En el Día de Recordación de los Mártires Armenios, luego de que pasaran 108 años del genocidio, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) realizó un encuentro entre autoridades y el profesor de Historia Andrés Vartabedian para dar cuenta del transcurso histórico del genocidio armenio y por qué hoy se está ante una nueva amenaza.

El evento también se enmarca en diversas actividades educativas sobre el tema, que serán desarrolladas en primaria, secundaria y UTU. “Siendo nuestro país pionero en el reconocimiento del genocidio armenio, este organismo considera de particular importancia articular esfuerzos con el cometido de otorgar mayor visibilidad a la difusión de la historia armenia”, manifestó la ANEP en la invitación al evento.

Robert Silva, presidente del Consejo Directivo Central (Codicen), Julián Mazzoni, consejero docente en el organismo y Vartabedian, que se especializó en Estudios sobre Genocidio y Derechos Humanos en la división del Instituto Zoryan, en Toronto, de Canadá, fueron quienes expusieron sobre el tema.

Mazzoni fue quien propuso la iniciativa en el seno del Codicen y tuvo una adhesión unánime. “Es importante, en este momento en el que hay debates profundos sobre el tema educativo, que hay algunas políticas que compartimos plenamente, y eso es un buen mensaje”, manifestó en la apertura del evento.

Como autoridades de la ANEP, Mazzoni resaltó que trasladan al país y en especial a los estudiantes “una visión de esta situación histórica y, como todos sabemos, se enseña historia para poder interpretar el presente; en estos casos, para que estos hechos no se repitan en la historia de la humanidad”.

Aunque evidenció que “a veces no logramos a través de la educación revertir situaciones difíciles”, resaltó que hacen “el esfuerzo” y que, de acuerdo a la resolución del Codicen, cada 24 de abril los centros educativos de la ANEP “pueden realizar actividades vinculadas” al genocidio armenio. La resolución es del 28 de diciembre del año pasado y plantea que las direcciones generales de Primaria, Secundaria, Educación Técnico Profesional y el Consejo de Formación en Educación “deberán realizar actividades en el marco del Día de Recordación de los Mártires Armenios con el fin de rememorar la fecha y el hecho histórico”.

La adhesión unánime se basó en distintas variables. Por un lado, consideraron que Uruguay “fue el primer país del mundo en reconocer el genocidio armenio, no sólo declarando un día de recordación, sino también mandatando a las [entonces] emisoras del Sodre a realizar parte de su programación en homenaje a la mencionada nación, así como la autorización a funcionarios públicos descendientes de armenios que desempeñen funciones públicas a no concurrir a las oficinas públicas”.

Entre otros puntos, acordaron que “estos hechos históricos deben ser recordados generando conciencia respecto de los mismos, sus consecuencias e implicancias”.

Justamente, Mazzoni recalcó que, “más allá de la difusión pública”, como el evento realizado, el objetivo principal es “que se trabaje en cada ámbito educativo”. En diálogo con la diaria, dijo que aún no han definido si prevén que la transmisión del tema sea por medio de la currícula de historia, de talleres u mediante otras modalidades, pero pretenden que a partir del año que viene las actividades sean desarrolladas formalmente en los distintos subsistemas.

Silva, en tanto, señaló que “es trascendente que la educación siga trabajando el tema, que lo recuerde en sus aulas para entenderlo, proyectarse, y trabajarlo en la perspectiva que corresponda para que no vuelva a suceder en un mundo tan convulsionado que nos toca vivir”.

En la misma línea que Mazzoni, puntualizó que la resolución fue una decisión unánime, lo que demuestra “que hay temas que nos unen más allá de las diferencias” y que es necesario “seguir trabajando juntos por una educación de calidad que atienda los desafíos en una sociedad en constante cambio”.

Lo que permanece

Vartabedian expuso en representación de la Asociación de Profesores de Historia del Uruguay y dejó en claro también su descendencia armenia. En primer lugar, enfatizó en que a pesar de haber pasado 108 años, “el horror y el dolor de lo atroz siguen siendo los mismos. La negación del crimen y la usurpación del duelo y la memoria que ello provoca, también”. Debido a lo incambiado “es tan importante este acontecimiento oficial, el que estemos reunidos hoy aquí, el que continuemos recordando”, dijo.

Por otro lado, esgrimió que la conmemoración actual tiene un contexto “muy especial” debido a que “los armenios de todo el mundo” están “tremendamente consternados, preocupados, alarmados, alertas y movilizados”. Es que, según narró Vartabedian, “luego de la guerra de 2020 entre la República de Artsaj, Armenia y la República de Azerbaiyán, y del armisticio firmado entre las partes, el único corredor, la única franja de tierra que conecta a esos territorios con el Estado armenio y el resto del mundo, está siendo bloqueada desde hace más de cuatro meses por las fuerzas azeríes”. Por lo tanto, dijo, “120.000 personas se encuentran aisladas, sin poder recibir alimentos, medicamentos o ayuda de cualquier índole desde el exterior”.

Así es que nace un nuevo temor: el de “una nueva catástrofe humanitaria y de la comisión de crímenes de lesa humanidad que se puedan sumar a los crímenes de guerra ya perpetrados por la República de Azerbaiyán” y que “ha reabierto las heridas de la población de origen armenio en todo el mundo”. A su vez, el docente manifestó que el temor se funde en otro vértice: “En los discursos xenófobos de los líderes, tanto de Azerbaiyán como de la República de Turquía, aliada incondicional de aquel país, fundado en el poder geopolítico estratégico de ambos estados y en la impunidad con la que pueden actuar en el concierto mundial, desconociendo incluso los pronunciamientos de distintos organismos internacionales”.

Entre todo el desarrollo histórico, el docente se detuvo en el vínculo con sus abuelos. “Nunca lo llamaron genocidio. La palabra no existía siquiera cuando ellos sufrieron lo atroz”, dijo. Contó que su abuela le decía “la guerra”. Sin embargo, Vartabedian cuestionó: “¿Qué guerra? Si nunca tuvieron la posibilidad de defenderse”.

En tanto, el docente resumió que fue su educación la encargada “de hacer lo que ellos no podían”. Afirmó que le “enseñó la palabra que nombra lo atroz”, que le intentó “explicar los porqués” -aunque dijo aprender “que nunca hay uno solo”-, que le brindó “la conmemoración como un lugar importante del recuerdo” y le dio “fechas y nombres”.