidad de recursar, a los estudiantes de UTU que quisieran pasarse a ese subsistema, pero no ocurría lo mismo a la inversa. En ese sentido, planteó que, instancias de nivelación mediante, a partir de ahora los estudiantes podrán cambiarse de trayecto sin que eso implique volver para atrás. La jerarca sostuvo que la navegabilidad también generará cambios a la interna de cada subsistema para que los distintos trayectos sean más flexibles.

Aristimuño destacó que a partir de 2024 los estudiantes de primero y segundo de bachillerato podrán cursar materias optativas y confirmó que no estarán todas las propuestas disponibles en todos los centros educativos, sino que habrá una optativa por grupo. Según planteó, esto no obedece a la voluntad de las autoridades, sino a las restricciones presupuestales en las que tienen que manejarse. “Hoy por hoy, lo que podemos ofrecerles es esto. Ojalá más adelante, andando el tiempo y con más presupuesto, otras autoridades digan que pueden elegir más”, sostuvo.