Juan Antonio González Bica, de 38 años, fue imputado en junio de 2022 en el marco de la Operación Pitágoras, luego de que le incautaron 423 kilos de cocaína y pasta base que trasladaba en una falsa ambulancia por la ruta 8 desde Cerro Largo a Montevideo.

La Fiscalía de Estupefacientes de primer turno, a cargo de la fiscal Mónica Ferrero, asumió el caso. La investigación había empezado tres meses antes de la detención de Bica, con tareas de vigilancia en las que se pudo identificar varias fincas utilizadas por la organización en un establecimiento del balneario El Fortín de Santa Rosa, en Canelones. La Policía incluso vio cómo disfrazaron la camioneta de ambulancia. Cuando salió del lugar, se hizo un seguimiento hasta una zona rural de Cerro Largo, donde se cargó la droga y luego, escoltados por varios vehículos, emprendieron la vuelta a Montevideo. En el operativo se incautaron 172 kilos de cocaína y 251 kilos de pasta base, además de un arma y dinero. En allanamientos posteriores se incautaron varios vehículos asociados a la organización.

González Bica, líder de la organización, fue condenado a más de cuatro años de prisión por varios delitos asociados al narcotráfico. El hombre tiene antecedentes en Uruguay por receptación y contrabando, también en Brasil por narcotráfico.

En aquel momento, Luis Alberto Heber, ministro del Interior, celebró enfáticamente los resultados del operativo: “Se cuestionaba en cierta manera si existía un plan y estos son los resultados, esto es parte de la movilización, de la estrategia y sobre todo de la inteligencia de la Policía. Acá atrás hay inteligencia”.

Este lunes, el líder de la organización, que estaba preso en una cárcel, pasó a prisión domiciliaria por decisión judicial. La razón fue que tiene una insuficiencia renal que requiere que se le practique diálisis. Se le colocó una tobillera electrónica y se dispuso la supervisión de la Dirección Nacional de Supervisión de Libertad Asistida (Dinasla) del Ministerio del Interior.

Horas después de pasar a prisión domiciliaria, González Bica cortó la tobillera electrónica y se fugó. Según informó El País, un fallo en el sistema de control de la prisión domiciliaria hace que actualmente esté fugado y se desconozca su paradero. El mismo medio consignó que la Dinalsa no hizo el seguimiento de esta persona, que debía hacerlo al menos dos veces por noche. Al haber roto la tobillera, y dejado los implementos en su casa, el dispositivo indicaba que había una alerta por rotura pero que aún estaba en su vivienda, cuando ya se había fugado.

La prisión domiciliaria fue el resultado de un proceso que comenzó en mayo de este año cuando su defensa pidió que pasara a este régimen por razones de salud. La fiscal Ferrero apeló, pero la jueza del caso, María Elena Mainard, del Juzgado Especializado en Crimen Organizado de segundo turno, hizo lugar al pedido y González Bica se fue a su casa en La Floresta, Canelones.

Ante la fuga, Ferrero apeló otra vez la decisión de Mainard de haber habilitado la prisión domiciliaria y pidió que se corrobore mediante la lectura de la historia clínica que efectivamente González Bica tiene una insuficiencia renal. A su vez, se libró una requisitoria internacional para el narcotraficante.

Desde la Fiscalía enfatizaron en cuál fue la actuación de la Fiscalía. “Ellas solicitaron la prisión preventiva en un centro de reclusión. Por un informe médico presentado por la defensa, la jueza del caso dispuso una prisión domiciliaria y la Fiscalía apeló esa decisión buscando que un tribunal otorgara la prisión en un centro de reclusión como medida cautelar, pero que fuera en un centro de reclusión y no una prisión domiciliaria”, explicaron desde el organismo.