Una orden católica estadounidense, multibillonaria e integrada sólo por hombres, entregó en seis años al menos 10,8 millones de dólares a centros antiaborto que se dedican a manipular a las mujeres, según revela una investigación de openDemocracy.

Fundada en el siglo XIX para asistir a viudas y huérfanos irlandeses en Estados Unidos, la orden de los Caballeros de Colón (Knights of Columbus) –nombre que homenajea a Cristóbal Colón– financió entre 2017 y 2022 a por lo menos 485 “centros para embarazos en crisis”, según nuestro análisis de cientos de declaraciones fiscales presentadas ante el servicio de impuestos del Servicio Interno de Rentas (IRS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. La orden dice tener dos millones de miembros.

Una investigación académica de 2018 cifró en más de 2.500 la cantidad de estos centros en todo el país. En 2006, un informe del Congreso estadounidense atribuyó a los “centros para embarazos en crisis” —conocidos en Estados Unidos por las siglas CPC— la propagación de desinformación sobre salud, y afirmó que estos centros brindan “información falsa o engañosa sobre vínculos entre el aborto y el cáncer de mama, la infertilidad futura y problemas de salud mental”. En 2020, openDemocracy reveló que centros similares, apoyados por redes estadounidenses, difundían la misma desinformación en el resto del mundo.

Los documentos estudiados por openDemocracy corresponden a las cuatro entidades más importantes de la orden católica: Knights of Columbus Charities Inc., Knights of Columbus Supreme Council, Knights of Columbus Charitable Fund y Knights of Columbus Charities USA. Hay, además, miles de filiales más pequeñas.

La primera de ellas, Knights of Columbus Charities Inc., con sede en Connecticut, parece ser el principal vehículo que esta orden masculina usa para canalizar dinero a los centros antiaborto. Pero no es la única —y el dinero que rastreamos es apenas una fracción del apoyo financiero total que los Caballeros prestan a los CPC—.

Mediante su programa Promoción de la cultura de la vida, los Caballeros dan dinero y suministros a organizaciones antiabortistas que dirigen sus propios CPC o les realizan donaciones. Y miles de “consejos” locales (unidad básica de la organización de los Caballeros) también juntan dinero para los CPC —pero o bien no presentan declaraciones fiscales al IRS o no proporcionan información detallada sobre estas donaciones—.

Por último, la organización no declara cuánto del dinero que envía al exterior se destina a CPC, sobre todo en Canadá y México.

Por todo esto, el verdadero volumen de la financiación de los Caballeros a los centros para embarazos en crisis ha sido notablemente subestimada.

Por ejemplo, un estudio del National Committee for Responsive Philanthropy (Comité Nacional para una Filantropía Sensible, NCRP) solamente pudo rastrear 1,6 millones de dólares de los Caballeros que fueron a CPC entre 2015 y 2019, y no incluyó a los Caballeros entre los diez principales financiadores de CPC. En total, el NCRP, pudo contabilizar 278 millones de dólares entregados a los CPC en esos cinco años.

“Ver cuántos fondos [de los Caballeros] van a los CPC es algo inquietante, pero no sorprende. Va en línea con nuestras propias conclusiones, que la actividad antiabortista se suele ocultar dentro de acciones de organizaciones más grandes. También destaca la naturaleza engañosa de los CPC”, dijo Stephanie Peng, coordinadora de investigación del NCRP.

En 2009, los Caballeros empezaron a entregar a los CPC aparatos para ecografías, con el argumento de ofrecer a cada mujer “una ventana al vientre que la faculte para ver a su hijo no nacido, oír sus latidos y reconocer el milagro de la vida en su interior”. La organización asegura haber distribuido 1.745 ecógrafos desde entonces.

Ofrecer ecografías sin fines diagnósticos es una práctica condenada por organizaciones médicas. El Instituto Estadounidense de Ultrasonido en la Medicina (AIUM) “se opone con firmeza al uso no médico de la ecografía”, y asegura que la ecografía “sin indicación médica para ver el feto, obtener imágenes del feto o identificar los genitales externos del feto es inapropiada y contraria a la práctica médica responsable”.

En junio de 2022 —poco después de que la Corte Suprema anuló la protección constitucional del aborto conocida como Roe vs. Wade— los Caballeros lanzaron una iniciativa que llamaron “Ayuda y respaldo luego del embarazo” para entregar en un año cinco millones de dólares a CPC y hogares maternales de Estados Unidos y Canadá (los hogares maternales funcionan coordinados con los CPC para convencer a las mujeres de seguir con sus embarazos a cambio de apoyo como alojamiento temporal, comida, ropa y pañales, o la posibilidad de que entreguen a los recién nacidos en adopción).

Según el informe anual 2023 de los Caballeros, la meta se superó en un millón de dólares, pero las declaraciones fiscales publicadas hasta ahora no nos permiten confirmar esa cifra.

Nuestra investigación, en cambio, muestra que el apoyo financiero de Knights of Columbus Charities Inc. a los CPC creció un 28% entre 2017 y 2022, y la suma más grande se registró en 2022: más de dos millones de dólares distribuidos en 100 centros.

“Ese aumento entre 2017 y 2022, con las mayores cifras en 2022, es un ejemplo de lo que venimos escuchando, que Dobbs [Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization es el nombre del proceso por el que la Corte Suprema derogó el fallo Roe] fue apenas el comienzo para los CPC y para el movimiento antiabortista, y que están aumentando su infraestructura e influencia para seguir limitando el acceso al aborto”, dijo Peng.

Los CPC no están precisamente en la pobreza. De hecho, atraen cinco veces más financiación que las clínicas de aborto, según el estudio del NCRP, que contabilizó más de 4.000 millones de dólares, entre fondos públicos y donaciones filantrópicas, “que fueron a 1.291 organizaciones conocidas por prestar servicios de CPC” en el período 2015-2019.

Apenas la Corte Suprema derogó Roe vs. Wade, 18 estados asignaron más de 250 millones de presupuesto público para ser distribuidos a CPC entre 2023 y 2025, según datos del Guttmacher Institute y de Equity Forward, dos organizaciones que investigan sobre salud sexual y derechos reproductivos.

Decenas de CPC que reciben dinero de los Caballeros pertenecen, además, a redes muy bien financiadas, como Net Care, organización evangélica fundada en 1975 que cuenta con 1.200 CPC afiliados en Estados Unidos. Net Care, además, tiene estrechos vínculos con otra beneficiaria de los Caballeros, Heartbeat International, a la que openDemocracy descubrió, en 2020, enseñando a personal de CPC en Estados Unidos y el exterior a desinformar a pacientes que requerían un aborto —diciéndoles por ejemplo que la pareja de una persona que se hacía un aborto podía volverse homosexual—.

Una investigación efectuada en 2021 en nueve estados de Estados Unidos por la organización de derechos reproductivos The Alliance expuso que estos centros usan “tácticas engañosas y coercitivas y desinformación médica”, por ejemplo, “presentándose falsamente como instalaciones médicas” y dirigiéndose a “personas de ingresos bajos que enfrentan embarazos no deseados para impedirles que accedan a abortos y anticonceptivos”.

Objetivo: jóvenes y distritos con normas liberales

Los CPC de California fueron los mayores beneficiarios de las donaciones de los Caballeros en 2022, con 17% del total, seguidos por los de Pensilvania (11%), Ohio (7%) e Illinois (7%). En todos estos estados el derecho al aborto sigue vigente.

Por lo menos 52 de los CPC financiados por los Caballeros en los últimos seis años apuntan a las adolescentes, estudiantes de secundaria y universitarias. Cuentan con programas educativos explícitamente diseñados o se ubican de manera estratégica cerca de los campus estudiantiles. Entre 2017 y 2022, los Caballeros les entregaron a estos 52 CPC más de 1,5 millones de dólares en 80 pagos.

Uno de los CPC que apuntan a las adolescentes en Oregon, donde el aborto es legal sin restricciones, les dice a las chicas: “Tu escuela no es el mejor lugar para hacer preguntas”. Otro, en California, coloca puestos dentro de los campus y ofrece de manera engañosa “exámenes preaborto”, sugiriendo servicios concebidos para informar a quienes ya decidieron interrumpir un embarazo cuando en realidad están pensados para hacerlas cambiar de opinión o demorar sus decisiones.

Otro centro en California, que busca atraer estudiantes, no menciona que en ese estado el aborto es legal hasta la viabilidad fetal (alrededor de la semana 23) y sólo afirma: “El aborto forzado es ilegal en California. Podemos ayudarte a entender tus derechos legales para que puedas decidir lo que es mejor para vos”. Nadie que defienda la libertad de elegir ha argumentado alguna vez que se debe “forzar” a una persona a hacerse un aborto.

Los Caballeros de Colón no contestaron los pedidos de entrevista de openDemocracy.

Caballeros influyentes

Los medios suelen mencionar que el expresidente estadounidense John F. Kennedy o el cineasta John Ford fueron distinguidos Caballeros de Colón. Pero en sus filas también hay varones con trayectorias claramente opuestas a los derechos de las mujeres.

Scott Lloyd: Activista antiaborto, fue abogado encargado de política pública de los Caballeros antes de que Donald Trump lo pusiera a dirigir la Oficina de Reasentamiento de Refugiados. Allí se dedicó a manipular reiteradamente solicitudes de aborto de adolescentes migrantes no acompañadas, a llevar una planilla sobre las chicas que estaban a su cargo, y que incluía información sobre sus ciclos menstruales, y a derivarlas a CPC en lugar de verdaderos servicios de consejería, con el objetivo de “interferir u obstruir” su acceso a un aborto, según una orden judicial.

Antes de ser destituido de su cargo en el gobierno en 2019, Lloyd reconoció que había negado un aborto a una víctima de violación y presionado personalmente a menores para que no terminaran sus embarazos. Como abogado de los Caballeros, había trabajado en política “promoviendo una agenda antiaborto extremista fundamentada en su versión ortodoxa del catolicismo”, según Equity Forward.

Sean Fieler: Este ejecutivo de fondos de inversión, que no es miembro oficial de la orden, encabeza la operadora de DAF de los Caballeros, donde supuestamente abrió su propio DAF. Fieler financió una aplicación de calendario menstrual que busca convencer a las mujeres de no usar anticonceptivos, con el falso argumento de que son dañinos.

También gastó millones en grupos que producen desinformación sobre las relaciones homosexuales, y preside varios centros de pensamiento extremistas, como el American Principles Project. Esta organización, financiada en parte por los Caballeros, participa en campañas políticas y, últimamente, en intentos de limitar el derecho al voto. Fieler fundó el proyecto Women Speak for Themselves para oponerse a la obligación, establecida en la Ley de Cuidado de Salud Asequible, de que las empresas incluyan anticonceptivos en los seguros de salud de sus empleadas. Desde 2004, ha donado millones a candidaturas conservadoras y del Partido Republicano, según Open Secrets, una organización que rastrea los flujos de dinero en la política estadounidense.

Eduardo Verástegui: El Caballero más famoso en América Latina, este exgalán mexicano de telenovelas y fallido candidato presidencial es un vehemente activista contra el aborto que asegura llevar una vida de abstinencia sexual. En octubre de 2023 posteó un video en X en el que aparece disparando un rifle con la leyenda: “Miren lo que le vamos a hacer a los terroristas de la agenda 2030, del cambio climático y de la ideología de género”.

Ha apoyado a Donald Trump en varias ocasiones, es firmante de la Carta de Madrid, un manifiesto anticomunista redactado por el partido extremista español Vox, e hizo campaña por candidatos republicanos antiaborto y por el brasileño Jair Bolsonaro. Verástegui y su Movimiento Viva México organizaron la reunión de la Political Action Conference (CPAC) celebrada en México en noviembre de 2023.

Lloyd, Fieler y Verástegui no contestaron nuestros pedidos de entrevista

Caballero de la política “antiderechos”

El compromiso de los Caballeros en las campañas políticas contra el aborto es de larga data.

Estuvieron involucrados en el inicio de la Marcha por la Vida en 1974, un año después del fallo Roe vs. Wade, y siguen aportando recursos sustanciales para esa manifestación antiabortista anual que se lleva a cabo en Washington. Desde 1980, su dinero financia los talleres contra las personas LGBTIQ+ que el National Catholic Bioethics Center (NCBC) organiza para “obispos de Estados Unidos, Canadá, México, América Central y el Caribe”.

El NCBC se atribuye la defensa de “la dignidad de la persona humana en la atención de salud y la investigación biomédica”, mientras argumenta que ser trans entraña “consecuencias de salud negativas” y aconseja a hospitales y escuelas católicas negar a las personas trans derechos a su identidad de género, atención de salud y baños, y castigar a los empleados que no obedezcan estas órdenes. El actual líder de los Caballeros, Patrick Kelly, fue miembro de la junta del NCBC desde 2013, y los puntos de vista del NCBC sirven de fundamento a las medidas contra la salud trans adoptadas por el gobernador de Florida, Ron De Santis.

En 2005, los Caballeros hicieron lobby por el nombramiento de su integrante Samuel Alito en la Corte Suprema. En cartas a los senadores, Carl Anderson, entonces Caballero supremo (líder de la organización) y un derechista que había trabajado para el senador Jesse Helms y la administración de Ronald Reagan, alegó que quienes resistían el nombramiento de Alito estaban motivados por un “prejuicio anticatólico”, a pesar de que Alito pasaría a ser el quinto magistrado católico en un cuerpo de nueve integrantes.

En las audiencias de confirmación de Alito en el Congreso, Kate Michelman, expresidenta de la National Abortion and Reproductive Rights Action League, advirtió: “No hay nada en la extensa trayectoria pública del juez Alito que sugiera que reconoce límites [a la autoridad del gobierno para ingresar en áreas íntimas de las vidas privadas de los ciudadanos] para nadie, mucho menos para las mujeres”. Y agregó: “El derecho de una mujer a elegir es una poderosa manifestación de privacidad… No hay en los escritos o fallos de Alito entendimiento de que la privacidad es un derecho constitucional fundamental”.

En las primeras declaraciones públicas que hizo luego de la revocación de Roe vs. Wade, Alito dijo que había sido un “honor” redactar el fallo de la Suprema Corte. Los Caballeros celebraron la decisión y advirtieron que mantendrían “la presión en Washington”.

Stephanie Peng, del NCRP, dijo: “El movimiento antiabortista se viene construyendo desde hace mucho tiempo, y mucha gente que ejerce el poder ahora, que intenta derribar leyes y restringir el acceso al aborto, lleva años y años en estas organizaciones”. Y agregó: “Cuán poderosa es una organización como los Caballeros de Colón: no depende sólo del dinero… sino de las conexiones y la influencia”.

El dinero de los Caballeros también ha sostenido a grupos que litigaron casos de alto perfil en la Corte Suprema —con el apoyo decisivo de Alito— para negar anticonceptivos a las trabajadoras, a pesar del enorme apoyo popular, también por parte de las mujeres cristianas, hacia esa política de salud.

Otro beneficiario de los dólares de los Caballeros es el imperio mediático conservador Eternal Word Television Network (EWTN, cadena apodada “la Fox News de las televisoras religiosas”), la organización antiabortista y pro Partido Republicano Susan B Anthony Pro-Life America y la Federalist Society (considerada el “viaducto conservador” hacia la Suprema Corte).

Así, las donaciones que la gente común hace a los Caballeros han ido cada vez más “a este tipo de financiación que fue modelando la conversación católica en la cultura más amplia”, dijo Tom Roberts, exeditor de National Catholic Reporter, que cubrió ampliamente la agenda política cada vez más derechista de los Caballeros.

“No había otra financiación para otro tipo de conversaciones sobre la pobreza, la falta de viviendas o el militarismo”, agregó Roberts. “Esto se convirtió en el foco casi exclusivo y dirigido por personas que venían con un pasado de implicación política en la extrema derecha”.

Este artículo fue publicado originalmente por openDemocracy.